Jóvenes: No caigan en el engaño

Por: José Rodríguez Salgado

Crean, luchen, estudien, trabajen, ¡Vencerán!

Dirijo estas líneas especialmente a los jóvenes que permanecen en las Normales, Institutos o Universidades Tecnológicas, Instituto Politécnico Nacional, Universidad Nacional Autónoma de México, demás universidades públicas y privadas, a las que han tenido oportunidad de asistir en aras de una educación superior. En estos días se encuentran encaminados iniciando o prosiguiendo los ciclos de su carrera. Si han llegado a este momento de su vida es porque tanto sus padres como sus maestros y amigos coadyuvan para que se alisten a la travesía en los mares inciertos del estudio. Me satisface felicitarlos y a la vez deseo que tengan un desempeño exitoso. Seguro que lograrán su meta si conjuntan voluntad, esfuerzo y dedicación. La educación superior tiene múltiples sorpresas y es sin duda algo verdaderamente serio.

Cada paso abre horizontes inéditos y por lo mismo, deben persuadirse que nada grande es fácil, que nada hondo es corto; que las magnas cosas se logran generalmente con el dolor largo en el sacrificio continuo, en la abnegación pertinaz. Deben saber y entender que la vida es cambio, renovación constante, permanente mutación. Adquieran plena claridad de que la vida es por sí misma conflicto, contradicción y que en ese espacio destacan quienes aprovechan su juventud y toman en serio los retos académicos. Respondan con plenitud, con responsabilidad total. Nuestros guías de antaño afirmaban que “quien pierde la mañana, pierde la tarde y quien pierde su juventud desperdicia su vida”. Esto quiere decir que si ustedes anhelan salir adelante en la contienda, deben tomar en serio los desafíos y con determinación cultivar ordenadamente sus propósitos; considerar las situaciones con prudencia, serenidad y sensatez. Actuar con método, sin falsas poses, ni simulaciones o engaños; priorizar lo sustancial, eliminar lo superfluo y optar por lo evidentemente verdadero.

Forjar su temple y carácter en la capacidad de servicio a los suyos y a los demás. Manteniendo el vigor que nace de la lucha. La exigencia es no dormirse mientras la vida pasa de prisa. Les recomiendo se adueñen de su palabra, que la honren en los hechos y que procedan con la verdad, aunque se desplomen los cielos. Eso les dará derecho a la existencia. Emprendan las nuevas faenas con responsabilidad, entusiasmo; enaltezcan a la institución que los cobija y gánense un sitio en la colectividad.

Si participan en política operen conscientemente; elaboren juicios válidos y respuestas pensadas en el bien del país. No se guíen por falsas expectativas ni se obnubilen por promesas fáciles. La política es algo verdaderamente serio. Una ciencia que como tal debe tomarse, un modelo para construir el futuro de la nación. Hablen fuerte y claro; huyan de la mentira y las falsas posturas; piensen que todo acto de su vida y cada palabra que brote de sus labios debe respaldarse con la congruencia. México a pesar de las aberrantes conductas de muchos de sus políticos, es un país maravilloso, pero de ninguna manera el país de las maravillas. No se engañen con lo que pregonan diariamente por las mañanas; las cosas no marchan bien, la atmósfera está enrarecida y priva un ambiente de encono y división. Mediten, comenten, analicen, escudriñen, confronten, abreven la realidad y aléjense de lo trivial, aparatoso e intrascendente. La diarrea verbal es un mal incurable.

No sean presas de los artificios retóricos que ofrecen vendernos un país idílico, utópico, sin violencia y ajeno a la corrupción. Este veneno es miel contaminada en la vida pública. Encontremos el antídoto para el cáncer que nos tratan de vender la sexteta de personajes que quieren salvar a la nación. En lo público como en lo económico, académico, político, cultural, artístico y mercantil, los indicadores son desastrosos. El sector educativo, en estado agonizante y sin esperanza de salvación. Se dificulta ver la luz y la salida del túnel. Tienen ustedes mucho que hacer, cosas que cambiar y muy pocas que consolidar.

No caigan en las trampas ni en atractivas fantasías de lo inmediato, lo inmaterial, lo artificial, lo poco importante. Pretenden hacernos creer que el mundo ideal es pagar derecho de piso y aceptar la tutela de grupos delictivos de distinto signo. Por más que nos quieran vender el infierno por un paraíso; que muchas cosas son simples, que con sólo desearlas podemos obtenerlas. Intentan engañarnos con triunfos inmediatos, con el dinero fácil, con éxitos pasajeros. Ciertamente muchas cosas de la vida no cuestan, pero tampoco pueden comprarse: el amor, la amistad, la bondad, el respeto, la salud, la solidaridad o la luna con todo se esplendor.

Agosto 24 de 2023.