Los libros de texto, polémica candente
Por: José Rodríguez Salgado
Felicidades a la maestra Vicky Vásquez, por su cumpleaños. Respetuosamente.
Vivimos en un ambiente enrarecido, los vientos encontrados provocan desconcierto y ánimos notoriamente exacerbados. La opinión pública sobre este caos nos empuja al precipicio. Lo peor que puede suceder lo vivimos aquí todos los días. Se ha roto la malla construida por años con la argamasa de la prudencia y tolerancia. Soberbia e iracundia son el escudo y fachada de quienes se adueñan de la verdad, su verdad y reprueban las opiniones que no comparten su visión y convicciones. La discusión del momento presagia el incendio de la pradera. El pretexto son los nuevos libros de texto para el siguiente ciclo escolar.
Debe preocuparnos la indignación de padres de familia, profesores, técnicos de todas las ramas, científicos, universitarios, politécnicos, intelectuales, investigadores, expertos en educación, evaluadores, politólogos, lingüistas, historiadores, cronistas y comentaristas de cualquier signo, que descalifican fondo y forma de estos materiales. He leído y escuchado muchos pronunciamientos y confieso que me impacta la casi unanimidad de la crítica. Por algo será. Los mexicanos somos presa del desconcierto y debemos permanecer alerta ante las desmesuras. Miles de personas condenan a diario a este cuadro de crisis educativa sin parangón. Por lo pronto, me quedo con el acucioso escrutinio que de manera fundamentada publicó ayer don Rafael Domínguez Rueda en Diario 21. Análisis serio, conciso, sustentado y obviamente objetivo.
Poner los nuevos libros así como están en manos de los niños y profesores es por lo menos irresponsable. Desconocer los Planes de Estudio genera un mal mayor. Hay que leer y desmenuzar esos auxiliares de enseñanza y reunir más elementos que adicionen el análisis y provocar acercamientos productivos con los expertos que señalan las graves irregularidades de todo orden que invariablemente deben corregirse.
Esta tarea impone el compromiso de conocer y advertir los peligros en la educación de los nuevos mexicanos que se ha repetido por siglos, son el futuro del país, tema de irrenunciable consideración y escrutinio, porque impactan en el modelo que se exige para estos tiempos de compleja globalización. Al respecto sugiero leer las observaciones del maestro José I Delgado, quien en su columna Sector 7, del 5 de agosto (Diario 21), titula “Educar para la vida”, señala con el respaldo de sus antecedentes como profesor, algunos puntos de vista que no deben desestimarse. El también promotor cultural escribe: “…Se que el libro de texto no es el único y el último recurso que los docentes utilizan para lograr que sus alumnos desarrollen las habilidades y aprendan los contenidos del plan de estudios…” Por mi parte agrego que existe el peligro que un gran número de profesores por comodidad, impreparación o desconocimiento de formas y métodos de enseñanza se apeguen solamente a los temas desarrollados en estos libros.
El profesor Delgado consigna: “Mire la mejor escuela es la vida” y muchos añadiríamos que nuestro compromiso debe encaminarse a “Educar para la vida”. La aportación del escritor es un paradigma a seguir sin trabas ni laberintos. Paralelamente hay que considerar que el Estado Mexicano debe acrecentar sin regateos el acervo científico y tecnológico y capacitar sistemáticamente al magisterio nacional; planificar la formación profesional conforme a las necesidades actuales; la investigación científica debe incrementarse de manera sustancial; enriquecer la tecnología propia; incorporar de manera organizada las actividades productivas y ligar a toda esa fuerza del pensamiento que son base del ejército del talento nacional.
Queda la tarea a los profesores de persuadir a sus alumnos para vivir y luchar para la verdad, con la verdad y por la verdad. Desconfiar de los entusiasmos estériles que provengan de cualquier trinchera; limpiar la atmósfera de la enseñanza; tratar a los discípulos con respeto y pensamiento diáfano. Prepararlos en coordinación con los padres de familia para la gran batalla de la vida. Orientarlos para que salgan triunfadores en la reyerta. El hombre de bien debe triunfar ante todos los males y amenazas.
Hay que luchar por la paz y contra las imposiciones arbitrarias, los abusos y autoritarismos. Una educación para la vida para vivir un mundo menos conflictivo y con un destino luminoso, alegre, justo, optimista. Mejorar las acciones educativas con un proceso generador es la consigna, incrementando el conocimiento y la práctica sistemática de los valores para vivir en plenitud. Agosto 10 del 2023.