El Justo Medio en Educación
Por: José Rodríguez Salgado
A la Dra. en Pedagogía. por la UNAM Hortensia Murillo Pacheco, siempre amiga.
Están próximas a concluir las actividades del presente Ciclo Escolar en Educación Básica. Son muchas las opiniones que se oyen respecto a la importancia de las instituciones escolares y el desempeño de los maestros. Por lo que a mí respecta como profesor que fui por cerca de sesenta años, debo decir que sigo convencido de que el problema de la educación es la preocupación del hombre en su integridad. Asunto lamentablemente descuidado por las fuerzas políticas y sociales de la mayoría de países en desarrollo.
Algunos creen que la escuela puede cambiarlo todo de un golpe por el sólo ejercicio de la enseñanza y dan por concluido y cerrado por esta vía el proceso del saber humano que es camino abierto y experiencia eterna. Una de las peores concepciones, es aquella que exagera el poder transformador de la escuela y descarga sobre el profesor una responsabilidad que por igual nos incumbe a todos. Quien enseña no puede ser el depositario exclusivo de la ética popular, aún así se exige a los maestros que cumplan con su deber sin restricciones, que instruyan bien y eduquen a los alumnos en la verdad, esto es, enseñarlos a vivir sin halagos a la mentira y sin flaquezas frente al halago, se debe Educar para la Vida.
Siempre provocan desconfianza los que murmuran que el mundo del futuro será un paraíso, construido en serie, para servirlo con eficacia y obedecerlo con sumisión. Ninguna forma de convivencia puede edificarse sobre hombres truncos, fragmentados, al contrario, necesitamos seres completos, no siervos dóciles. Enseñar el sentido de una libertad bien entendida, es la más alta misión que tienen los educadores de nuestro siglo. Su papel no debe limitarse a transmitir conocimientos solamente por correctas que sean las ciencias en que se apoyen.
El compromiso es inducirlos a conocer, encaminar, apreciar, querer la vida en lo que posee de generosa y verdadera y a luchar contra todas las formas adulteradoras de la conducta humana; navegar sin tregua en un mar de vicios, recelos, resentimientos, envidias, deshonestidades, violencia, indolencia, pesimismo y contra todos los artificios y simulaciones. Considero y así lo expuse en diversos foros nacionales e internacionales que quienes nos dedicamos a esta tarea marquemos el deslinde respecto a las profundas mutaciones que se experimentan en los campos de la ciencia, la técnica, la comunicación, la cultura digital y pedagógica en México y el mundo; en cambio, estimular los alcances de todo esfuerzo orientado a fortalecer la enseñanza en los niveles del Sistema Educativo Nacional.
Cierto es que los profesores juegan un papel preponderante en la formación de niños y jóvenes y coadyuvan de manera sustantiva en la integración de las características, requerimientos y circunstancias en que espigan experiencias valiosas. Nunca podrá hablarse de educación auténtica y trascendente, si no cambia la actitud, el pensamiento, el comportamiento y la acción del maestro de escuela. Éste debe ser un factor real de renovación, innovación y cambio; así como hacer de su palabra eficaz instrumento de comunicación y lograr que cada estudiante se apropie de los elementos que integran su propio lenguaje. Mediante la palabra toman posesión de la vida.
Si los estudiantes aprenden realmente el significado de las voces, ven, miran y escudriñan el gran libro de la naturaleza; perciben ecos y sonidos; analizan fenómenos y conductas; confrontan las ideas propias con las ajenas, seguramente apreciarán con certeza el sentido, el valor y la belleza de todo lo que existe. Lo que finalmente se anhela es que la escuela y los maestros conjuguen su propia experiencia con el espíritu creativo y permanente búsqueda de los alumnos, sin descuidar la comunicación con los padres de familia, pieza clave de la obra creativa de la personalidad de los educandos.
Acoplar el mundo de los valores internos y externos y aspirar al equilibrio emocional y la armonía de las facultades de los escolares, es tan sólo el principio. Si logra la escuela mexicana una educación teórica sin alardes y una educación práctica sin partidarismos o ideologías, sin premuras, se habrá logrado el justo medio que demanda la tarea.
Felices vacaciones a los que verdaderamente se esforzaron en estudiar y en enseñar.
Julio 14 del 2022.