La Lucha de las Mujeres

Por: José Rodríguez Salgado

A la profesora Silvia Romero Suárez, mente femenina sobresaliente.

El eco de sus voces aún resuena en varias partes del mundo. El 8 de marzo pasado fue el “Día Internacional de la Mujer”. Marchas, concentraciones, proclamas, reclamos, cuestionamientos, réplicas, pancartas, gritos, foros y diversos pronunciamientos se suceden por doquier; las mujeres piden igualdad en varios aspectos de la vida individual y social. La población es solidaria con sus demandas pues entienden la razón que les asiste. En nuestro país hubo manifestaciones en donde se observó gran afluencia y en pocas ocasiones se registraron actos atípicos que rayaron en el enojo exacerbado.

La verdad es que no pueden esperar más sus reivindicaciones, el mundo avanza y la participación de la mujer en acciones de gobierno y en casi todos los campos de la vida laboral, es cada vez más relevante, efectiva y a veces supera sus propias fuerzas. El acceso de las mujeres en diversos cargos de la vida productiva y en la política, sorprende por su eficacia, habilidades y capacidades. Son cientos las que alcanzan pleno éxito en el aula, el deporte, el arte, la ciencia, la administración, la salud, la tecnología, la investigación y la docencia, entre las miles de actividades del acontecer nacional.

Las mujeres son triunfadoras en nuestro tiempo, son esencialmente protagonistas del cambio. Tienen acceso a la educación en todos los niveles de enseñanza y por consecuencia encuentran espacio aún con dificultades en el mundo laboral. Se privilegia en el mejor de los casos: resultado académico, conocimientos, habilidades y capacidades para el desempeño. No obstante las conquistas hay pendientes, lastres que vulneran los derechos humanos que frecuentemente son violentados. El feminicidio lastimosamente está presente en pleno siglo XXI. Hace falta mayor participación y énfasis de la educación en el hogar y la calle. Las escoriaciones tardan en curarse. Nos lamentamos de la situación que viven poblaciones enteras en el mundo en donde todavía existen prácticas contra natura y se les niega el derecho a educarse. Eso explica la lucha de las mujeres por redimirse.

Rainer María Rilke escribió: “un día la joven existirá, la mujer existirá y en estos términos joven y mujer no sólo significarán lo contrario del hombre, sino algo propio que vale por sí mismo, no sólo un simple complemento, sino una forma íntegra de vida: la mujer en su humanidad venerable”. Sin embargo hoy más que nunca es centro de interés y tema obligado que suscita controversias. Abrir bien los ojos, la mujer es gestora del mejor futuro, su papel en constante evolución la convierte en ente activo en todas las áreas del quehacer cotidiano.

No debe ignorarse que la fuerza femenina resurge intelectual, emocional y profesionalmente. Gana espacios, camina imaginando un mundo mixto, donde la propuesta de una verdadera equidad de los derechos entre los sexos sea la regla y no la excepción. Que el patriarcado desaparezca, es el grito unánime desde hace décadas. Los pronunciamientos se dirigen a considerar el papel de la mujer en el contexto familiar, social y económico más allá de las diferencias en cuanto a edad, actividad y circunstancias personales. No olvidar su fuerza de voluntad, seguridad en sus capacidades y valor para remontar temores. Tener presente siempre la adhesión a sus verdades, congruencia consigo mismas, firmeza ante los temores, renuncias y sacrificios.

La mujer tiene las mismas capacidades que el varón por lo que no deben existir confrontaciones inútiles; el mundo es plural y hay espacio y oportunidades para ambos. Reconozcamos los valores universales que poseen las mujeres como forma de vida. Es justa su lucha por ser mejor educadas para sobresalir y cambiar los patrones culturales que les impiden desarrollar todo su potencial, su reafirmación emocional e intelectual, así como el nuevo papel que desempeñan en la sociedad y el mérito doble de ocupar espacios tradicionalmente reservados al hombre y conservar la sutileza, la intuición que son parte de su ser femenino.

Aprovecho esta columna para expresar mi reconocimiento a las mujeres que son honra y orgullo de Guerrero: Antonia Nava (la heroína de Tixtla), Eucaria Apreza, María de la O, Amelia Robles, Petra Ortiz, Clementina Batalla, Aurora Meza Andraca, María Luisa Ocampo, María Esther Nájera, Benita Galeana, Macrina Rabadán, Eva Sámano, Cuca Massieu, Evila Franco, Angela Terán, Sara Castrejón, Ernestina Mondragón e Irma Palacios, entre otras. Afortunadamente sobrevive la profesora Magdalena Vásquez a quien envío un respetuoso saludo y mi felicitación.

Marzo 16 de 2023.

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