De Lorenzo Esteban a Agripino Hdez.

Por: José Rodríguez Salgado

A la memoria del maestro Antonio Sánchez Molina, arcelense ilustre.

En diciembre pasado tuve ocasión de reunirme con el poeta Lorenzo Esteban. Me entregó su nueva publicación que lleva el título “Los Secretos de la Rosita”. Este libro de 132 páginas fue impreso en septiembre de 2022 en la CDMX. Compendia los cuentos de su autoría: El Cíclope, Se quedaron como el diablo…con las puras listas, Los Secretos de la Rosita, El encanto, crónica de un hallazgo, La güija, El mejoral, Confinados, El Confesor, Mejor sigan la fiesta, Mi amigo el borrachillo del pueblo y Ni vivo ni muerto vales un peso. Prometí leerlos y comentarlos en breve. El poeta goza de fama pública en el manejo de la poesía y el relato. Tiene en archivo ocho libros inéditos de poesía y dos novelas en las que maneja la narrativa con maestría.

El cuento dicen los expertos, exige reglas que pocos logran dominar. En efecto las narraciones de Lorenzo Esteban son magníficas reflexiones que conmueven y convencen. Los hechos que cuenta están íntimamente ligados a las vivencias de su infancia y adolescencia en su natal San Miguel Totolapan, de la Tierra Caliente de Guerrero, de donde se inspira y plasma con alentadores resultados. Quien haya vivido o visitado estas tierras no sólo encontrará la belleza conmovedora de sus montañas, ríos e innumerables sendas, sino los secretos celosamente guardados por sus moradores. Costumbres y tradiciones envueltos en la atmósfera mítica del terruño. Son cuentos interesantes que alcanzan con oportunidad, ni antes ni después, el punto justo de resultados narrativos.

Seguro que quienes lean la obra, obtendrán el premio al tiempo invertido y descifrarán la psicología de sus personajes que podrán confrontarlos con el paisaje natural y humanamente estremecedor en cada uno de sus espacios. Sabíamos del potencial rigor del poeta, pero quedamos asombrados por la riqueza expresiva y conceptual del autor de “Los secretos de la Rosita y otros cuentos”, que nos lleva sin pausas al análisis imaginativo de aventuras juveniles que despiertan interés y encienden la curiosidad por las vertientes de la intuición, perseverancia, disciplina expresiva, una pizca de silencios y la urdimbre compleja que levanta y sostiene la estructura narrativa del maestro calentano.

En efecto el autor nos enseña a cuestionar la realidad cotidiana y entender su armadura, problemas y desafíos en el proceso de sus propias historias. En esta creación hay equilibrio entre el espacio, tiempo y cultura. Se comprueba que el autentico narrador es un ser hecho de palabras ricas y diversas que dan coherencia interna a todos y cada uno de sus relatos. Él comenta, interpreta y juzga la presencia de sus personajes como un acto de necesidad congénita, con neutralidad e impasibilidad de acuerdo a los tiempos cronológicos y psicológicos.

Estoy sinceramente convencido que para el poeta y cuentista “hay mucho pan que rebanar”, en la medida en que se decida a seguir desarrollando la madeja interminable de su mundo interior y confrontando con lo diferente, milagroso, legendario, mítico, que encierra el mundo mágico de los habitantes de nuestros pueblos de todas las regiones olvidadas de México. Seguramente me daré tiempo para releer por mero gusto este libro que ha mi parecer resume la riqueza del autor y escudriñar sus hallazgos. Anticipo mi recomendación para que se asomen a ese cosmos que comprueba que en Guerrero hay “mucha tela de donde cortar”. Felicidades poeta.

No quiero cerrar estas líneas sin comentar que buena parte de nuestra charla se ocupó en el recuerdo de que hace ocho años un 22 de enero falleció el guerrerense de excepción, profesor y poeta Agripino Hernández Avelar nacido en Arcelia Guerrero hace 93 años y quien dejó una decena de buenos libros de poesía y prosa. Mientras exista en nuestra mente y corazón, Agripino habrá de cabalgar de nuevo con nosotros. Tanto el poeta Lorenza Esteban como el suscrito de cuando en cuando lo recordamos por su riqueza poética y perfil profesional sin mácula, sentido humano en todos los actos de su generoso desempeño.

En junio del 2015 escribí lo siguiente: reconozco en Agripino, su humildad que va en paralelo con su erudición. Posee una inteligencia extraordinaria, brillante y enriquecedora; escribe con el corazón, el hígado y la sangre. Deja la enseñanza de escribir con soltura, robusto instinto, porte, sencillez y originalidad. Toda su vida la dedicó a construir el mejor arte y la más profunda ciencia del lenguaje. Para él la poesía es la llama, el amor, la verdad y la luz. Descanse en paz el hermano, el poeta y el maestro.

Enero 19 del 2023.

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