José Vasconcelos, el negrito poeta

En recuerdo de Fidencio Salazar Vega, .maestro de Alcozauca. RIP.

Por: José Rodríguez Salgado

Esta columna se refiere a la vida y obra de uno de los personajes más singulares de la época virreinal. Su nombre José Vasconcelos (no confundirlo con el filósofo y político oaxaqueño del siglo pasado). Los países de habla hispana por su conformación psicológica y sociológica han sido proclives al pensamiento ingenioso y a veces picante de la copla, la décima, el epigrama y el ovillejo, por naturaleza satírico. El ingenio del pueblo es variado y progresivo y enfoca a veces las transformaciones sociales con incursiones de fantasía o entonaciones de crítica y sarcasmo con un fondo incisivo y burlesco.

En distintas regiones de la República Mexicana de cuando en cuando aparecen copleros o cantores que a manera de los juglares de la Edad Media riman y entonan al compás de la guitarra, el arpa o el violín, coplas que son verdaderas fábulas o consejas con un profundo fondo de verdad. Los recitadores y cantores anónimos proporcionan complacencia y se sienten estimulados rimando versos y encontrando metáforas tomadas de diversas actitudes de los hombres a ritmo cadencioso de sus instrumentos de cuerda o percusión.

Uno de los más auténticos representantes del decir popular en nuestro país es el llamado negrito poeta de quien aún se repiten coplas revestidas de picardía. Debo advertir que el arqueólogo Dr. Eduardo Matos Moctezuma, encontró en sus investigaciones sobre el folclore en la República Dominicana, evidencias de otro negrito poeta. El Dr. Matos (recientemente condecorado en España), es además calificado antropólogo cuya función principal es conocer al hombre muy particularmente en sus manifestaciones de cultura. Con claridad de expresión y análisis riguroso de las fuentes, comenta la existencia de estudios sobre este personaje dominicano.

Los investigadores Emilio Rodríguez Demorizi y Simón Blanquet tratan sobre las agudezas métricas del negrito de Santo Domingo que respondió al nombre de Manuel Mónica o conocido comúnmente como Meso Mónica. Por hoy me concentro en evocar a nuestro poeta mexicano y en ocasión posterior me referiré al dominicano. En 1816 apareció el libro “El Pensador Mexicano” de José Joaquín Fernández de Lizardi, “El Periquillo Sarniento”. En esta obra se menciona por vez primera la existencia de nuestro negrito, notable por su capacidad como improvisador. Ejemplos: se cuenta que en una ocasión entró a una casa donde estaba sobre una mesa una imagen de la Concepción, un cuadro de la Santísima Trinidad y otro de Moisés mirando arder la zarza, unos zapatos y una cuchara de plata. El dueño de la casa instó al negrito a improvisar y a cambio le daría las cucharas.

Moisés para ver a Dios/ se quitó las antiparras/ virgen de la Concepción/ que me den esas cucharas.

Relata Fernández de Lizardi que el pobre negro no tenía estudios ni erudición. El sabio jesuita padre Zamudio le preguntó si él era el poeta, raudo respondió: yo soy el negrito poeta/ aunque sin ningún estudio/ si no tuviera esta jeta/ fuera otro padre Zamudio.

En una ocasión desengañó a los que ignoraban su origen:

Aunque soy de raza conga/ yo no he nacido africano/ soy de nación mexicano/ y nacido en Almolonga.

Muchas veces logró vencer la censura eclesiástica y no cayó en blasfemia. Cierta ocasión un fraile le dio el siguiente pie de verso: “renegar de Dios es bueno” el negrito respondió:

Azotes, mordaza y freno/ tiene nuestra santa fe/ para quien dijera que/ renegar de Dios es bueno.

A la hora de su muerte fue asistido por un monje agustino, aún en esa hora trágica el negrito manifestó:

Ahora tengo por cierto/ que la muerte viene al trote/ pues siempre ve el zopilote/ en pos del caballo muerto.
P.d. Muchas gracias a mis familiares y amigos por las recientes felicitaciones con motivo de mi cumpleaños.

Diciembre 07 de 2022

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