Reflexiones en el Mes Patrio

Por: José Rodríguez Salgado

En recuerdo del maestro José Lidio Sánchez Andraca, RIP.

Cada año el pueblo mexicano adorna fachadas y edificios con los colores verde, blanco y rojo. En todas las comunidades del país se organizan desfiles y se realiza la ceremonia del “grito”. Este mes es solemne y se reafirma la independencia que nos faculta para procurar en libertad y con la ley, la justicia.

En 1810 en Dolores, Hgo., un puñado de hombres y mujeres lanzó una exclamación libertaria para revelarse contra su condición de servidumbre y sometimiento. Con ese grito dejamos de ser colonia para comenzar a ser nación independiente que habría de construirse con la visión, la tenacidad y aún el sacrificio, de quienes se oponían a la esclavitud, los privilegios, la desigualdad y la intolerancia. Ellos, los primeros en seguir a Hidalgo y Allende, representan la simiente de nuestra nacionalidad.


Aquel pueblo en ciernes levantado en armas, estaba animado por la convicción de que en él residía la soberanía. Desde entonces quien intentó socavar nuestra independencia, encontró siempre a un México valiente y gallardo, preparado a defenderla con su vida. Cada vez que lo ha demandado la patria, el pueblo y sus fuerzas armadas en identificación permanente, han enarbolado con denuedo y aplomo nuestras mejores causas.


Ese fue el ejemplo del Ejército del Sur en Cuautla, de los heroicos Cadetes en la defensa de Chapultepec, de las tropas de Zaragoza en Puebla y de las fuerzas navales en la resistencia de Veracruz. En esta efeméride conmemoramos el inicio de la gesta que marca el surgimiento de la nación y provoca la reflexión acerca del México actual y del rumbo de nuestro porvenir.


Debemos preguntarnos: ¿Cuál es la independencia por la que el pueblo mexicano ha luchado, la que hoy nos convoca y con la que enfrentamos el futuro? y podemos contestar que es una independencia que honre el legado de nuestra historia, asegure la soberanía nacional, preserve la democracia, procure garantizar la libertad de los tres poderes y rechace toda injerencia de grupos delincuenciales en las acciones de los gobiernos a la par que promueva el bienestar y la justicia.


Tales son los propósitos perennes del movimiento social que celebramos y que heredamos de los héroes que nos inculcaron el amor y la defensa del terruño; su fortaleza y avances entrañan la unidad y compromiso de todos. La historia nos ha enseñado que la desunión sólo beneficia a quienes se oponen a la grandeza del país. No se trata de forzar la uniformidad artificial y la unanimidad desidiosa e insustancial, si no de construir la unidad asumiendo nuestra diversidad de ideas, nutriéndola del consenso y el disenso, cohesionándola en torno a lo fundamental, pero siempre respetuosa de las diferencias.


Sólo así acometeremos mejor el desafío más grave: edificar en la nación las bases firmes y perdurables de un progreso que integre con justicia social a todos los mexicanos. La concepción moderna de la democracia exige la concertación con mayor influencia ciudadana en las decisiones políticas que le atañen, asegurando la prevalencia del Estado de Derecho, la defensa de la seguridad y la paz, el respeto de las garantías individuales y la observancia de las buenas formas en el trato político.


Desde el inicio de la vida independiente, el pueblo mexicano concibió a la educación como un ámbito irrenunciable para alcanzar sus más elevados fines y vio en el maestro a un defensor de sus causas. En la educación pervive nuestra cultura, ella forma a la ciudadanía y cohesiona e integra a las comunidades. Maestros fueron Hidalgo, Juárez, Ignacio Ramírez, Altamirano y Justo Sierra, Vasconcelos y Torres Bodet. La nuestra es una tierra fecunda para los grandes maestros.


Ante los desencuentros de los últimos tiempos debe reconvenirse el programa educativo del país, hacer de esta tarea una obra redentora y borrar toda tendencia de grupos y partidos políticos. México no aguanta más ensayos. Hay que abolir las barreras de la burocracia más que adoctrinamiento partidista, desbrozar el camino para decisiones prontas y apropiadas; estimular a los padres de familia por las actividades escolares y la calidad del aprendizaje de sus hijos.


Este 16 de septiembre anhelemos la unidad y afinemos la capacidad de trabajo, fomentemos el diálogo y aceptemos las críticas, alentemos la participación de todos en el respeto y la sana convivencia. Septiembre 11 de 2025.