Hablar sin falsos optimismos
Por: José Rodríguez Salgado
Una tardía pero sincera condolencia por el deceso de la maestra Lilia Yolanda Leyva Acevedo. RIP.
Afortunadamente hay personas que cada vez que hablan con niños, jóvenes o adultos, tratan de alentarlos señalándoles no sólo las bondades de la vida sino los continuos obstáculos que se presentan a cada paso. Ahora que el nuevo ciclo escolar está próximo es oportuno que los profesores los instruyan a que aprendan a afrontar cada reto con determinación, tratando de obtener en cada caso una enseñanza. Insistir que trabajen con entusiasmo y responsabilidad; dedicación y entrega absoluta. Para el caso vale recordar la sabia sentencia del pensador francés André Malraux que cito enseguida “Dediquemos la vida a acciones y sentimientos que valgan la pena; a pensamientos elevados; a efectos sólidos y empresas duraderas, ciertamente la vida es corta para empequeñecerla”.
Así es, el tiempo transcurre rápidamente sin detenerse y cuando nos damos cuenta, nuestros hijos cambiaron de talla, terminaron una carrera; se casaron y nos dieron nietos. Efectivamente ya somos abuelos y los temas de charla cotidiana han cambiado radicalmente. Hablamos de médicos efectivos para tal o cual enfermedad; de descubrimientos farmacológicos y de laboratorios innovadores. La carga de años es pesada y nos preparamos, querámoslo o no, a la irrenunciable despedida. Con la conciencia plena del valor de las horas, comentamos con las jóvenes generaciones y les advertimos no sólo los atractivos de la primavera y sus virtudes, sino de los gélidos inviernos y sus privaciones.
Cada vez que se mira el semblante de los jóvenes es frecuente que los profesores mediten en las interrogantes y angustias que por si mismo representa su edad y por su significado personal, por su presencia ante la vida, el país y el mundo que nos rodea. La mayoría, gracias a los instrumentos de información a su alcance están capacitados para analizarse a sí mismos y a su medio histórico y social. Por su naturaleza son promotores del cambio, aficionados a lo nuevo y generoso; aprecian la honestidad y la honradez, pero sobre todo descubren la verdad que se opone a la simulación.
Por eso es grande la responsabilidad de la escuela en el propósito de desarrollar valores entre los estudiantes. Que éstos estén preparados críticamente para la vida de hoy, adquiriendo la idea del cambio para fortalecer su fe en la vida del mañana y encender la llama de la esperanza; Que tomen conciencia de los grandes y variados problemas que acosan y acotan a nuestro pueblo y a la nación.
No obstante las declaraciones optimistas de algunas autoridades, lo cierto es que la insalubridad, el hambre y la ignorancia agobian a muchos mexicanos. Hay hermanos nuestros que padecen atraso en muchas regiones del territorio nacional. La economía no crece y se limitan los estímulos a pequeños y grandes emprendedores. Amén del flagelo que significa el cobro de piso y las llamadas extorciones. Es raquítica nuestra industria y la agricultura; muchos servicios son insuficientes y los que hay, acusan deficiencias.
No podrá negarse que este panorama es inquietante y desconcierta. Nuestro país nació como tal en medio de grandes contradicciones internas. Aquí chocó con violencia el mundo europeo con el de la América precortesiana, la integración ha sido dolorosa. El desarrollo no resultó fácil, fue complicado pero posible y hoy el mundo en creciente comunicación obliga a imprimir celeridad al paso.
La ciencia avanza a velocidad inimaginable y la técnica corre rápidamente a la par. Con inusitada celeridad están cambiando las concepciones científicas; la sensibilidad, el pensamiento de millones de seres humanos irrumpen puntuales en el escenario. Las ideas, las instituciones económicas, sociales y políticas están en constante mutación. La juventud reprime sus impulsos y manifiesta su mensaje de vida que recoge la tradición social y popular.
Ante este panorama se hace urgente reconsiderar la acción de la escuela y el cultivo inaplazable de valores en el proceso educativo. En esta tierra y en este tiempo la tarea primordial es la de crear y recrear valores que sirvan para fundir y amalgamar el pensamiento, la voluntad y el corazón de todos los mexicanos en favor de una vida menos difícil, más satisfactoria, más humana. Una cultura nueva de una nueva generación será aquella que logra transformarse en acción guiada por ideales nuevos de vida, los más altos y valiosos. Agosto 28 de 2025.