Semblanza de Juan Nogueda Soto

Por: José Rodríguez Salgado

A los miembros de Misión Cultural Apaxtlense, organizadores del homenaje.

Explicación Previa


El 3 de agosto pasado se cumplieron 40 años del fallecimiento del Lic. Juan Nogueda Soto. Con este motivo un día antes los miembros de este organismo cultural promovieron en la Casa del Jubilado en Apaxtla, Guerrero, una ceremonia para recordarlo. Fui invitado a presentar la semblanza de tan ilustre ciudadano. Transcribo una síntesis del citado documento:


Respetable Público:


Como podrá entenderse estas líneas por fuerza y corazón, son una evocación dolorida y nostálgica. No hay que buscar aquí tanto el rigor y profundidad en el texto si no la proclamación sincera del recuerdo de sus amigos y la alabanza y valoración de sus paisanos. Considero que el verdadero y más profundo homenaje es la aceptación de su legado y la continuidad de su tarea. Con esta directriz habremos de mantener el fuego de su credo de tal forma que se resuma y conjugue la calidad que encierra su ejemplo.

La muerte desafortunadamente interrumpió su vida y un prometedor desarrollo. Esta será a la larga nuestra mejor y leal respuesta, pero para que se cumpla hay que llenar de trabajo y de ilusión las horas del día y mantener firme el timón e inalterable la ruta. Quiera el destino que seamos acreedores de su legado. No pondremos crespones de olvido sobre su presencia, ni prosperarán las conspiraciones del silencio. El cerrojo de la incomprensión será quebrantado por el espíritu.


La vida de Juan Nogueda Soto constituye uno de los más preciados timbres de orgullo de Apaxtla de Castrejón, de donde fue oriundo. Político, administrador, dirigente, pensador, servidor público, maestro y amigo, son los adjetivos que encajan perfectamente en él. Entendió el mensaje personal que su propio yo encerraba; su ser guerrerense y su amor apasionado por la política que ejerció con vocación. Escogió esta actividad como profesión de entrega, con absolutas ganas de serlo, con entera seriedad, vitalidad… la consideró desde su alta dimensión y perenne compañía en el pensamiento de inteligente fidelidad.

Esto explica su apego a una sola tarea: el afán de servir. Era un estratega en la forma y en el fondo de esta disciplina. Comprendía que la acción de gobernar era un arte establecido como servicio social y con serena lucidez, autoridad persuasiva, ánimo cordial y generoso y acrisolado patriotismo. Darse y dar fue su principal motivación en sus actividades. A su lado muchos guerrerenses y mexicanos aprendimos de su palabra y consejo para andar por el difícil camino de la administración. Aún ahora en el recogimiento pensante escuchamos su verbo dinámico, comprensible y amistoso.


No vivió resentido frente al sistema al que sirvió con lealtad y eficacia o frustrado en su personalidad de político profesional, pues entendía de los vericuetos de la práctica mexicana e interpretaba correctamente la sabiduría que emana del pueblo. Afirmamos de manera rotunda que JNS tiene en su haber una cantidad de logros y méritos muy por encima de las terrenales debilidades, habilidades o desaciertos, procediendo con este crédito en el viejo decir “una buena reputación no se hace en un día, ni se destruye en una hora”. Estaba convencido que la meta era formar hombres y mujeres capaces de asumir las responsabilidades de una nación muy compleja.


Su vida fue siempre de avanzada, opuesto a todas las fuerzas violentas, enfermas de ambición y soberbia inspirado en la libertad, la justicia y el decoro de las gentes; el reconocimiento a la superioridad que se funda en el mérito; la convivencia civilizada; el abatimiento de las desigualdades sociales, la insuficiencia cultural y económica; la justa distribución del ingreso nacional, la elevación de los niveles de vida; el mejor aprovechamiento de los recursos nacionales; el desenvolvimiento armónico de las actividades económicas y en general la contribución para la prosperidad del pueblo.


Negociador inteligente, conciliador por excelencia, no se limitó a la resolución de los conflictos, en cambio en más de una ocasión acercó a dirigentes presumiblemente irreconciliables. Su mente ágil escudriñaba pronto y desplazaba una capacidad de síntesis extraordinaria que hacía confiables sus dictámenes. Sus argumentos estaban generalmente al lado de los débiles. Conocía la geografía política del país con precisión, nunca fue soberbio, ni presuntuoso; de charla amena, a donde llegaba, se convertía en el eje de la reunión y estaba siempre alerta, con singular perspicacia para no ser jamás engañado o sorprendido. (Continuará)


Agosto 7 de 2025