El Poder es Finito
Por: José Rodríguez Salgado
A mis colaboradoras en la Universidad de Colima en los ochentas. Afectuosamente.
Doña Griselda Álvarez, se casó joven y tuvo un solo hijo que estudió medicina. Los primeros años de su matrimonio los pasó en su casa, pero tuvo la inquietud de incorporarse a otras actividades y se inscribió en la Normal de Especialización, en la rama de débiles mentales y menores infractores. Al terminar sus estudios ocupó las cátedras de: trastornos del lenguaje, educación fisiológica y etiología de la delincuencia. Se vinculó mucho con la educación pero quería ampliar sus estudios y eso la motivó a estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. En esa época ya se encontraba en plena producción literaria. Había publicado los poemarios: “Cementerio de Pájaros”, “Dos Cantos”, “Desierta Compañía” y “Letanía Erótica para la Paz”.
Estaba cierta de la necesidad de la trascendencia del hombre. Consideraba que la política no era el camino pues en ese terreno lo que queda grabado en la memoria colectiva son los errores. La poesía que logra convertirse en un magnífico texto sobrevive en una biblioteca, en una antología o en una calle. Para ella escribir fue la gran pasión. En la literatura introdujo un elemento erótico cuando no era común que las mujeres lo trataran en sus escritos. Desde que memorizaba aquellos versos que su padre censuró ya llevaba el amor por la literatura. Desde pequeña escribía mucho. La poesía la guardaba en su interior desde que nació, estaba en su bagaje de genes.
Un día de elecciones ofreció sus servicios voluntarios y se fue dando a conocer como funcionaria de casilla, fue escrutadora, secretaria y presidenta así como representante del candidato. Más tarde le ofrecieron la candidatura a la diputación por el distrito XXII. Rechazó la oferta, porque trabajaba como Directora General de Acción Social Educativa en la SEP, bajo las órdenes de Jaime Torres Bodet y se sentía obligada con su administración. Pensó que su momento político todavía no llegaba.
Pasaron algunos años. Un día Porfirio Muñoz Ledo le dijo: “estás madura para Senadora”. Sus principales dudas se referían al financiamiento de la campaña, pero recibió apoyo del partido y llegó al Palacio de Xicoténcatl en la Legislatura L, en la cual llegaron cuatro mujeres. Desde ahí se creyó capaz de lograr la gubernatura de Colima cuando su compañero de fórmula y dos de sus amigos periodistas empezaron a atacarla. Tuvo presente el pensamiento de Descartes: “Pienso, luego existo” y ella afirmaba: me pegan, luego puedo. Comprobó que el pueblo de Colima la aceptaba y quería. Conocía bien los problemas de la entidad y siempre hizo algo por el Estado. Un argumento en su contra era no haber nacido allá. Si se radica en el lugar, la cuestión del nacimiento sale sobrando. La maestra tenía aspiraciones fundadas, gozaba de plena salud y enormes deseos de trabajar; quería a Colima y contaba con el estado civil perfecto: la viudez; además su hijo ya estaba formado, ya no era un niño que tuviera necesidad de atención personalizada, el momento era ideal. Contrario a lo que podría esperarse, encontró un gran apoyo del Presidente López Portillo y de Jesús Reyes Heroles, Secretario de Gobernación.
Recordaba el momento del juramento al tomar posesión y levantar el brazo a la altura del hombro, con fuerza para que no le fuera a temblar: “Yo, Griselda Álvarez Ponce de León, prometo cumplir y hacer cumplir…” Ese día fue muy especial en muchos sentidos: estaban presentes los Tres Poderes de la República, la mayoría de sus compañeros Senadores y sus familiares en primera fila. Eran las once de la mañana del 1° de noviembre de 1979 y justamente su padre a esa hora y fecha pero de 1919, había levantado el brazo para jurar la Constitución. Fue sin duda una extraña casualidad histórica. Sintió un gran compromiso que debía cumplir con seriedad total. Lo primero que vino a su mente es que el poder es finito y que no debe transformar a quien lo ejerce. Cuidado no debe haber ningún mareo.
Fueron muchas y variadas las obras de su gobierno, eso elevaba el ánimo popular. Por ejemplo impulsó cambios en favor de la mujer. Ponía como ejemplo que en la Escuela Normal de Colima si una joven estudiante quería casarse o quedaba embarazada tenía que suspender sus estudios. Después de conversar con los consejeros el director y los alumnos acordaron la no interrupción de los estudios y ella entregó diplomas a mujeres en el octavo mes de embarazo. Formar una familia y alternarla con la formación académica debe ser una decisión individual, afirmaba.
Años después llegó a comentar que su principal sacrificio personal fue estar lejos de su familia directa: su hijo, nuera y nieta. El segundo, abandonar la poesía, durante su encargo de gobernadora, no escribió ni una sola línea poética. Con parsimonia examinaba su vida y recordaba uno de sus sonetos: “Metí amor y familia en un retrato y fue el poder, la línea divisoria”. Dejar el cargo resultó sencillo: no sintió nostalgia, al contrario experimentó un fuerte alivio al disponer de tiempo para dedicarlo a los suyos (Continuará…)
Mayo 29 de 2025.