Los Murales de Tixtla de Guerrero

Por: José Rodríguez Salgado

Reconocimiento y gratitud al artista plástico Jaime A. Gómez del Payán. RIP.


Guerrero es de las entidades federativas que ofrece los mayores ejemplos de supremo heroísmo. Cuánto ha ocurrido a través de los tiempos los exhibe con gallardía. Entre los guerrerenses no hay nada geográficamente distante, porque a la Patria la llevamos en la sangre. El amor por esta noble tierra brota a raudales a la primera mención. Sin temor al pecado de la soberbia y el derrumbe hacia la negación del sentido humanista, motiva la sana confesión de que se vive ligado por la más pertinaz de las adhesiones; al suelo y al pueblo. Así es, son el cielo, la tierra y cuanto está por encima y por debajo de ellos, hasta lo más duro y mineral de las entrañas, hasta lo más etéreo y divino de su vuelo.

Bajo la saludable atmósfera tixtleca, nuestro amigo Joaquín Mier Peralta, en los ochentas tomó la iniciativa y convocó a sus paisanos y amigos a emprender decididos la tarea de plasmar en los muros de lo que fue el edificio del H. Ayuntamiento Municipal, capítulos fundamentales de esa tierra de héroes. Insistentemente expuso su propuesta ante las autoridades correspondientes para contagiarlas y mantener vivo el fervor cívico y convertirlo en testimonio patriótico que ilustrara los pasajes determinantes de la historia, tradiciones, costumbres, leyendas, personajes ilustres, arte, ciencia, cultura y modos colectivos de conducta que constituyen la carga significativa de imágenes y símbolos.

La monumental hazaña dio inicio el 27 de marzo de 1984 y estuvo a cargo del reconocido artista plástico Jaime Antonio Gómez del Payán, quien motivado por los recorridos en barrios, callejuelas, plazas públicas y empapado por la lluvia vivificante de relatos, voces y fuentes informativas válidas e impulsado por el espíritu emprendedor de la Asociación Nacional de Tixtlecos y Amigos (ANTA), emprendieron la tarea. Esta agrupación durante 7 años realizó innumerables actividades para recaudar fondos que se utilizaron en la empresa pictórica en cuestión. Hay que reconocer que Gómez del Payán mostró un profundo amor por el terruño y su amplia generosidad quedó manifiesta al no cobrar honorarios en ninguna de las etapas de su obra mural de 600m². Sí aceptó la ayuda para cubrir gastos de alimentación y hospedaje para él y sus ayudantes.

Estos murales son producto del conocimiento de la historia, del dominio de las técnicas estéticas y también del propósito irrenunciable de Joaquín y la ANTA. Ahí quedaron plasmados girones de hechos históricos relevantes, tanto de la época prehispánica como de las subsecuentes. Pasajes de la geografía regional, la presencia de Morelos, las hazañas de las luchas y la resistencia combativa del Auténtico Consumador de la Independencia Nacional don Vicente Guerrero Saldaña, oriundo de esa tierra y las aportaciones grandiosas de los hombres de la Reforma.

Las sólidas piedras guerrerenses que pisaron los caminantes; el agua, los sembradíos, la tierra fértil del valle de Tixtla, la naturaleza a veces áspera, pero siempre aleccionadora, forman la tierna y hospitalaria sede de mentes gloriosas como la de Altamirano, Adolfo Cienfuegos y Camus, Beatriz Hernández García, Alejandro Sánchez Castro, Raúl Isidro Burgos Alanís, Rodolfo A Bonilla Cortés, Margarito Damián Vargas, Plácido García Reynoso, Ernesto Moreno Bello, Eusebio González Saldaña, Antonio I Delgado Casarrubias, Rubén Mora Gutiérrez, José Agustín Ramírez Altamirano, Juan Bello Vargas, Ildefonso López Parra y Juan Catalán Berbera, entre otros que honran el firmamento guerrerense.

Que el legado de Gómez del Payán, de la ANTA y del licenciado Mier, queden como testimonio para las nuevas generaciones de mexicanos. Ojalá que esta hazaña cultural perdure y sea valorada cabalmente. Es el tributo de un grupo de tixtlecos de pensamiento de avanzada que merece aprecio y reconocimiento perenne. Los sentidos también tienen su turno, démosles la ocasión de recibir el mensaje. Los tixtlecos, hay que repetirlo, son expresión viva de las cualidades morales de una raza vieja, sabia, buena y valiente.


En el 2012 Joaquín Mier publicó el libro “Los Murales de Tixtla de Guerrero”, que recoge todos y cada uno de los momentos de este proyecto sin parangón. Es una obra editorial de colección, que informa no sólo los avances, aciertos, descansos, sino también los tropiezos, incomprensiones y desencuentros.


Muchas voces claman porque pronto, más temprano que tarde, esta obra sea restaurada completamente, dado los efectos del clima, el sol, el tiempo y los lamentables descuidos. Estamos en espera de ese milagro. Consuela saber que no se ha perdido el sentido solidario y que nuestros valores son vigentes. Por sobre todo los tixtlecos mantienen en alto su espíritu comunitario y la prevalencia de las instituciones. ¿El INAH y la Secretaria Estatal de Cultura estarán enterados de este abandono? (Continuará…)


Febrero 13 de 2025.

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