JMP, luchador social y dirigente honesto
Por. José Rodríguez Salgado
Al Lic. Alejandro Bello Hernández, correligionario y amigo de JMP.
En seguimiento a mi entrega anterior puntualizo que en el 2000 logró que la biblioteca del licenciado Plácido García Reynoso, pasara en donación al pueblo de Tixtla, misma que se encuentra en funcionamiento en la Casa de la Cultura de esa localidad. Fue fundador y director de los periódicos “Lince de Guerrero” y “Canto Criollo”, importantes medios de comunicación en su época, con circulación en Tixtla y el entonces D.F., obteniendo en 1964 del Instituto Nacional de la Juventud Mexicana dos premios nacionales de periodismo juvenil en el primero de los nombrados. Importantes plumas de jóvenes estudiantes y ahora profesionistas destacados, desfilaron por esas páginas. Sería injusto omitir el nombre de alguno de ellos. Ningún grupo, asociación o club logró la persistencia y continuidad en los afanes de comunicación que encabezó el licenciado Mier en las diferentes épocas. Todavía hay quienes orgullosamente conservan las colecciones completas.
Para cerrar los datos de esta pródiga hoja de vida, cito que en el estado de Tlaxcala nuestro personaje se desempeñó como Subdirector General de Educación Superior dentro de la Unidad de Servicios Educativos a Descentralizar de la SEP. Ahí como en los anteriores cargos mostró conocimiento y eficiencia. En la actualidad permanece alejado de cargos burocráticos y actividades profesionales. Alimenta su espíritu con edificantes lecturas, incremento de su acervo cultural mediante visitas a museos, exposiciones, asistencia a foros, conferencias, conversatorios, recitales poéticos y reuniones con amigos, ex compañeros de trabajo y la comunidad tixtleca radicada en el centro del país. Comparte alegrías y aconteceres con su esposa, hijos y nietos que corresponden con creces su afecto, adhesión y cuidados.
En lo personal admiro su fortaleza moral y física, superando ataques e imprevistos; su congruencia, firmeza ideológica, férrea voluntad, prudencia, disciplina, honradez y plena lucidez. A sus fecundos 86 años, sigue unido a sus raíces y viaja constantemente a su tierra natal, visitas que lo estimulan a continuar la brega en su diario discurrir. No le arredra el panorama de indiferencia y alejamiento de lo justo, en cambio, renueva propósitos y anima siempre a sus paisanos y amigos a que no adopten el desarraigo como modelo de vida. Debo advertir que en mi paso por las distintas regiones del país, los tixtlecos (que los hay en todas partes), no olvidan el solar nativo y practican en lo posible usos y costumbres para alejar la nostalgia por no vivir en la tierra de Vicente Guerrero y Beatriz Hernández García, por citar solamente a dos figuras egregias, uno, Consumador de la Independencia Nacional y la maestra, digna promotora y eficaz creadora de instituciones culturales y educativas; defensora de la democracia como principio rector de la vida cívica mexicana.
Confieso que desde los cincuentas del siglo pasado en que lo conocí, pronto me cautivó su trato amable y fraterno; mostró siempre su preocupación por mejorar los procedimientos democráticos en el país y Guerrero en particular. Apunto su amplia y decidida participación en la lucha por mejorar las condiciones sociales, económicas y profesionales del magisterio agrupado en la Sección 9 del SNTE. Siguió fielmente a nuestro paisano profesor Othón Salazar Ramírez, dirigente del Movimiento Revolucionario del Magisterio MRM, quién escribió una de las páginas más brillantes del magisterio disidente, en su propósito por dignificar y elegir libre y concienzudamente a su dirigencia sindical. De Othón se han escrito miles de páginas, ensayos y libros. Recientemente su nombre figura en el Muro de Honor en la Sala de Sesiones del H. Congreso Local.
Por los años sesenta Joaquín Mier junto con la maestra Beatriz Hernández García, decenas de estudiantes y familias tixtlecas encabezaron la lucha por la defensa de la biblioteca pública del lugar, que pretendía desalojar el párroco del lugar. Fueron años de agitación y desasosiego popular, el desencanto no los amedrentó y menos los continuos gastos de traslados de la capital del país a la tierra de Adolfo Cienfuegos y Camus y Pedro Astudillo Urzúa, impidieron que la vibrante voz de Joaquín resonara en la plaza pública en defensa legítima de la institución laica, tabernáculo del arte, la ciencia y la cultura.
A invitación de Hermenegildo Rodríguez Hernández, asistí a dos nutridas manifestaciones de ese movimiento social de repercusión nacional. Afortunadamente el dictamen de la Secretaria de Gobernación fue favorable al pueblo defensor de su biblioteca. Sin duda, la valentía de la maestra “Ticha” y la argumentación sólida y convincente del futuro profesionista y más tarde Presidente Nacional de Tixtlecos y Amigos, ANTA, Joaquín Mier Peralta, fueron definitivos en el triunfo. Participaron en la contienda todos los barrios, especialmente el de mi amigo Joaquín oriundo del “Santuario”, ahora, “Barrio Mágico”. Continuará… 30 de enero del 2025.