La Oratoria Contemporánea (Tercera Parte)

Por: José Rodríguez Salgado

Al orador tamaulipeco Armando García Peña, con profundo aprecio.

Hoy es urgente como ayer lo era y lo será mañana, que cada mexicano constituya una frontera; que en cada uno se gane la batalla por la Patria. Se percibe una lucha cotidiana, reyerta por el hombre; la niñez tan acosada en la primera línea de batalla. Ser esa barrera y apoyar a todos para que lo sean, es ejercicio de patriotismo como estilo de vida. Han sido muchos motivos y los medios de esas invasiones, desde un paradójico aliento a la insurgencia, con intenciones encubiertas, hasta las razones comerciales que en el presente toman el lugar que antes ocuparon los ejércitos.

Esa proeza sólo se logra sin desdén por otras motivaciones, mediante el vuelo del alma propia. Reafirmamos la riqueza de los orígenes, que brotaron de varias fuentes en el espejo mexicano. Con la íntima paz de una síntesis amorosa habrá de resolverse el conflicto de la sangre, para que reine serena la nueva raza mestiza; aprovecharemos los caudales de la herencia indígena y de la herencia hispana entre otras vertientes. Son varias canteras de los mexicanos que no debemos desperdiciar.

Que no nos cieguen los odios acumulados por siglos y que ingenuamente pretenden revivir mentes insanas. Ese estandarte de lucha no prosperará por más aspavientos que formen. Vasconcelos creía, y en esto le asistía la razón, que florecerá un nacionalismo conducido por el espíritu de la raza. Ese nacionalismo sin rapacidad, es la dimensión activa del patriotismo. La hazaña cultural que se exige debe tomar en cuenta antiguas propuestas con las novedades que ofrezca la experiencia. No pretendamos quimeras que luego se desalojen de las manos como el agua que se fuga entre los dedos.

Pero tampoco desterremos la terca esperanza, empecinada del incentivo de la existencia que aspira a formas superiores de la Patria. Hemos sido moradas de leyendas, esto no ha pasado en todas las naciones. También hemos sabido diseñar utopías, proyectos del espíritu, más que de la materia. En las leyendas se desliza el sentimiento y la inteligencia, explaya en ellas el talento. Las utopías pretenden construir realidades sobre sueños justicieros; cada utopía es una petición que apela a la “parte buena” del hombre. La voluntad se pone en movimiento abastecida de los ideales.

Debemos siempre reforzar nuestros valores, no tiene caso predicar en sueños. Desde el alba anterior a la conquista, hasta la revolución violenta del siglo XX, los mexicanos hemos insistido en suponer que nuestro mundo es capaz de elevaciones portentosas, alzadas con manos propias para instituir un nuevo hogar del hombre. Con frecuencia invocamos la soberanía, cargamos el acento en la política, y casi siempre, con perspicacia en la economía.


Es preciso rescatar la más honda expresión de este término que es una libertad del alma. Junto a la soberanía política y económica habrá que añadir a la cultura nacional que se niega a ser servidumbre. Sin cultura propia, vigorosa, no hay independencia. En este punto se viven los peligros más severos. Son el filo de la navaja donde camina lo que algunos llaman el modelo propio, muy lejos de ser imitación adocenada, símil de segunda clase, caricatura que reúne las tendencias grotescas.

La política es recepción de esas ideas y esfuerzo para que adquieran vigencia con el poder popular, de tal manera que la soberanía realmente se convierta en servicio. La política encauzada por el orden jurídico que evite los excesos. El llamado Estado de Derecho en todo tiempo y lugar debe ser una expresión superior de la ética. Se debe gobernar con principios acreditados con el ejemplo, con autoridad moral.

Históricamente el proceso de contradicciones reivindicatorias se expone en típicos ejemplos de hombre y de proyecto: Vicente Guerrero Saldaña y Agustín de Iturbide; Antonio López de Santa Anna y Benito Juárez García; Francisco I Madero y Victoriano Huerta… (Continuará)


Noviembre 28 de 2024

P.d. Por la importancia de la campaña y ante el invierno riguroso que se avecina vale recordar que tanto la vacuna contra la influenza como el reforzamiento contra el Covid son irrenunciables. Acudamos pronto al Centro de Salud que nos corresponde. Saludos atentos

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