Justo Sierra, Maestro de América

Por: José Rodríguez Salgado

En recuerdo de mi amigo y compañero de trabajo el maestro campechano José Ángel Fabre Baños (RIP).

Evoco la figura de Justo Sierra Méndez (San Francisco de Campeche, Camp., 26/enero/1848-13/sept./1912, Madrid, España) al cumplirse el día de mañana 13 de septiembre un aniversario más de su fallecimiento. Mi maestro Ermilo Abreu Gómez, solía compararlo con hombres de la talla de Abraham Lincoln, Faustino J. Sarmiento, José Martí y Andrés Bello, por ser una de las más lúcidas expresiones de la conciencia de América. El fundador de la Universidad Nacional fue hijo de Justo Sierra O’Reilly, notable político yucateco, iniciador del periodismo literario en la península y de la novela romántica de reconstrucción histórica.


Realizó sus primeros estudios en Campeche y los continuó en Mérida hasta la muerte de su padre en enero de 1861, en que la familia se trasladó a la capital del país, donde ingresó como interno en el Liceo Franco-Mexicano y más tarde al Colegio de San Ildefonso. Ahí se distinguió como un estudiante sobresaliente. En esa institución se reveló su vocación literaria y humanística. Fue testigo de la entrada a México de Maximiliano y Carlota en junio de 1864. Aún se mantenía el imperio cuando Sierra inició sus estudios de Jurisprudencia en San Ildefonso. Se tituló de abogado en 1871.


De 1868 en adelante, estimulado por Ignacio M. Altamirano, ocupó lugar preferente en las Veladas Literarias, en las tribunas y en las funciones de beneficencia. Agustín Yáñez, señala que en esos encuentros fue la sensación del momento y “en la tribuna demostró su gran cultura histórica en los días clásicos de la patria”. En el periodismo escribió para “El Monitor Republicano” y figuró junto a Ignacio Ramírez “El Nigromante”, Guillermo Prieto, Francisco Pimentel y Manuel Orozco y Berra. La parte medular de sus relatos fueron reunidos en el libro “Cuentos Románticos”. En la revista “El Renacimiento” publica su novela “El ángel del porvenir”. En 1873 el suicidio de Manuel Acuña, le causó profundo dolor, que expresa en sentido poema.


Cultivó además la sociología, la filosofía y la educación. En 1880, la muerte de su hermano Santiago también escritor, lo retrajo de sus actividades públicas. Entre 1887 y 1898 publica por entregas sus “Impresiones de Viaje” y en 1900 se le designa Jefe de la Delegación Mexicana ante el congreso social y económico hispanoamericano efectuado en la capital española. En 1901 es llamado de Europa para ocupar la Subsecretaría de Instrucción Pública. Entre otros puestos figuran: Diputado Federal varias veces, Magistrado y Presidente de la Suprema Corte de Justicia; Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de 1905 a 1911. Su obra culmina en 1910 con la fundación de la Universidad Nacional. Al triunfo de la Revolución, Madero lo nombra en 1912 Ministro Plenipotenciario en España.


El 13 de septiembre de ese año murió en Madrid cuando comenzaba a desempeñar su encargo. Su cadáver fue traído a México en el Trasatlántico “España”, habiendo sido homenajeado en todo el trayecto y fue sepultado con honores en el Panteón Francés. En 1948 en el centenario de su nacimiento a iniciativa de la Universidad de La Habana, junto con otras universidades del continente la UNAM lo declaró “Maestro de América” y sus restos fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres, creada en 1880 por su iniciativa. Su nombre fue inscrito con letras doradas en el Muro de Honor del Palacio Legislativo. En 2012 se conmemoró el centenario de su fallecimiento mediante varios eventos académicos.


Hay que destacar que lanzó un proyecto que sería aprobado en 1881 y que daba a la educación primaria el carácter de gratuita y obligatoria. A él se debe también la creación de los Jardines de Niños. En 1893 dijo aquella frase célebre “México es un pueblo con hambre y sed de justicia”. Propugnó por el progreso del magisterio y a nivel superior la reorganización de las carreras de medicina, jurisprudencia, ingeniería, bellas artes y música, así como la promoción de la arqueología y de un sistema de universidades de provincia. Se pronunció por crear una universidad exclusivamente para maestros, el otorgamiento de desayunos escolares y un sistema de becas para los alumnos destacados. Se esforzó por el método pedagógico de “enseñar a pensar en lugar de memorizar”. Sus Obras Completas fueron publicadas por la UNAM en 1948 y reeditadas en 1977. Constan de 15 tomos.


Recordar al maestro Justo Sierra Méndez no es mera obligación patriótica sino un verdadero acto de justicia.
Septiembre 12 de 2024

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