Por: Álvaro Venegas Sánchez

Candidatos y simpatizantes de las planillas Verde, Oro y Roja, que compitieron por representar a la Sección 14 del SNTE, marcharon la semana pasada en Chilpancingo para desconocer públicamente a Silvano Palacios Salgado. Según resultados de la votación llevada a cabo el 25 de octubre, ganó la Secretaría General encabezando la planilla Naranja. Otilio Valenzo Romero, excandidato de la Verde, consideró viciada de anomalías la elección y por tanto exigió reponer el proceso en su conjunto. Concluyeron la movilización luego de ser atendidos por el Secretario de Gobierno y tomar protesta a un organismo que denominaron Comité Plural de Gestión Sindical de la Sección 14.

¿Dónde podría llegar la inconformidad magisterial o hasta dónde los dirigentes estarán dispuestos llevarla? Viajaron a la Ciudad de México para manifestarse en el zócalo a la hora de “la mañanera” y entregar escrito al presidente de la República; buscando diálogo tocaron las puertas del edificio nacional del sindicato ubicado en calle Venezuela 44, anunciaron que explorarán la vía jurídica y esperarán. Sin embargo, advirtieron que, de no haber respuesta positiva, realizarán gestión paralela al comité seccional que recibió la toma de nota. Obviamente, con ese fin integraron el Comité Plural.

La ruta que han determinado seguir, aun con la atención y voluntad del gobierno estatal, no estará exenta de escollos. La gobernadora, de la misma manera que mandatarios anteriores, está lidiando con las dos expresiones sindicales ya consolidadas: CETEG y la institucional. ¿Tendrá disposición de hacerlo en adelante con cuatro? Es de prever sean cuatro tomando en cuenta que los maestros que impulsaron la planilla Blanca han deslindado cualquier relación e interés de unirse a las demás.

La dificultad mayor será con el comité ejecutivo nacional. Para esa instancia la convocatoria fue clara y el proceso limpio. Para ella todo estuvo bien y por tanto defenderá la legalidad con el fin de evitar reponer el proceso. Así ha ocurrido en más de 25 secciones en las que renovaron dirigentes. Quedó cierta inconformidad, pero la cultura de la disciplina persiste y ayuda conservar la imagen de unidad sindical. En cambio, aquí, los maestros guerrerenses, han dado muestras de dignidad y rebeldía ante imposiciones y tratos autoritarios llegando a forzar soluciones que parecían imposibles. Citaré de ejemplo el convenio del 20 de octubre de 1989 para resolver el conflicto sindical suscitado ese año. Firmantes, la Profra. Elba Esther Gordillo Morales, Secretaria General del CEN del SNTE y la comisión negociadora de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de Guerrero (CETEG).

Antecedentes. Febrero de 1989, en Congreso realizado en la ESPI de la ciudad de Iguala, Baltazar de la Sancha, fue impuesto como secretario general de la Sección 14. La reacción de rechazo magisterial fue contundente y con movilizaciones; de hecho, no pudo tomar posesión. Tres meses después, el comité ejecutivo nacional se vio obligado a designar una Comisión Ejecutiva paritaria con carácter transitorio a un Congreso Extraordinario programado para septiembre. Tal Congreso fracasó porque la mitad de los Delegados, pertenecientes a la recién nacida Coordinadora Estatal, con maniobras absurdas nos dejaron fuera. Así, el Congreso, vez de solución agravó el conflicto. Las acciones de la base se radicalizaron.

Ante ello, Elba Esther Gordillo, justificándose, argumentó presiones internas de las reminiscencias del jonguitudismo y se aferró en defender la legalidad del comité electo en el Congreso fracasado, con Pedro Álvarez de Dios, de secretario general. Ciertamente siempre manifestó disposición de encontrar un acuerdo, pero sin quitar ningún miembro de dicho seccional. La comisión de la CETEG, presionada por las bases que con razón exigían avance en las negociaciones, no sólo pláticas, tuvo que inspirarse para encontrar la propuesta alternativa que ella aceptó.

Sería bueno que los maestros jóvenes, particularmente aquellos que son dirigentes en la Sección 14 o la CETEG conocieran este documento. Muchos saben de las etapas de la lucha magisterial sólo de pláticas oídas, en ocasionadas mal intencionadas; particularmente las maestras y maestros que se incorporaron al servicio de 1998 para acá. Tendrían oportunidad de reflexionar qué significó el Convenio no sólo para resolver el problema entonces sino para trabajar en pluralidad; haciendo un solo frente contra la autoridad. A los institucionales resultó incómodo, molesto, quizás humillante; pero al margen de apasionamientos personales fue magnífica experiencia para quienes creían y aspiraban democratizar al SNTE y no coincidían con posiciones como “todo o nada”. Lamento no poder transcribirlo en este espacio. Son 20 puntos; 9 cuartillas en total.

La esencia consistió en: cada secretaría tuvo dos secretarios, un institucional y uno de la CETEG; con las mismas facultades y para gestionar los asuntos tenían que ponerse de acuerdo. Cuestión de imaginar dos secretarios de Organización en cada región (compartí ese reto en la Norte con el finado Arturo Ledesma); dos de Finanzas, etc., y por arriba de Pedro Álvarez, una Comisión de Seguimiento de cinco miembros (tres de la CETEG y dos institucionales). Además, reunión periódica con Elba Esther para evaluar el funcionamiento. Ahí está el precedente de 1989. Y conste, actitud autoritaria y represiva federal y estatal eran signos de aquellos tiempos.

Iguala, Gro., noviembre 14 del 2022.

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