Por: Álvaro Venegas Sánchez
Frente a barruntos y expresiones arrogantes de Donald Trump, la presidenta Clauda Sheinbaum pidió paciencia y mantener la cabeza fría. Así llegó al 2 de abril, fecha esperada que aquel nombró Día de la liberación. Sabiéndose centro de la atención por la especulación que durante semanas y días previos mantuvo al mundo, anunció tarifas diversas para aproximadamente 60 países con un arancel básico de 10 por ciento y otros “recíprocos” calculados para cada uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos.
En el evento decorado con banderas nacionales y teniendo de invitados a empresarios, sindicalistas industriales y miembros del Congreso proclamó que, a través de los gravámenes, logrará “una era dorada” de su nación y disciplinará a todos los países que según él se han aprovechado durante décadas: “si quieren que sus aranceles sean cero, fabriquen sus productos aquí en Estados Unidos”. Recordó: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), (entró en vigor en 1994 -sexenio de Carlos Salinas- y renegociado en 2018 final del gobierno de Peña Nieto, con observación y acompañamiento de representantes del presidente electo López Obrador, adoptando las siglas de T-MEC), consideró que fue el peor acuerdo de la historia; su país, dijo, perdió por ese tratado 90 mil fábricas y 5 millones de empleos industriales.
Trump tiene objetivos proteccionistas claros: obligar a los empresarios a invertir en manufacturas y a producir allá no fuera de Estados Unidos; asimismo que otros países obedezcan sus demandas reduciendo la inmigración ilegal y el tránsito de drogas, sobre todo fentanilo. El vocabulario y tono que usó parecían de campaña para congratularse con quienes “antes votaban por los demócratas y ahora están con nosotros”. Con esa retórica declaró la independencia económica respecto de países que durante 50 años: “han saqueado, estafado y se han robado empleos estadounidenses, anulando el sueño americano”.
Por tanto, está resuelto a liderar la lucha contra los villanos de casi todo el mundo. Incluyendo países que Estados Unidos ha espiado e invadido, saqueado riquezas, que tumbó sus gobiernos emergidos de procesos democráticos, apoyó dictaduras, ha bloqueado económicamente. Sin embargo, en la visión y obcecación del magnate presidente, todos han sido injustos con la política imperialista de su país; tanto así que a sus ciudadanos hasta los surten drogas.
Ante este desorden económico mundial provocado por la política trumpista, la presidenta Sheinbaum presentó el 3 de abril, 18 programas del Plan México. Constituyen la estrategia y la hoja de ruta para fortalecer el mercado interno, el salario, la seguridad alimentaria y energética, la negociación para eximir a la industria automotriz de los aranceles del 25 por ciento; en fin sin duda es el plan que decía tener para defender la economía y el bienestar de las familias mexicanas, pero se abstuvo de revelar antes del 2 de abril.
Para la autosuficiencia alimentaria planteó como meta pasar en la producción de maíz blanco de las 21.3 millones de toneladas a 25 millones este año; frijol, de 730 mil toneladas a un millón 200 mil en 2030; en arroz, de 221 mil 500 toneladas a 450 mil anuales y en leche de 13 mil a 15 mil millones de litros. Al respecto se aplicará un programa de tecnificación en el norte y noreste y habrá prioridad para apoyar en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Campeche, Tabasco, Yucatán y Morelos. En el caso del frijol el apoyo abarcará Zacatecas, Durango, Chihuahua, Puebla, San Luis Potosí, Nayarit e incluyen también Chiapas y Guerrero.
En el tema energético, plantea un aumento de 30 por ciento al 2030; acelerar obra pública, vivienda, la producción interna de autos, fármacos, petroquímicos, fertilizantes; financiamiento a micro y pequeñas empresas y recursos a investigación científica. Asimismo, se propone renovar el acuerdo contra la inflación de la canasta básica, mantener el alza al salario mínimo y garantizar los programas sociales. Todo premeditado y anunciado ante un grupo selecto de invitados entre ellos empresarios, gobernadores, miembros del gabinete, legisladores, líderes sindicales y representantes de los pueblos indígenas. Conscientes de que hay un entorno internacional desafiante, todos arroparon a Claudia Sheinbaum coreando varias veces: ¡Mucha Presidenta!
Por supuesto, en congruencia con su política de oponerse sin ofrecer alternativas viables, sólo el PAN y Ricardo Anaya, calificaron de vaguedades y medidas insuficientes.- Aviso a mis lectores. Nos vemos hasta el 28 de abril.
Iguala, Gro., abril 7 de 2025
