Por: Netza Albarrán Razo
Enviado especial


Ciudad del Vaticano, Mayo 2.- Mientras las oficinas de correos del Vaticano lanzan una serie especial de sellos postales que marcan la “Sede Vacante”, los cardenales reunidos en Roma emitieron un mensaje al Pueblo de Dios, pidiendo oraciones y acompañamiento espiritual ante la próxima elección del nuevo Papa que sustituirá a Francisco.

Las oficinas postales vaticanas y algunas tiendas de coleccionistas comenzaron esta semana la venta de sellos postales especiales, que conmemoran el periodo entre la muerte del Papa Francisco y la elección de su sucesor. Los llamados sellos de “Sede Vacante” presentan una imagen utilizada por el Vaticano en documentos oficiales durante estos periodos: dos llaves cruzadas sin la tiara papal.


Los sellos salieron a la venta el lunes y sólo serán válidos hasta que un nuevo Santo Padre aparezca en la ventana que da a la Plaza de San Pedro. Hasta entonces, pueden utilizarse para enviar cartas, postales y paquetes. “Con la elección del nuevo Papa, pierden el valor postal, pero el valor coleccionable aumenta”, explicó Francesco Santarossa, dueño de una tienda de filatelia frente a la plaza.


El Vaticano imprimió los sellos en cuatro valores nominales —1.25, 1.30, 2.45 y 3.20 euros— y todos llevan las inscripciones “Città del Vaticano” y “Sede Vacante MMXXV”, así como una ilustración con tres ángeles que sostienen un dosel protector (ornamento que se coloca formando techo sobre un trono o altar) sobre las llaves papales, enmarcadas por un fondo de nubes blancas. La emisión de sellos de sede vacante es una tradición que data de 1929. La última vez que se emitieron fue en 2012, tras la renuncia de Benedicto XVI.


En paralelo a estos gestos simbólicos, el Colegio de Cardenales, reunido en Congregaciones Generales como preparación al Cónclave que comenzará el 7 de mayo, dirigió un mensaje al Pueblo de Dios invitando a vivir este momento como un verdadero “evento de gracia y discernimiento”.

En su comunicado, los cardenales subrayaron que la elección del nuevo Sucesor de San Pedro no es un hecho meramente organizativo o político, sino una decisión profundamente espiritual, guiada por la escucha de la voluntad de Dios. Conscientes del peso que recae sobre sus hombros, los purpurados hacen un llamado a la oración del pueblo cristiano: “La oración —afirman— es la verdadera fuerza que favorece la unidad en la Iglesia, uniendo a todos los miembros en un solo Cuerpo, el de Cristo”.


Ante los retos del mundo actual, los cardenales reconocen su papel como instrumentos humildes y dóciles a la acción del Espíritu Santo, a quien deben escuchar con un corazón abierto, en sintonía con lo que Él dice hoy a la Iglesia, recordando las palabras del Apocalipsis: “Quien tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias” (Ap 3,6).
El mensaje concluye encomendando este proceso de discernimiento a la Virgen María, pidiendo que acompañe con su cercanía materna la oración de toda la Iglesia en este momento crucial.

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