Por: Álvaro Venegas Sánchez
“Es una servidora pública ejemplar y le tenemos confianza”, dijo López Obrador en octubre de 2022 al presentar a Raquel Buenrostro Sánchez, como secretaria de Economía en sustitución de Tatiana Clouthier. Estaba en el SAT donde aumentó los ingresos tributarios, disminuyó la evasión y elusión fiscal y combatió la corrupción. Por esos resultados el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias elogió a México y el FMI, institución símbolo neoliberal, reconoció que la respuesta oficial del SAT ante la pandemia del COVID-19 no fue ortodoxa, pero sí positiva, comparada con otros países de América Latina y del G20.
Con estos antecedentes, la presidenta Claudia Sheinbaum incorporó a Buenrostro al gabinete como titular de la Secretaria Anticorrupción y Buen Gobierno. En esa calidad, el viernes 29 de agosto al comparecer en la conferencia de prensa matutina, informó que en la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) y PEMEX, existen pensiones estratosféricas que por años han cobrado ex trabajadores y personal que fue de confianza.
Hay que recordar, desde de 2013, inicios del sexenio de Peña Nieto, la Auditoría Superior de la Federación advertía de pensiones desmesuradas que cobraban exfuncionarios de primer nivel en LyFC, Banco de México, Banco Nacional de Comercio Exterior, Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (BANSEFI) hoy Banco del Bienestar, Nacional Financiera y desde luego en PEMEX. Por tanto, dado que ahora las circunstancias son distintas, magnífico aunque sean 12 años después que la secretaria Anticorrupción y Buen Gobierno actualice la denuncia.
Habría que recordar también, Ernesto Zedillo en 1997, privatizó las pensiones de los trabajadores inscritos en el IMSS y en 2007, Felipe Calderón hizo lo propio con el magisterio y todos los trabajadores al servicio del Estado para desvincular la responsabilidad del ISSSTE. Ambos dijeron, para justificar, que el objetivo era “garantizar pensiones más dignas”. Lo que ninguno de los dos aclaró que no serían pensiones dignas para todos, sino sólo para allegados, amigos y familiares. Ahora, este entuerto que heredaron, el gobierno actual para deshacerlo necesita recursos no solamente voluntad.
Raquel Buenrostro por ahora no dio nombres, pero expuso los siguientes datos: en LyFC, 9 mil 457 ex trabajadores reciben una pensión de 100 mil a un millón de pesos, 3 mil 504 de los cuales el monto que reciben supera el salario de la presidenta Sheinbaum. Claro, los exfuncionarios o sea los que eran de confianza, están mejor; 33 de estos reciben entre 700 mil y 999 mil pesos y el caso más extremo es un ex servidor, habremos de saber pronto de quién se trata, que recibe más de un millón de pesos cada mes. Esperamos que la Secretaría revise también como están las pensiones en la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
En PEMEX la secretaria refirió que detectaron 15 casos que tienen pensiones superiores a 340 mil pesos; ocho de más de 300 mil y 133 entre 280 mil y 300 mil mensuales. Como información preliminar es importante; habrá que ver si en ambos casos, LyFC y PEMEX, los ex trabajadores con pensiones privilegiadas las obtuvieron por méritos en su desempeño laboral o sólo por haber sido dirigentes sindicales cómplices de los ex servidores de confianza. En el Sindicato de Trabajadores Petroleros, la historia del charrismo sindical es larga.
Respecto a este asunto la presidenta destacó que en muchos casos dichas pensiones se otorgaron de manera discrecional, pero “son legales”. O sea, indebidas, pero son legales; “lo que estamos viendo, dijo, es qué hacer en el marco de la legislación y la Constitución para que podamos hacer una modificación y reducirlas a algo lógico, racional”; por supuesto, también “para que haya pensiones justas y no onerosas”.
Confiemos y esperemos. Antes, como la corrupción no era delito, los que pudieron abusaron y se protegieron. Con el nuevo Poder Judicial, las expectativas son mejores.
Iguala, Gro., septiembre 1 de 2025