Remembranzas – Don Chimino
Por: David Flores Botello
REMEMBRANZAS.-Pandemia y guerra, ¿quién lo hubiera imaginado hace 3 años? Qué tiempos estos que nos están tocando. Un microbio que acomoda sus aminoácidos y se hace inmuno resistente para sobrevivir ha dañado a la humanidad haciendo una especie de selección de los más frágiles y destruyendo su vida. Mucho dolor ha traído a las familias y amigos que perdieron a un ser querido, aún no conocemos las consecuencias que tendrán los pacientes que han retrasado su diagnóstico o su tratamiento de cáncer, diabetes u otras enfermedades degenerativas que hubieran tenido otro curso de no ser por la desatención a la que nos ha llevado nuestro instinto de supervivencia. La prolongada hibernación a la que nos vimos obligados antes de las vacunas apenas empieza a mostrar sus secuelas, los que enfermaron gravemente, que superaron la prueba y que sufren de secuelas tienen mayor riesgo de complicarse en cada reinfección por las nuevas cepas que se adaptan rápida y ¿matemáticamente? a las defensas activas y pasivas de sus hospederos humanos, los que sin enfermarse de COVID y que tienen agravantes o comorbilidades siguen siendo vulnerables, quienes esto saben temen enfermarse por la disyuntiva mental de agravarse o no.
Como dice el dicho en forma sarcástica, “éramos pocos, y parió la abuela”: Rusia invadió a Ucrania y desató una guerra que ha llevado a una crisis energética, económica, humanitaria y alimentaria ocasionando inflación mundial, guerra que, pienso y ojalá no me equivoque, ha llegado al acmé, confiemos a que en breve le bajen una o dos rayitas a su irracional proceder y dejen de estarse matando entre hermanos en beneficio de quienes los proveen de las armas que los destruyen. Que no nos hayan subido la gasolina y que nuestro peso se mantenga estable a pesar de ambas calamidades ha permitido paliar el inesperado temporal, si así no fuera estaríamos como algunos países de Europa cuyos ciudadanos sufren y protestan por el incremento a los precios en todo lo relacionado con energéticos además de temer una crisis alimentaria. Pareciera que el mundo vive una pesadilla que no solo no termina sino amenaza volverse perenne con este virus, manipulado o no, que muestra inteligencia para adaptarse y, o se vuelve inofensivo como parece ser su tendencia generacional o el humano crea una vacuna, un medicamento o “algo” para erradicarlo, el reto es grande. El hubiera no existe, es el hoy, el ahora, cuando vemos que en Europa y en Estados Unidos, que nos llevan 1 mes de adelanto con la pandemia, la gente ahí ya no usa el cubrebocas llamado también mascarilla, pareciera una forma de suicidio ante el incremento al doble o al triple de los casos de infectados por COVID, quizá así lo hacen porque son pocos los que fallecen o por la confianza que les da tener esquema completo de vacunación, ¿Quién se preocupaba por algo así hace 3 años?. Se nos hacía tan natural la convivencia estrecha entre unos y otros que ni remotamente pensamos estar pasando por algo así, vivíamos en libertad y nuestra perspectiva de la vida era otra, nada que ver con esta realidad que estamos padeciendo, sobrellevando y sobreviviendo que nos hace valorar mucho más un abrazo, un beso, un afectuoso saludo, una convivencia grupa. Las aves, que no saben de enfermedades ni de conflictos humanos, trinan alegres desde temprano anunciando el pronto amanecer, hoy, a diferencia de hace 3 años la naturaleza luce más bella ante nuestros ojos, o al menos así nos parece. Disfrutemos de la vida que solo tenemos, gocemos ahora lo que hace 3 años nos parecía tan pueril.
DON CHIMINO.- Cuando no era uno era l´otro que interrumpíamos a Alfredo cuando nos taba paticando su vida, en veces era él que se iba a tirar l´agua o cuando por unos segundos se le iba el avión, se quedaba lelo, con la mirada ida, moviendo su cabeza como muñecos de esos que se ponen en el tablero de los coches, pero lento, como si le soplara un viento quedo la tatema, de un lado, pa l´otro. Mis compadres Chon, Flor y Vitorio ya se ´bían chingado un sits de cheve cad´uno y me daba algo de congoja que se jueran a cáir de la escalera de caracol ya se les miraba medio pedos, pero ni modos que se miaran en el lavadero de la ropa o que los echaran a la calle dende la azotea onde tábamos esa noche. Me termié la segunda jarra de té de gengibre, manzanilla y congorosa que me hizo mi Puchunga quesque muy bueno pa las ulceras del estógamo, me comencé a tomar las aguas de Taxco que mercamos en el otso porque mi boca taba seca como si el que estuviera hablando juera yo y no Alfredo. Cuando nos dijo que el nombre de Caprice, hija de Enriqueta que se casó con Richard hijo mayor de Nancy, lo primerito que se me vino a la mente jue el nombre de un coche de lujo de la Chevrolet de los años setentas que asina se llamaba, a lo mejor de áhi se inspiraron pa ponerle ese nombre a ella porque la verdá, muy guapa la muchacha. Ora sí no jui yo quien lo apuró, Vitorio, sin pararse de su silla pero con voz juerte y casi rogándole le dijo, “– Alfredo, mi esposa Salomé me está mensajee y mensajee que ya van a ser las 12 de la noche, que la inseguridad, que es peligroso, que Tuxpan está lejos, que te pregunte que qué pasó con Nancy y con Enriqueta, ¡ándale yaa!–“, Alfredo lo arriendo a ver y le dijo muy tranquilo, “–take easy boy, take easy, d´ont worry, be happy. ¿En qué me quedé?–“ En que el tal Paul salió un sanababich, le dije, para que viera qué bien masco el ínglis piquinglis, y que dice, “ooh sí, ooh sí, ok, ok. El tipo ese era labioso y le supo sacar raja a la confianza que le tuvo Nancy, la dejó sin los dos restaurantes, la casa también quería hipotecarla pero estaba a nombre de Richard y Henry que la apoyaron siempre, resultó que no solo apostaba en los casinos sino que además era bróker y andaba tirando droga, una noche que fue a buscar al pocho ese lo encontró besándose con otro bato, eso si no se lo perdonó, se armó de valor y lo corrió de la casa en presencia de sus hijos que lo miraban con rencor. No pasaron ni dos años cuando miré en el Chicago Tribune, que es el periódico que publicó en 1974 las grabaciones del Watergate que motivó la salida de Richard Nixon de la Casa Blanca, ahí estaba la fotografía y el nombre del tal Paul, lo asesinaron en el sur de Riverdale que es una de las comunidades de Chicago, al parecer fue una banda muy peligrosa conocidos como Las Serpientes Sureñas–“. Alfredo le dio un trago a su mezcal y se quedó pensativo otra vez, ora jue Chón el que lo apuró, como dende que por poco chupa faros por el pinchi virus ese se volvió más refinado, se paró de su silla, se alejó como 2 metros de onde tábamos nosotros, se quitó el cubrebocas y le dijo con voz firme y fuerte pero sin gritar: “–Alfredo, ¿acaso nos vamos a amanecer aquí escuchando lo que no nos puedes terminar de contar?, acuérdate que yo vivo por la Ejidal y ya pasa de la medianoche, serías tan amable de decirnos qué pasó con Nancy, Enriqueta y a qué te dedicas ahora?–“, Alfredo, con la cabeza y la mirada le señaló la silla de donde se acaba de parar y le dijo, “–sit down, sit down, relax, relax. Han de preguntar cómo me enteré de todo lo que les acabo de platicar, mi comadre Lupita esposa de mi compadre Epifanio me tenía al tanto, yo como que no me importaba lo que me decía de ella, pero sí. La terapeada durante un mes con el psiquiatra me ayudó mucho para superar mi dolor, además, ella y Enriqueta se hicieron muy amigas y ¡¿cómo no si iban a ser y se hicieron consuegras?!; también Enriqueta me platicaba algunas cosas, ella y Lupita decían que Nancy estaba muy arrepentida del error que cometió, que me amaba mucho, que en ocasiones lloraba por mí, yo me mantuve firme y no contestaba ni miraba sus mensajes, bueno, a veces uno que otro. No fue sino hasta la boda que fue un sábado por la noche en La Catedral de Nuestra Señora del Refugio en Matamoros, Tamaulipas. Nos hospedamos en el Hotel Ritz que está muy cerca de la iglesia, en aquel tiempo era uno de los mejores, el papá de la novia echó la casa por la ventana, él pagó el hotel, habitaciones separadas todas, la mía quedó al lado de la de Nancy, a Richard le dieron la suite presidencial, ahí pernoctarían después de la boda, temprano partirían en avión a la Ciudad de México y de ahí hacia Cancún que apenas empezaba a darse a conocer como destino turístico. Una de las cosas que me encantaron fue que en las invitaciones de los novios además de sus nombres iban los de Enriqueta y su esposo, padres de la novia y su nombre de Nancy y el mío como padres del novio–“. Alfredo se encarreró y se siguió de largo pero, como ya se acabó el espacio, áhi pa l´otra les sigo platicando, graciotas.