Disentería – Don Chimino

Por: J. David Flores Botello

DISENTERÍA.- No existe disentería blanca y disentería roja, solo de esta última. Disentería significa evacuación con moco y sangre lo cual es consecuencia de la inflamación de los intestinos. La disentería puede ser bacteriana o amibiana. La más frecuente es la bacteriana y la principal bacteria que causa disentería es la Shigella. En la temporada de lluvias el número de niños con diarrea aumenta debido a la ingesta de agua y alimentos contaminados. Los síntomas más frecuentes en la disentería son: diarrea sanguinolenta, dolor abdominal, cólico que a veces precede a la evacuación, la cual, la mayoría de las veces no es abundante. También hay fiebre y malestar general. A veces, lo que más preocupa a los papás es el dolor abdominal que les produce a sus hijos y lo primero que desean es que el médico les recete algo para dicho dolor, lo cual no es recomendable. Cuando hay dolor abdominal lo más importante es identificar la causa y tratarla. En el caso de un cuadro de disentería es importante identificar si es bacteria o parásito, si es bacteria, es recomendable hacer un coprocultivo para identificar el germen causal. Si se confirma que es Shigella, el tratamiento con antibiótico debe ser estricto pues, algunas bacterias ya se hicieron resistentes a la ampicilina y al trimetoprim sulfametoxazol y hay que usar otros antibióticos que sí sean efectivos. A veces, tratamientos incompletos o inadecuados traen como consecuencia recaídas. Hay niños que aparentemente ya están mejor y a los 5 u 8 días empiezan con los mismos síntomas. Una disentería por Shigella puede complicarse con una perforación intestinal. Para poder identificar la causa de una diarrea lo más conveniente es un análisis de una muestra de excremento recién emitida, lo cual permite una valoración más completa y se pueden identificar trofozoítos de amibas en caso de que las hubiera. En el caso de bacterias, en el resultado del análisis nos reportan la presencia de neutrófilos, de eritrocitos y de sangre macroscópica, es decir, la que se puede identificar a simple vista. Para prevenir la disentería lo más importante es evitar líquidos o alimentos de dudosa procedencia, lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño. Es triste ver que algunos niños con diarrea, con sangre o sin ella, tienen las uñas largas y con mugrita. Algunas mamás dicen que no se las cortan porque les da miedo y/o porque sus hijos no se dejan. Aquí les recordamos que es mejor y más práctico cortarles las uñas con tijeritas cada 3 a 4 y no con cortaúñas, además, el corte debe ser cuadrado. Algunas personas toman agua de pozo sin hervir porque así les sabe más sabrosa y es cierto, pero, el agua de pozo sin hervir lleva muchos microbios, por eso es conveniente hervirla y para que agarre sabor otra vez, se sugiere airearla, es decir, vaciarla de un recipiente a otro varias veces. Recuerde: conserve frío lo que se consume frío y caliente lo que se consume caliente.

DON CHIMINO.- Toy queriendo regresar a Jardines de México, cercas de Tegüiscla, Morelos. Además de la comilona y beberecua en el restaurán Dalia, tambor pasé momentos a todo dar en sus jardines: en el de las cactáceas quedé apantallado por el cactus gigante que le mientan El Candelabro, de más de 10 toneladas, 8 metros de alto y, asegún, pesa más de 250 kilos. Del jardín italiano, lo más chingón jue la juente de Nectuno. El jardín Cuatro Primaveras ta bonito por tantas flores que se miran como tapetes multicolores, es enorme, con cuatro pasillos largos que, onde convergen como cruz, hay una fuente con forma de Dalia. Mero en ese jardín pasaron muchas cosas: en uno de sus pasillos Beto nos dijo, por primera vez, lo tocante a su cáncer de próstata. Jue un momento de agüitamiento muy cabrón para los tres: yo, él y Pedro. Más tarde, Beto nos dijo que lo esperáramos y jue a verse con Juanita cercas de esa fuente. Sin que nadien se diera cuenta lo seguí porque, después de 50 años, quería volver a verla. Ella le entregó el reporte de los análises de la biopsia. De regreso Beto nos enseñó el resultado: era de cáncer incurable. Lo bueno jue que su amigo Juan Salvador le dio hartas esperanzas, eso, y no sé si algo más, lo alivianó un chinguísimo. Le prometimos no decir nada a nadien y menos a Norma, su vieja. Lo más mejor jue que ese resultado no era el de él sino de otro señor, pero lo más, más mejor jue que, como él no taba disponible, jui yo el que recibí de Juanita los resultados verdaderos que eran otros muy distintos. Anque olía a perfume rico, no debía olerla, esos como 15 minutos que patiqué con ella, me puse de espaldas al suave viento que corría pa´que no me llegara el aigre que por ella pasara, resollé lento pa no jalar mucho su perfume y no se me untara el olor en mis narices. Mi Puchunga tiene olfato mejor que el de mi Chisquistrisquis y, si cactaba el aroma viera pensado que tuve muy cercas de alguna mujer. Jui muy precavido: anque ganas me sobraban, no hubo abrazo, ni beso en el cachete, ni saludo de mano, solo de puñito. Como quedé que lo que paticamos me lo guardaría, solo les digo que, después de 50 años, nuestra amistá la sentimos como antes. Camino de regreso al restaurán con las laminillas y la carpeta con el reporte de la biopsia de Beto, contesté la llamada de mi Puchunga que me comenzó a llenar de preguntas: que onde andaba, que qué hacía, que por qué no le avisé, que por qué me jui solo. Le dije que salí, como ´bía yo hecho un poco de ejercicio pa´ que se me bajaran los güisquis, cuando me jui a sentar me quisieron dar como calambres y salí a caminar por los jardines, que ya iba llegando al restaurán. Y sí, mero en la entrada taba una botellota despachadora de gel alcohol, me unté bien las manos, me embarré los brazos, el cuello, detrás de mis orejas y un poco en mis narices. En eso taba yo cuando me salió al paso el guía, me dijo que ya le ´bía dicho a Beto lo de la señora del vestido rojo, y que, como el taba ocupado yo jui a verla en su lugar. Le dije que, discretamente, le dijera a Beto que me urgía verlo, que se juera al baño del personal que ta más cercas que los baños de los clientes y allá me jui. Beto, alarmado por el misterioso regreso de Juanita no tardó en llegar, yo dentro del baño, con la puerta entreabierta, al verlo salí y le dije que Juanita me ´bía entregado sus verdaderos resultados y las laminillas, que necesitaba las que él traiba porque eran de otro señor que, ese sí taba muy grave su croblema. Que ella esperaría para que alguien se los regresara. Le dije que yo no podría llevárselos a Juanita, que él tendría que ir o que mandar al guía. Le dije que mi Puchunga me ´bía llamado, que me hizo muchas preguntas y no juera siendo que nos cayera en la maroma. Quedamos, que yo me quedaría con lo que me acababa de entregar Juanita y él iría a entregárselas la carpeta y las laminillas. Y se jue con el guía. Yo, me dirigí a onde ya ´bían puesto otras cazuelas y ollas con comida, eran nuevos meseros y otras señoras las que taban echando tortillas en un comal. Pedí 3 quesadillas de marlín ahumado con guacamole, en una olla humeante tenían, según decía un letrero: “Caldo de Cuatete de la Laguna de Tres Palos, municipio de Acapulco” y les pedí me sirvieran en una cazuela que de tan caliente me la llevé casi corriendo hasta nuestra mesa. Al llegar, miré que áhi taba mi Puchunga, que, mientras me comía las quesadillas, me atiborró de preguntas otra vez. Le dije lo mismo: que por haber hecho ejercicio y luego sentarme me dieron calambres y mejor decedí caminar, que eso hice, que jui a conocer los demás jardines… y, ¡híjoles! Ya me volví a colgar, áhi nos pa l´otra, graciotas.