Enfermedades por el calor – Don Chimino

Por: David Flores Botello

ENFERMEDADES POR EL CALOR. – Más que una ola de calor, después de 3 semanas continuas de temperaturas arriba de 40 grados, esto parece más un tsunami de calor. La sequía es enorme, las lagunas y ríos se están secando, cada vez hay menos agua en los pozos y algunas enfermedades en niños han aumentado por el incremento de la temperatura ambiental. Uno de los problemas es el sarpullido debido al exceso de sudoración en niños con piel sensible pues, la mayoría de los niños sudan mucho y no les sale sarpullido o muy poco. Cuando presentan mucho sarpullido: su piel se irrita, se enrojece, aparecen parches de lesiones que va desde unos granitos o pápulas y enrojecimiento hasta la presencia de zonas secas y escamosas. Casi siempre se acompaña de prurito (comezón) y picor. El sarpullido (o salpullido) aparece con más frecuencia en la espalda, la frente y el tórax, pero puede haber en brazos y piernas. Cuando nos preguntan que qué es lo mejor para el sarpullido, la respuesta es: evitarlo. Mientras el niño esté en una habitación caliente, sin una adecuada ventilación o se excedan en arroparlo, más sudará y más posibilidades tendrá de que le brote.

El golpe de calor es una enfermedad que puede poner en peligro la vida, se caracteriza por la presencia de temperatura corporal de 41 grados. Puede haber piel seca, pulso rápido y fuerte, mareos, náuseas y confusión. Se considera una urgencia y para evitarla no debe exponerse al sol por largos periodos ni hacer ejercicio bajo el sol, debe beber abundantes líquidos que contengan electrolitos para mantenerse hidratado y orinar con regularidad.

También, el calor intenso hace que los alimentos se descompongan fácilmente, al ingerirlos en dichas condiciones se presentan cuadros de diarrea que, en la mayoría de las veces se acompañan de vómito y fiebre. También, por la escasez de agua, se tiene menos cuidado con la higiene de manos antes de comer y después de ir al baño lo cual genera diarreas infecciosas y parasitarias. Una vez instalada la diarrea se debe dar suficiente suero oral y efectuarse un análisis metódico del excremento en fresco, dependiendo del resultado, la exploración y el cuadro clínico, se podrá decidir el tratamiento.

DON CHIMINO. – Cuando el ingeniero Pedro me preguntó si rajé lo de las chospechosas bolsas negras que llevaba en la cajuela de su coche Beto quien me pidió no decirle a nadien, me garró la garraspiada, no tanto por lo chiloso de la salsa macha del taco que me taba echando sino que a la mejor porque dio por hecho que solté la sopa y sí, se lo conté a mi Puchunga. Quizás ella se lo dijo a Norma que le ha de ver comentado algo a Beto, él se las olió de que rajé y algo le contó a Pedro que por eso ni me arriendó a ver cuando me preguntó si solté prenda. ¿Sería que por considerarme muy comunicativo Beto no me contó nada de su enfermedá que dijo Pedro que tenía? Yo creo que no jue por eso, sino que, mero cuando taba Beto despepitándome todo, vribró mi celular que traiba en mi bolsa de atrás de mi pantalón, era mi vieja, apurándonos pa que regresáramos al restaurán. Casi al mismo tiempo llegó por nosotros el guía en un carrito de golf y ni modos que delante de él me contara, sí, eso creo que pasó. Pero ¿de qué taba enfermo Beto y yo no sabía? Cuando Pedro dijo que la cagó por decirme que Beto taba enfermo pelé mis ojos de la sospresa, ora jue él que garraspió y se jue casi corriendo por otro taco de cecina. Yo, me eché de tún tún mi güisqui, le hice señas al mesero que me llevara otro, me quedé esperando a que regresara Pedro, pero, el muy móndrigo se jue a sentar a su mesa a comerse su taco dejándome con mi cara de ¿guat? Y de verdá, no es que me guste el chisme pero ya no esperé más y me jui a buscar al guía, ¿ónde creen que lo encontré?: en la parte del restaurán que ta más cercas del Lago Central. Áhi taba, sin dejar de echar ojo pa onde tábamos nosotros, lo caché en grandes páticas con Miguel Ángel que, quizá agradecido porque le salvó la vida cuando se taba hogando con un güeso de cirgüela atorado en el gañote o, ¿quizá por algo más? Y, es que el orejas de Dumbo no lo dejaba ni a sol ni a sombra. Tan pronto vio que andaba yo buscando a alguien, tocó con su mano el hombro mamado de Miguel Ángel, lo hizo quedo, con familiaridad, como diciéndole, “espérame tantito”… y jue a mi encuentro. Me preguntó que si se me ofrecía algo, le dije que sí, que cuál era el jardín más cercano a donde tábamos, porque el Jardín Italiano a donde me ´bía llevado Beto hacía unos minutos pa paticarme sus secretos al pie de la fuente de Nectuno, taba re lejos. Muy amable como siempre el del chaleco de peón de carretera me dijo: –“El más cercano es el Jardín Cuatro Primaveras que representa los cuatro puntos cardinales, al igual que la dalia patentizada en la fuente insignia, en el centro de nuestros jardines, es el ícono simbólico de nuestra marca. Se llama cuatro primaveras porque cada estación del año cambian los diferentes diseños y flores que ahí se encuentran formando tapetes multicolores…” Sí, sí, gracias, gracias por la información, le dije pa que ya no siguiera diciéndome como de carretilla todo lo que sabía. Ya que me dijo por ónde irme pa llegar áhi, jui a buscar a Beto. Lo encontré sentado, con un codo sobre la mesa, recargando su quijada sobre su mano empuñada, la mirada perdida y su vaso vacío. Me senté a su lado, le pregunté si quería una copa, –“¡doble!” me dijo, le hice señas al mesero, le pedí dos güisquis dobles, los llevó raudo y veloz, garré el mío y le dije: Beto, quiero hablar contigo, ya pregunté, aquí a unos pasos está el Jardín Cuatro Primaveras, por favor, acompáñame. Le dio un trago regular a su copa, se paró y como medio jumigado agarró camino pa´llá, sin que yo le dijiera por onde, ya conocía bien el lugar. Llegamos hasta la fuente central que echaba chisguetes refrescantes de agua, cercas de onde ta un guajolote enorme con flores de muchos colores. Sin más preámbulo le dije: Beto, hace un rato me invitastes a paticar a la fuente de Nectuno pero, siento que no terminastes de paticarme todo lo que me querías decir, ¿no es cierto?. Beto dio unos pasos y se fue a sentar a una banca debajo de un dátil. Me senté a su lado, el sol taba a plomo, le dio un trago a su copa y me dijo: –Chimino, amigo, ¿qué te puedo decir? No sé si Norma y yo ganamos o perdimos el tiempo y la vida durante los 20 años en que ella vivió en Laredo y yo en Monterrey. Todo ese tiempo logramos superar las distancias, ya ves que dicen que amor de lejos, amor de pen…tontos. Eso no pasó entre nosotros, al contrario, nos extrañábamos a pesar de estar casi siempre comunicados. Así nos la fuimos llevando mes con mes que iba yo a visitarla, se sumaron meses, años hasta que, por azares del destino, estamos juntos nuevamente. Desde que le toqué a Norma la bolita en su seno pensé lo peor. Como ya sabes, se le hicieron varios estudios, es cáncer, sin lugar a duda. Mañana o pasado mañana nos entregan el reporte de las biopsias de ganglios que le hicieron hace 4 días pero, ya ves, se atravesó este puente de fin de semana largo y de eso depende si le inician con quimioterapia o va directo a cirugía. Ella tiene mucha confianza de que va a salir adelante pues la ciencia está muy avanzada, el cáncer de mama es altamente curable. Ojalá así sea. Pues bien, cuando Norma se regresó de Laredo era imposible que pasara por alguno de los cuatro puentes, la hubieran detenido pues tenía prohibido ingresar, tuvo que hacerlo igual que como ingresó, a través del Río Bravo: en cámaras de llanta infladas, a oscuras, casi de madrugada para no ser detectada. El río de por sí caudaloso tenía muy fuerte la corriente pero logramos pasarla. Aunque llevaba salvavidas temí mucho por su seguridad. Ayudé a los que les dicen coyotes a jalar la cuerda para acercarla a la orilla, fue tanta mi desesperación por traerla pronto que sentí que me lastimé algo en mi espalda baja, no le dije nada a Norma pues estábamos felices de estar nuevamente juntos en Nuevo Laredo. Ahí dormimos y al otro día nos fuimos a nuestra casa en Monterrey. Mientras le hacíamos sus estudios a Norma estuve tomando calmantes de dolor, desinflamatorios y… ¡híjoles! Or sí me rete colgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.

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