Pañal manchado de color naranja en bebés – Don Chimino
Por: David Flores Botello
PAÑAL MANCHADO DE COLOR NARANJA EN BEBÉS. – Algunas mamás mandan al pediatra fotos de los pañales de sus bebés porque lo notaron manchado de color naranja esperando que les den un diagnóstico. En primer lugar, desde nuestro punto de vista es de mal gusto enviar fotos de pañales ya sea con pipí o con popó, no es posible hacer un diagnóstico y menos recomendar un tratamiento si no se conoce el estado clínico del niño. Algunos padres, sobre todo los primerizos, se asustan cuando ven una mancha anaranjada o color ladrillo en el pañal de su bebé pensando que es sangre. Algunos médicos pueden alarmarse también y solicitar un examen general de orina que, si hacemos un buen interrogatorio y una buena exploración, es innecesario dicho estudio. En la gran mayoría, dicho manchado en el pañal se debe a la excreción de cristales de uratos amorfos que son resultado de la concentración de sales de sodio, potasio, calcio y magnesio. Estas manchas son comunes en bebés recién nacidos principalmente los alimentados al seno materno particularmente con el calostro, que es la primera leche materna, la cual produce una orina más ácida que favorece la producción de estos cristales en la orina. Estos días, hemos detectado más casos de padres que consultan porque sus bebés están orinando anaranjado y sin duda se debe al intenso calor que estamos padeciendo que, aunado a no aumentar el ingreso de líquidos, se produce menos orina, los uratos se concentran, se forman más cristales que son los que le dan ese tinte a la orina. Si un niño orina poco, la orina se concentra y puede pintar su pañal de esa manera, pero, eso no significa que el niño está deshidratado. Sin embargo, es muy importante cerciorarse si el niño está bebiendo suficientes líquidos y orinando con regularidad. Algunos papás preguntan que a partir de qué edad se le puede dar agua a su bebé. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no dar agua a los bebés alimentados al seno materno hasta después de los 6 meses, incluso a quienes viven en climas calientes. Más del 85% de la leche materna es agua, lo cual garantiza una hidratación adecuada. Darle agua a un niño menor de 6 meses puede evitar que tome suficiente leche pudiendo provocarle desnutrición, si la mamá no le da seno materno a su bebé por darle agua empezará a producir menos leche lo que perjudicará a su bebé. La ola de calor que estamos padeciendo nos produce mucha sed, estamos consumiendo más agua de la habitual, los dueños de las purificadoras están felices, algunos bebés pequeños están teniendo fiebre por el exceso de calor y los niños que tienen fiebre por alguna infección tienen más dificultad para regularizarla sobre todo si la habitación donde los tienen es muy caliente y poco ventilada. Las casas con techos de cemento pueden tener más calor en su interior que en el exterior de esta, por eso mucha gente prefiere dormir en el corredor o en el patio mientras no les llueva. ¿Qué le recomendamos a una mamá cuyo bebé pequeño mancha de color naranja? Si el bebé no tiene fiebre, come bien, está sano y no le duele para hacer pipí lo que debe hacer es: primero no alarmarse, que estén tranquilos, que le sigan dando leche materna, en la medida que tome más leche aumentará la frecuencia y cantidad de orina, la cual estará más diluida y con menos posibilidades de formar cristales de ácido úrico.
DON CHIMINO. – ¿Quién era la mujer de rojo con la que quedó de verse Heriberto esa mañana en Jardines de México? Yo oyí clarito el día anterior, era voz de mujer con la que hablaba por teléfono. Toy segurito que dijo: “–por poco me cacha mi mujer”. que le mandaría su ubicación y que, cuando viera que llegáramos al estacionamiento se juera pa´ el jardín Laberinto de los Sentidos, que a ver qué inventaba pa verse. ¡Chingüentes! Mi mente cavilaba y cavilaba. No dejaba de pensar que qué más taba pasando y no taba yo enterado, sino que, cuando me jui a echar un taquito de cecina de Yecapixcla con salsa macha, llegó a hasta onde taba yo el Ingeniero Pedro, hermano de Georgina a quien le dicen Coquis, llevaba un plato con un taco igual que el mío y me dijo: –“Está muy rica y suavecita la carne, ¿verdad?” Sabroso todo, ya voy con la segunda vuelta, le dije. Se acercó a mí y con voz queda pero suficientemente fuerte pa que lo oyera me dijo: –“Oye, me di cuenta que tú y Heriberto se alejaron platicando y tardaron un buen rato en regresar. Coquis y yo somos muy amigos con Norma y Heriberto”, sí pues, eso me dijo -lo interrumpí- y me siguió diciendo: “–Es tremendo lo que les está pasando. Lo que es la vida, ¿no? Ahorita aparentemente estás bien y mañana te salta la liebre sin esperarlo. Heriberto te aprecia mucho y Norma quiere mucho a tu esposa Fernanda, que, además de primas son muy amigas”. Sí pues, le dije mientras le echaba yo más salsita a mi taco. Pedro, que ni tan siquiera le ´bía dado una mordida a su taco me preguntó: “– y… ¿qué? ¿cómo ves? Está cabrón ¿no?” De una mordida me tragué la mitan del taco que me quedaba y le contesté: la verdá, a mi Beto no me tuvo suficiente confianza en un principio, ayer por la tarde-noche, después de que se descompuso su coche, en lo que esperábamos la grúa, nos terminamos una garrafita de güisqui que traiba en la guantera, paticamos muy agusto, ´bíamos comido en un restaurán a orillas de la presa de Tepécoa onde nos ´bíamos echado otros güisquis. Ya ves, se echa unos sus copas y nos sale lo paticón. Sentí que en ese momento nos hicimos amigos porque nos conocíamos y paticábamos pero nunca como ayer, inclusive, eso sí, me pidió no decir nada de que me di color que llevaba las bolsas negras en la cajuela de su coche. “–¿Y le cumpliste?”, ora jue él quien me interrumpió con esa pregunta, y sin voltiarme a ver, empezó a comerse con calma su taco. Yo, garraspié y le dije que taba tan chilosa la salsa que me quería dar tos, le hice señas a un mesero de que me trajiera otro güisqui, tosí tres veces, y le di un tragote a la copa que más tardé en pedirla que en que me la llevaran. Volví a garraspiar y le seguí diciendo: ayer yo y Beto paticamos como camaradas, como pocas veces ´bíamos paticado, inclusive me dijo que ya no le dijiera Heriberto, que mejor Beto. Pero te digo que no me tuvo suficiente confianza porque, a pesar de que miré las bolsas negras que traiba en la cajuela, no me dijo qué era lo que tenían adentro, no me quiso decir lo de la fiesta sospresa que tenían preparada, todos ustedes sí sabían pero yo, mi vieja y Norma no sabíamos. Cuando hace rato me dijo que quería hablar conmigo y me llevó hasta la juente de Nectuno pa paticarme, sentí que de verdá ya es mi amigo. Me paticó con mucho compungimiento. Ha sufrido mucho, se le ve en su cara y lógico, el cáncer no es cualquier cosa. Ha de ser difícil como tú dices ´tar aparentemente sano y ¡pum! ¡tómala! ¿Cómo no tar preocupado con tan semejante enfermedá? Además, se ve que Beto la quiere un chingo a su vieja, le duele y lo acongoja mucho lo que le ta pasando. Me pidió que hablara con mi Puchunga pa que no dejáramos de comunicarnos con ella, de echarle porras, de animarla siempre, pero, primero Dios y la ciencia, Norma va a salir adelante y todos estaremos contentos. Pedro, me arriendó a ver a los ojos y me preguntó: “–¿Y qué opinas lo de su problema de él? ¿Sí te platicó? Está cabrón, ¿no?… cosas del destino”. ¡Ah jijos!, pensé, ¿A qué se refería Pedro? Cavilé unos segundos y le dije: la verdá no sé a qué te refieres, pero, mero cuando tábamos en la gran pática llegó por nosotros el guía en un carrito de esos de golf y ya no terminamos de paticar, o ya no sé, si no me tuvo confianza, pero, sentí que algo más me quería decir, ¿a qué te refieres con lo de su problema de Beto? ¿A poco tambor él ta enfermo? O ¿cómo?, ya no entendí. Pedro se me quedó viendo a los ojos y me preguntó: “–No me digas que Beto no te dijo lo de su enfermedad porque si no, ya la cagué yo”. ¡Pa su mecha! Pensé y ahora yo fui el de las preguntas: ¿Está enfermo Beto? ¿De qué? ¿Por qué tanto misterio? ¿Por qué será que no me paticó nada de que ´tuviera enfermo? Y… ¡changos! Ya me volví a colgar, áhi nos pa l´otra, graciotas.