Miscelánea de septiembre – Don Chimino

Por: David Flores Botello

MISCELÁNEA DE SEPTIEMBRE. – ¿FIN DE LA PANDEMIA? El reporte sobre la COVID es halagüeño en nuestro país, son pocas las personas que se encuentran hospitalizadas y ha habido días en que ya no ha habido fallecidos después de que hubo algunos trágicos con más de mil fallecidos cada 24hrs. No hace mucho que estábamos con el Jesús en la boca, que las funerarias estaban saturadas y había filas de cuerpos esperando para ser incinerados, hubo muchas personas que por su trayectoria de vida, por la importancia que tenían en sus familias debieron ser homenajeados o por lo menos velados durante su funeral, pero todo eso estaba vetado, hubo ataúdes que fueron sellados para que nadie los abriera por el temor de diseminar la infección. Miedo, dolor y zozobra eran el común denominador en todo el mundo, incluso en los llamados países en desarrollo. Dentro de 2 meses se cumplirán 3 años del inicio de la pesadilla que parece está a punto de dejar de serlo y muy probablemente el SARS-Cov-2 pasará a ser un virus más del que quizá necesitemos revacunación anual como sucede con la vacuna contra la influenza estacional que por cierto la próxima semana empezará a aplicarse a los niños de 6 meses a 5 años de edad, a las embarazadas, a los adultos mayores y a todas las personas que se consideran vulnerables o que padecen de asma, sin embargo, desde nuestro punto de vista, la vacuna debería ser universal a partir de los 6 meses de edad, saldría más barato que atender a los que se enferman por dicho virus que ocasionalmente puede poner en peligro la vida de quien se enferma de la también llamada gripe. FIN AL HORARIO DE VERANO.- Por mayoría el Pleno de la Cámara de Diputados se aprobó en lo general y en lo particular el dictamen que deroga el llamado horario de verano con 445 votos a favor, 8 en contra y 33 abstenciones. El argumento es que perjudica a la salud y no representa un ahorro energético ni económico significativo. Durante 16 años, sin que nos hayan consultado y aduciendo ahorro de energía fuimos sometidos a un horario contra natura sin que importaran las protestas de quienes se veían afectados por tal medida. Por fin vamos a poder disfrutar de la oscuridad temprana de los meses de diciembre cuando el Sol sale y se oculta más al Sur, en un mes más nos devolverán la hora que nos quitaron y que ya no nos quitarán. Peccata minuta dirán algunos pero de que afecta, no queda la menor duda, ¡bienvenido de nuevo al horario de invierno! SAN FRANCISCO DE ASÍS, PATRONO DE IGUALA.- Por muchos años Iguala fue famosa por el famoso Desfile de Los Locos. Las principales empresas participaban con carros alegóricos por las principales calles de la ciudad y regalaban a la gente apostadas a lo largo de las calles algún alimento o producto propio de su comercio a manera de publicitarse, pero, lo más atractivo y que daba origen al calificativo era que la gente se disfrazaba para burlarse del gobierno en turno de manera chusca, quienes más risa causaban eran los hombres que se disfrazaban de mujeres, con luengos y rizados cabellos, maquillaje en exceso incluidas enormes pestañas postizas, lápiz labial de rojo carmesí, enormes pechos, faldas muy cortas que mostraban sus peludas y arqueadas piernas, además de la ridiculez de verlos caminar con mucha dificultad portando zapatillas de tacón alto. El cuatro de octubre es el día en que se celebra al patrono de la ciudad: San Francisco de Asís, cientos de personas vienen de varias partes del país a persignarse y a recibir la bendición en la principal iglesia de nuestra ciudad que a la vez es el edificio más antiguo, un atractivo turístico que nos llena de orgullo y donde desde la víspera tiran “cuetes” al por mayor espantando a las aves pero sobre todo haciendo sufrir a los perros por tan estruendosos sonidos, debería de haber otra forma de rendirle pleitesía al patrono sin necesidad de quemar el dinero y hacer sufrir a los animales.

DON CHIMINO. –¿Cómo es que pueden pasar tantas cosas en menos de 12 h? Lo que les he tado paticando sucedió en febrero pasado cuando agún todavía taba la pandemia cabrona y agu no teníamos nuestras tres dosis de vacuna, la mayoría del tiempo que tuvimos paticando yo, mis compas y Alfredo tráibamos cubresbocas, solo pa comer nos lo quitábamos. El pinchi Alfredo nos tuvo atentos a todos pa ver qué le ´bía pasado tocante a las tres mujeres de las que se enamoró. No sé si estudió tiatro o no, pero parecía que sí, cuando nos comenzó a paticar de Nancy por momentos casi lloraba, y nosotros con él, no les niego que en veces se la crolongaba y contaba detalles, pero eso lo hacía más emocionante. Jue tanto su alargamiento, tantos sus mezquites que se zampó y tanta la chinga por tomarse unas gotas equivocadas de aceite de canabis que, en un principio nos paticaba hasta por los codos pero poco a poco se jue apagando hasta terminar tirado en la azotea de mi cantón acostado sobre el petate de dormir de mi Chisquistrisquis sin terminar de decirnos qué pasó, si al final regresó con Nancy o se juntó con Enriqueta que ´bía quedado viuda. Mi compa Vitorio se encabronó porque la comadre Salomé le iba a reclamar que por qué le dimos tanto de tomar a Alfredo, que le echáramos gotas salpicadas en la cara con agua de yelo pa que se reactivara y nos siguiera paticando, él le dijo que no, que ya mi Puchunga le taba preparando un té de cedrón pa que se alivianara y nos dijiera con quién se quedó. Cuando llegaron rayando llanta la camioneta doble rodada y el coche de la marca de cuatro círculos sentí como que descansé, ya no me importaba tanto el chisme sino que se lo llevaran no juera siendo que palmara en mi cantón y que anduviera yo arriesgando de contagiarme en juzgados, y pior si me metían a chirona. Quien manejaba la camioneta era un señor cuarentón que anque llevaba cubrebocas lueguito me imaginé que era Freddy Elías por la pinta parecidísima a Alfredo, el copiloto ni duda me cupo que era Alfredito por su gran parecido a su abuelo, de los asientos de atrás bajaron del lado de la calle dos señoras sesentonas muy guapas, una era Enriqueta que en l´horita la conocí, la misma que se besaba con Alfredo atrás de un árbol cuando jugábamos al bote, la otra supuse que era Nancy, por el lado de la banqueta bajó Fátima Isabel la nieta mayor de Alfredo, de la caja bajó de un brinco un joven treintañero con una gorra verde y una camiseta negra con la figura en el pecho de una hoja de canabis. El auto de lujo lo manejaba un señor casi del vuelo de Freddy Elías, era Richard acompañado de Caprice su mujer y de sus hijos Braulio y Isabella que llevaba puesto un chorcito de mezclilla deshilachado que me hizo abrir mis ojos como platos de luna llena, lueguito la conocí, era la misma que me había hecho ojitos en la pozolería. Mi Puchunga les abrió la puerta pa que pasaran, las primeras que entraron casi corriendo y subieron la escalera de caracol casi trompezándose jueron Enriqueta y Nancy que, cuando vieron a Alfredo acostado de ladito respirando tranquilo se abrazaron entre ellas dando gracias a Dios. A pesar de que taban bien mamados Freddy Elías, Alfredito y Richard, nos costó un pedísimo bajar al Alfredo que seguía como desmayado y titiritando, lo recostamos en el sillón de la sala y, cuando mi Puchunga llegó con el té de cedrón, el muchacho de la gorra verde de nombre Danilo, le dijo que mejor no, que lo que le había pasado a Alfredo jue que le dio La Pálida, que eso les pasa a las gentes que toman alcohol y lo combinan con THC, que era mejor no darle nada porque si no podría gomitar de nuez, que el aceite de canabis que tomó Alfredo tenía eso en lugar de CBS que tambor es de la canabis y que se tiene demostrado sirve pa muchas enfermedades pero sobre todo pa las convulsiones, las úlceras, la diabetis y para otras enfermedades que otras medecinas no curan, que cuando Alfredo las jue a comprar a Tetecala, Morelos, porque las toma para sus tics que le dan en los párpados y pa las úlceras de sus intestino, las gentes que le ayudan las rotularon mal y cuando se dieron cuenta del error salieron a buscar a Alfredo para avisarle, que de la cajita que le vendió faltaban dos frascos. Freddy Elías sacó del pantalón de su papá el frasco del que tuvo tomando, por más que lo bolsiaron no jallaron el otro frasco porque quien lo traiba era yo. Mis compas no dijieron nada, yo menos, las gotitas me hicieron sentir tan a todo dar que prefería quedarme con el frasquito que me había regalado el mismo Alfredo pero, la que sí habló fue mi Puchunga, les dijo que a mi me ´bía dado un frasco Alfredo y ni modos, no tuve más remedio que entregárselos pero les dije que me explicaran qué eran el THC, el CBS, onde se podía mercar y… ¡hijoles! Ya me colgué de nuez, áhi nos pa l´otra, graciotas

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