Dengue en niños, un peligro latente – Don Chimino
Por: J. David Flores Botello
Aunque los índices de enfermos por dengue al inicio de este 2025 no es tan alto como el año anterior, es evidente que sigue activo. El dengue no es una enfermedad más, es una amenaza real que puede afectar a cualquiera, pero los niños, especialmente los preescolares, escolares y adolescentes que, son los más vulnerables. En las últimas semanas, el número de casos ha aumentado en Iguala y la mayoría son jóvenes. Por eso, hay que decirlo claro: el dengue es serio, y prevenirlo está en nuestras manos. El dengue es causado por un virus que se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes aegypti, el cual se reproduce en agua estancada. Este mosquito tiene hábitos diurnos y es particularmente agresivo en las primeras horas de la mañana y al atardecer. Un solo mosquito infectado puede picar a varias personas en un solo día, propagando rápidamente la enfermedad en una comunidad. Los síntomas del dengue pueden ser leves al inicio y confundirse con otras enfermedades comunes, lo que puede retrasar el diagnóstico. Inicia con fiebre alta repentina, dolor de cabeza intenso, dolor retroocular (detrás de los ojos) y un cansancio extremo que deja a algunos niños agotados. Conforme avanza la enfermedad, pueden aparecer erupciones en la piel, como sarpullido, dolor muscular y articular, y en algunos casos, sangrado en encías, nariz o moretones espontáneos. Estos últimos son signos de alerta y pueden indicar la progresión a dengue grave o dengue hemorrágico. Si un niño presenta fiebre alta y síntomas asociados con el dengue, es fundamental evitar la automedicación. No use ibuprofeno, aspirina o cualquier medicamento sin indicación médica, ya que pueden aumentar el riesgo de hemorragias. La clave en el manejo del dengue es mantener una buena hidratación con suero oral o pedialyte SR60 durante la fiebre y hasta 3 días posteriores. La leche materna y una o dos onzas de suero cada hora o cada 2 horas para mantenerlo orinando con regularidad, es su mejor medicina. Si hay vómitos persistentes, dificultad para respirar o dolor abdominal severo, es urgente acudir a un hospital. Pero lo más importante de todo es la prevención. El mosquito que transmite el dengue se cría en charcos, cubetas, floreros, llantas, botellas y cualquier recipiente con agua estancada. Por eso, cada casa, cada escuela y cada espacio comunitario deben sumarse a la eliminación de criaderos. No basta con fumigar si seguimos dejando agua acumulada donde el mosquito pone sus huevos. Hay que vaciar, lavar y tapar cualquier recipiente que acumule agua. El uso de repelentes, mosquiteros y ropa de manga larga de colores claros en las horas de mayor actividad del mosquito también puede reducir el riesgo de picaduras. En zonas con alta incidencia de dengue, es recomendable colocar mosquiteros en puertas y ventanas para evitar que los mosquitos entren en los hogares. Los padres deben estar atentos a cualquier síntoma sospechoso en sus hijos, y los maestros o quienes tienen a su cargo niños, deben conocer los signos de alarma para actuar de inmediato. Cada niño enfermo debe motivanos a todos. El dengue no es un juego, es una enfermedad que puede ser mortal si no se detecta a tiempo. Todos los ciudadanos tenemos un papel fundamental en su prevención. Eliminemos criaderos, reforcemos la vigilancia y protejamos a nuestros hijos. Porque con prevención y detección temprana, salvamos vidas.
DON CHIMINO.- Or sí ta´ a todo lo que da la feria de mi pueblo. El primer día como que hubo un poco de mieditis por parte de las gentes pero, al haber tantísima vigilancia en l´horita se animaron. Onde que el sábado vino Marisela, ya ´bíamos quedado que iríamos yo y mi Puchunga pero nos dormimos pa comprar los boletos. Tres días antes se acabaron en la taquilla y tuvimos que buscar revendedores que los vendían al doble. El precio normal era: gradas 400, plata 600, oro 900 y los viaipi de a 1800, los daban a 4 mil varos. Nos juimos a los de oro pa´ tan siquiera poder verla más de cercas. Nos juimos a buen´hora apenas comenzaba a anochecer. Me llevé mi Forcito pa´ no batallar al regreso. Cuando me ha tocado que vamos con mis compas, primero pasamos al otsso a mercar unas cheves, nos echamos unas en el camino y asina llegamos a la feria medios entonaditos echando relajo y nos ahorramos una lana porque adentro tan re caras. Ora me pregunto: ¿qué es caro? Porque si mira uno, cual más traye su vasote caguamero con el logo de la feria. En todos los estands tanto en los que se miran más cuquis como en los arrabaleros hay infinidá de gentes sentados echando cheve o copa, tonces, a la mejor no es caro sino yo soy codo. Esta vez nos juimos derechito sin pasar al otsso, nos metimos al estacionamiento que da atrás del palenque pa que nos agarrara más cercas y, además, pasar a saludar a Don Pedro y Doña Irene que hacen el sabroso y original pan de Tlatscala. Grande jue mi sospresa y encabronamiento porque, sinvergüenzamente cobraron 100 varos. Ni modos, apoquinamos. Nos metimos pa´dentro, me estacioné lo más cercas de la entrada por el lado de la zona ganadera. Cuando lleganos a la puerta taban pasando unas gentes que llevaban algo asina como artesanías, al querer pasar nosotros se atravesó un guardia, nos cerró la puerta de malla de alambre de gallinero en las narices y dijo que no podíamos pasar, que entráramos por la entrada principal. Le dije que íbamos a saludar a nuestro amigo el del pan que ta a unos pasos de áhi, que nos taba esperando. Enseñándole los boletos le dije que, además, iríamos al palenque. Dijo que no, que por seguridá no ´taban dejando pasar. ¡Uy! Ni supo con quién se metió. Mi Púchun empezó a decirles no sé qué tantas cosas, qué por qué a los otros sí los dejó pasar ¿y a nosotros no?, que si acaso teníamos pinta de maliantes ¿o qué?, que ya éramos gentes de la tercera edá, que ella era una dama y llevaba sus botas de tacón, que ¿en qué cabeza cabía el mandarnos a dar la güelta y caminar como lo de, por lo menos, 4 cuadras de ida y otras cuatro de regreso pa´ llegar al mismo sitio, siendo que nuestro coche taba mero enfrente de nosotros? Les dijo que año con año ese ha sido nuestro camino y que era una grosería de su parte impedirnos el paso. Empezó a hablando fuerte y llegó un momento que empezó a gritarles: –“¡Revise mi bolsa! ¡Ándele! No sea que traiga yo una granada o una pistola. ¡Bárbaros! ¡Qué poco caballeros! ¡Mal educados!” Se agarró de la puerta y la empezó a jaloniar etsigiendo pasar. El julano militar se puso nervioso y jue a hablar con otro que seguro era su superior quien al ver el encabronamiento de mi Púchun no le quedó más que decir que, nomás por esa vez pero que por áhi ya no se iba a poder. Nos juimos derechito a saludar a nuestros amigos del pan que nos recibieron muy contentos y, a pesar de que andaban a la carrera y ocupados todos, nos invitaron meternos pa´dentro, nos ofrecieron sillas, agua de jamaica y, una de sus hijas de ellos que es chef ejecutivo internacional que puso un estand de bebidas llamado “IN- BUBBLE” al lado, nos invitó a probarlas. Yo pedí una de coco con piña, bien helada que, al chuparla, me supo súper sabrosa y, a través del popote se colaron unas bolitas como de jaletina que al romperse dentro de la boca daban como una tronadita y les salía un riquísimo sabor a mango y… ¡ay nanita! Ya me volví a colgar. Áhi nos pa´ l´otra, graciotas.