Objetivo: Mínimo 350 zancudos menos-Don Chimino

Por: J. David Flores Botello

OBJETIVO: MÍNIMO 350 ZANDUDAS MENOS.- Algunos de ustedes ya han escuchado sobre las trampas caseras contra el dengue, incluso ya hay quienes las tienen en casa. Si es de los que ha observado que estas trampas parecen atrapar más jejenes y moscas que zancudas (las hembras de los mosquitos transmisores del dengue), no se preocupe: ¡esto es una excelente señal! Que estos insectos caigan en la trampa significa que el sistema está funcionando y es atractivo. Las moscas y los jejenes se sienten atraídos por el aroma que emana de la mezcla de azúcar y levadura, que genera dióxido de carbono. Este gas es muy parecido al que nosotros exhalamos al respirar, lo que confunde a los insectos y los lleva directo a la trampa. Así que, si su trampa está capturando otros bichos, eso indica que ha logrado hacer un dispositivo efectivo para atraer a los insectos. ¿Por qué es importante eliminar a estos insectos además de los zancudos? Es claro que nuestro objetivo principal son las hembras de los zancudos, que son las responsables de transmitir enfermedades como el dengue, el zika y el chikungunya. Pero eliminar jejenes y moscas también tiene beneficios para la salud y la comodidad de su hogar. Los jejenes son molestos, especialmente en las zonas donde hay agua estancada, y pueden arruinar una tarde al aire libre o hacer incómodo el estar en casa. Las moscas, por otro lado, pueden ser portadoras de bacterias y virus, y eliminar su presencia ayuda a mantener un ambiente más limpio y seguro para nuestras familias. Para quienes dudan de la eficacia de estas trampas porque siguen teniendo zancudos que les pican y no se meten a su trampa, hay datos que respaldan su uso. En países como Colombia y Brasil, estas trampas han ayudado a reducir considerablemente la población de mosquitos en las áreas donde se implementaron, con resultados que muestran hasta un 30 o 50% menos de incidencia en casos de dengue. Cada zancuda que atrapa es una victoria, porque no solo elimina al insecto adulto, sino que también previene que ponga sus huevecillos. Una sola zancuda puede poner hasta mil huevecillos en su vida, y de esos, el 70% llega a eclosionar, es decir, unos 700. De esos, aproximadamente la mitad son hembras, lo cual multiplica el problema si no las controlamos a tiempo. Si atrapa una zancuda en tu trampa cada 15 días, ¡está eliminando potencialmente trescientas cincuenta futuras zancudas! Piense en lo que puede lograr en un mes, o en dos meses. Cada trampa cuenta. Si aún no se ha animado a hacer una trampa, o si se ha desanimado porque parece que no atrapa suficientes zancudos, lo invitamos a confiar en este método. Las trampas caseras son muy sencillas de hacer: solo necesita una botella, azúcar, levadura y agua. No solo son efectivas, sino también ecológicas, ya que no necesita usar químicos que puedan ser dañinos para su salud o la del ambiente. Además, es una opción económica que puede hacer en casa con materiales accesibles. Recuerde: cada zancuda atrapada representa hasta mil huevecillos menos en el ambiente. Al reducir la cantidad de mosquitos, no solo estamos disminuyendo el riesgo de enfermedades, sino también mejorando nuestra calidad de vida. Si consigue atrapar una zancuda cada quince días, está evitando que hasta trescientas cincuenta nuevas zancudas nazcan y se conviertan en una amenaza para su familia y su comunidad. No se preocupe si la trampa también atrae jejenes y moscas; al contrario, esto es una señal de que está funcionando y de que el olor es atractivo para los insectos. Siga utilizando su trampa, renuévela cada 15 días para que siga siendo efectiva pues, el azúcar una vez fermentado ya no genera bióxido de carbono. Lo ideal sería compartir esta información con sus vecinos. Si cada uno de nosotros colocamos una trampa en casa podemos reducir significativamente la población de mosquitos en nuestra comunidad, de esa manera formaremos un verdadero comando común contra el dengue. Así que, ¿cuántas zancudas lleva atrapadas este mes? ¿Ya colocó usted la suya? Cada mosquito que eliminamos cuenta. Hagamos equipo y luchemos juntos contra el dengue.

DON CHIMINO.- Dirán que soy rezongón, pero, ¿a poco me voy a sentir contento de que el Daví ya me deja poco espacio pa´que yo les patique mis “Chimino Aventuras” como dice mi Púchun que, se jue a la Costa Chica tocante a unos papeles que necesitaba pa´ tramitar su beca del bienestar. El sonsacador jue Chón y yo, ya ve, ni modos de decirle no, ¡es mi compadre pues! Los invité a mi cantón a él, a Flor, Javi y Vitorio. Orita que me acuerdo, se me pasó preguntarles a Chón ónde compró las carnitas y a Vitorio ónde los pollos. Chón compró tortillas grandes, d´esas que cuando haces el taco, anque le eches harta salsa, no se desbaratan, como las que había antes, cuando yo taba mocoso. Como soy muy atento, les hice espacio pa´poner además de los platos, vasos y copitas. Las carnitas y el pollo, cad´uno en un platón pa´ no manchar el mantel. Las tortillas en un chiquigüite, agua mineral, un tazón de vigrio con yelos y una pinza, servilletas, platos, tenedores, una charolita pa´los desperdicios. Eso sí, el molcajete con guacamole me lo llevé a la cocina pa que no se lo jambaran todo. Como además de amable soy sincero, les dije “tán en su casa, sírvansen y atiéndansen con confianza”. Esa vez, les presumí de una láctoc que compré a 24 meses sin intereses, tomé emprestada su bocina de mi vieja que se oye más juerte y mas mejor que una rockola, y mientras paticábamos y paticábamos casi arrebatándonos la palabra, juimos paticando sobre qué chamacona de la secundaria y de la prepa nos parecieron más atraptivas a cad´uno. Onde que en aquella época ya se usaban las minifaldas y, anque las prohibían en la escuela, algunas compañeras le recogían el dobladillo, o se las subían más arriba de la cintura pa´enseñar más piernón que, a más de uno, les hacían tirar la baba. Como no los voy a ventaniar, diré el pecado pero no el pecador. Uno de ellos dijo que una vecina dél, hija de unos señores que llegaron de jueras, le gustó rete harto y que él a ella. El papá era gerente en una tienda y la mamá se dedicaba a quihaceres del hogar. Ambos dos taban terminando el sexto de primaria pero cad´uno en la suya. Lo más que le impresionaba de ella, dijo, jueron las pechugas que, anque usaba blusas hasta el cuello, se le miraban enormes. Como se dio cuenta que ella tambor quería con él, le pidió que juera su novia. Ella le dijo que cómo iba a ser su novia si ni tan siquiera se le ´bía declarado y, con tal de que lo juera, se le hincó de dorrillas en un balcón, él en la banqueta, ella dentro de su casa. Le dijo que dende que la miró sintió que se le chispaba su corazón de su pecho, que toda la vida la iba a querer, que nunca ´bía mirado unos ojos tan bellos. Ella acectó pero lo más que pudo hacer jue agarrala de
la mano y solo una vez arrejuntaron su boca apenas al llegue. Una vez, en lugar de ir a su escuela dél se jue a la de ella como a 8 cuadras de lejos. Como no llevaba uniforme de esa escuela no podía entrar pero áhi se estuvo viendo a través de la reja hasta que llegó la hora del recreo, pidió a un muchacho que conoció que le juera a decir a su novia que él taba ajuera. Que en l´horita llegó ella y compartieron torta, la de ella era de jamón de las que vendían en su coperativa y la de él era de frijoles con queso y chiles jalapeños. Le dijo que la iba a esperar pa´acompañarla de regreso a su casa. Asina le hizo, le cargó sus útiles y se jueron paso a paso paticando sobre las canciones de Juan Grabiel, José José, Los Terrícolas y otras que taban de moda en ese tiempo. Que, a pesar de que llevaba sus útiles de él y los de ella y le pesaban “un chingo”, asina dijo, no le importó ir despacio. Llegando a su casa ella tocó, salió su mamá y al verlo le dijo : “te anda buscando tu papá”. “No manchen”, dijo el que paticaba, “ese día, me metió una chinga mi papá que me dejó la espalda y las nalgas llenas de verdugones. Ahí aprendí lo que era pintar venado que yo ni sabía pero, en lo que me azotaba, una y otra vez, eso me decía mi papá, que era para que aprendiera a no irme a pintar venado”. Híjoles, ya me rete colgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.

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