Del sobrado valor que da el grado de “Subteniente”
Por: Enrique Castillo González
El Ejército Mexicano está graduado en 10 robustos escalones, cada uno de esos se alcanza tras haber cumplido las “pruebas” dentro de arcanos con raseros axiológicos y prácticos harto difíciles de explicar, solamente quien ha trepado por esas escalas (o está en vías de ello) lo puede entender y, obvio, explicar.
Como sea, acá dentro del think tank estamos iniciando un ejercicio intelectual para generar un diálogo que busque explicar el cómo es “la vida” durante el tiempo que se cumple cada uno de esos “grados”. Antes se hace menester el comentar lo difícil de llegar con esta idea a mentes “civiles”, pues esas están lejos de los “teatros” donde se desarrolla la “vida militar” aunque también entendemos y reconocemos el entendimiento amoroso de la “gran familia militar” hacia aquel miembro de su familia que vive blindado en el uniforme azul zeta, caqui y/o verde olivo.
Tras lo anterior inicia mi camino dentro del laberinto. Y tomo como señal para leer el mapa que me llevará a la comprensión una charla con uno de los patrones de este Tanque de Ideas.
-Quienes con un alto grado de ignorancia se dan a la tarea de criticar con singular Alegría al Ejército en México, pudieran modificar su criterio al saber cómo transita el civil a cadete; este a oficial; luego a jefe y por último a General- comenzó diciendo desde la cabecera quien nos platicará con detalle su ascender por cada uno de esos grados.
-Por ello compartiré con ustedes la experiencia de caminar el sendero verde olivo con orgullo, comenzando con el ingreso al Heroico Colegio Militar- dijo.
El aroma de sendas tazas de café de Malinaltepec y la prometedora presencia de algunas piezas de pan de Chilapa, le comenzaban a dar ambiente a la tenida; pusimos nuestra atención en el que hablaba.
-Ingresé a los 15 años de edad porque terminé la secundaria. No quería perder más tiempo, mi vocación era firme y clara, desde siempre- quien hablaba ya había entrado al exquisito trance de una buena conversación, y no lo quise distraer.
-Terminé el curso de formación de oficiales en noviembre de 1967. De manera que cumplí mi sueño de ser Subteniente de Caballería.
La sensación de haber logrado el objetivo fue en gran medida, de gozo. Pero… al concientizar el hecho de que sería Comandante de una sección, con 40 hombres a mi mando, todos ellos armados, equipados y adiestrados, me hizo recapacitar en la gran responsabilidad que adquiría!
Si hacen bien sus cuentas- me dijo mientras él tomaba una pieza de pan- notarán que ostentaba la jerarquía de Subteniente a mis escasos 17 años.
Cumplí los 18 luego de 48 días de haberme presentado “pronto para todo servicio” en el 18/o Rgto. De Cab., entonces acantonado en Esperanza, Sonora.
Toda esta circunstancia, -continuó -tan especial creo yo, no pudo disminuir mi felicidad. Si! ahora era oficial del Ejército!
Fuera del cuartel éramos la atracción de las jovencitas del pueblo- otro tiempo para echar en la garganta un largo trago de café; pero antes de ese trago había dibujado una sonrisa.
-Dentro del cuartel éramos los “nuevos” oficiales. Por ello, cada misión asignada la cumplí bajo la estrecha supervisión de mi Comandante de Escuadrón, o bien, como “segundo” de un oficial veterano-
Desde el principio de esa conversación la mirada del militar era la de un subteniente, no la de un señor General de División, espero me explique. Más sigamos con lo dicho por nuestro “subteniente”.
Seguí una de las premisas indicadas por mi padre- dijo el “subteniente” -mi padre, ameritado Coronel en ese entonces, quien con asertividad me dijo… Nunca pierdas la humildad de preguntar a quien sabe más que tu… Y así lo hice siempre, fuera de mayor o menor jerarquía que yo el aludido.
Acá, quien hablaba detuvo el tiempo, y también el jarro boludo con café y el pan recientemente mordido, cuatro segundos de silencio formaron una gran pausa. Y siguió.
-Complementariamente mi padre dijo… de ese modo, aprenderás toda tu vida. Otro silencio corto, terminado ese siguió.
-Fuera del cuartel tuve oportunidad de conocer muchas jóvenes que, haciendo honor al Estado, (Sonora)… eran muy guapas, sencillas para socializar, altas y con carácter fuerte.
Ahí conocí al amor de mi vida… acá yo fui quien detuvo el andar de la conversación, detuve también el paso del pan hacia mi boca y mire a quien hablaba, quería poner toda la atención, más él dio por terminado ese tema y regresó al original. Su vida de subteniente.
-Ahora, cada misión en el exterior del cuartel, la cumplía con el aliciente de salir airoso para regresar cuanto antes y ver a mi novia- ah caray, el subteniente se enamoró -Si -dijo orgulloso -la misma que me acompaña desde hace 55 años!…. (wow).
-Con ese respaldo- siguió hablando ahora emocionado -más los valiosos consejos de “El Federal” pude transitar el sinuoso sendero de esta forma de vida elegida sin inducción o presión alguna.
Ser Subteniente -dijo emocionado -me dió el privilegio de conocer con mucho detalle esa norteña Entidad. Del sur hasta frontera con EUA; de la sierra al mar. A pie, en vehículo, pero más que nada a caballo! Participar en misiones diversas, para mantener el estado de derecho y garantizar la seguridad interior.
Si- seguía con la voz iluminada -eran tiempos románticos. Prevalecía una paz social que hoy extraño. Aunque igual, viví como Subteniente el movimiento del 68; la persecución a los asaltantes del cuartel en Ciudad Madera, Chihuahua y eventos diversos que requerían mi juventud, fortaleza, adiestramiento y valores axiológicos sin reticencias ni ambages- y si, otra pausa que el “subteniente” tomó para dar otro trago a su buen café, y ahora más tranquilo dijo.
-Hoy recuerdo que creía poder con todo y saber todo. Que equivocado estaba. En perspectiva, sigo aprendiendo! Hoy sé bien cuánto me falta, cuánto desconozco, pero, ello me incentiva a continuar, aún en el invierno de la vida, tengo aliciente y entusiasmo- para concluir con nuestro tema que tuvo como misión hablarnos del grado de “subteniente” el hijo del señor General Gaitán Durón tomó retazos de aire y a manera de conclusión dijo.
-Entiendo el significado de cuando mi padre decía. Juventud, divino tesoro!!- SUSCRIBO.
Así fue como dentro de los seis muros del Think Tank comenzamos una nueva ruta.
Último patrullaje.- En el Tanque de Ideas tenemos bien sabido que dentro del territorio nacional existen instituciones que, como el H Colegio Militar, crean Patriotas sólidos. La Antón Lizardo en Veracruz, la Escuela de Chapingo, el Politécnico Nacional y la Normal Superior de Tacuba, e incluso dentro de Seminarios se activa ese sentimiento nacional que da lugar a tener amor a cada logro y grado profesional.
El asunto está en que, los números del Think Tank somos miembros activos de un taller de seguidores del “Arte Militar”.
Balazo al aire.- Temas que llegan al alma.
Greguería.- Un “subteniente” es -soldado profesional cuando está despierto y, Mariscal de Campo vencedor de mil batallas cuando duerme entre sueños.
Oxímoron.- Brújula perdida.
Haiku.- Tú dime que si luna
y te entrego
las estrellas y el mar.