Por: Fernando Polanco Ochoa


Chilpancingo, Guerrero, Mayo 5.- La pandemia del Covid-19 provocó una disminución del 20 por ciento de la matrícula escolar de Guerrero, con lo que los alumnos corren el riesgo de transitar a las filas de la delincuencia organizada.

Así lo expuso la diputada Julieta Fernández Márquez, del PRI, durante la sesión de este jueves, y propuso un punto de acuerdo para que la Secretaría de Educación Guerrero informe al Congreso si cuenta con un programa institucional para atender la deserción, sus indicadores, metas y alcances.

Sin embargo, la propuesta fue turnada por la Mesa Directiva a la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología.

En su exposición, Fernández Márquez refirió que la primera causa de la deserción en nivel primaria se debe a la “situación económica de la familia”, pues carecen de vestido, calzado y útiles escolares.

La segunda causa, dijo, es de índole social, asociada a la desintegración familiar, además de la violencia familiar, así como la escolaridad de los padres, factores culturales, y aseguró que durante la pandemia del Covid-19 el abandono escolar aumentó considerablemente.

“Muchos hogares sin internet en casa y con un solo teléfono para tres o cuatro niños, aunado a la ausencia de los padres en la casa para apoyar en los cuidados, resultó en un panorama poco alentador para la educación de los más vulnerables”, expuso.

La legisladora agregó que después de tres años, desde el inicio de la pandemia, “las y los menores no han terminado de regresar” a las escuelas.

“En Guerrero pasamos de tener a un millón 120 mil estudiantes matriculados a solo 825 mil. De hecho, aun cuando muchos de estos menores están matriculados, el 80 por ciento de los que estaban se han comprobado que aun en registro no están asistiendo regularmente a la escuela”, explicó.

Consideró que a los estudiantes guerrerenses “les estamos fallando”, porque “somos indiferentes a su situación y no estamos haciendo lo necesario para acercarles cuidado, guía y protección que necesitan todos”.

Por eso consideró urgente y necesaria una política pública integral, un programa gubernamental que atienda el problema de la deserción escolar y también que logre unir los esfuerzos que se hacen tanto en materia educativa y económica “con la tan necesaria orientación que nos está faltando”.

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