Por: Antonio León

López Obrador no es un demócrata sino un autócrata, un dictador que está haciendo todo lo ilegalmente posible para descarrilar a la tal vez candidata opositora, Xóchitl Gálvez, que le puede truncar el proyecto de permanecer en el poder a través de una marioneta que le debe toda su carrea política.

Ya hemos visto de lo que es capaz de hacer para tratar de impedir que llegue a la candidatura la senadora Gálvez, Andrés Manuel se ha entronizado como el director de un linchamiento público que ha trasgredido la ley hasta convertirse en una encarnizada e ilegal persecución política, en la cual la descalifica, la agrede, la menosprecia, y se ha burlado de su pasado indígena de escasos recursos económicos. La llamó títere de Fox y de Salinas, así como candidata de la oligarquía e instrumento de quienes quieren seguir saqueando al país, sin presentar una sola prueba de sus afirmaciones.

López Obrador ha sometido a Xóchitl Gálvez al escarnio y la humillación de parte de caricaturistas y periodistas a su servicio, porque éstos, de manera sospechosa, jamás han publicado ninguna caricatura o artículo periodístico de crítica al abuso de poder o ineficiencia del gobierno de AMLO.

Andrés Manuel, desde la presidencia de La República Mexicana, ha incurrido en violencia de género, ejercicio indebido del servicio público, violación a los principios de imparcialidad y equidad en una contienda electoral.

AMLO ha violado la ley al hacer públicos datos fiscales de la empresa de la senadora Gálvez con total impunidad, porque esos datos sólo los pueden utilizar para fines fiscales las autoridades tributarias, violando el derecho a la privacidad y secreto financiero. Pero además lo ha hecho con mentiras, pues señaló que la empresa de Xóchitl Gálvez había obtenido en nueve años ingresos por 14 mil millones de pesos por contratos con el gobierno, pero en los documentos que hizo públicos la suma es de apenas ochenta millones, y por cierto, todos esos contratos los obtuvo mediate licitaciones, es decir, de manera legal.

López Obrador ya no está en sus cabales, ya está delirando, porque ha atacado 35 veces consecutivas en su mañanera a Xóchitl Gálvez, ¿por qué tanta sevicia contra una mujer?, ¿será porque la senadora ha repuntado las encuestas? Aproximadamente en un mes, de acuerdo a una encuesta del periódico El Financiero, ya está a 10 puntos de Sheinbaum, la preferida de AMLO.

Por lo pronto, un diputado de MORENA ya la denunció por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, y dentro de esa misma infamia, trascendió que López Obrador está preparando otro ataque contra Xóchitl Gálvez, y ha puesto a un equipo de auditores y abogados para encontrarle algún detalle que le impida registrarse como candidata, dispuesto a lo que sea con tal de acusarla de delincuencia organizada. Por lo que se observa, lo peor y lo más perverso de López Orador en contra de Xóchitl Gálvez está por venir. Aquí otra vez la pregunta: ¿por qué tanta ferocidad en contra de una mujer, que su único delito es querer ser presidenta de La República Mexicana a lo que tiene derecho según nuestra Constitución?

Recordemos que, en el 2006, el presidente Vicente Fox, cuando era candidato López Obrador, dijo en un par de ocasiones que no era correcto cambiar de rumbo a la mitad del camino, sin referirse particularmente ni insultar a Andrés Manuel, quien colérico le dijo: ya cállate chachalaca. La pregunta es: ¿ahora quién es la chachalaca?, pero no sólo eso, sino que AMLO es una chachalaca diabólicamente perversa.

Hasta el próximo martes estimado lector.

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