Por: Antonio León

Mientras oía la canción El Calendario de Amor, recordaba el suyo donde proliferaban las nubes negras y aguaceros en despoblado.

Canción: un calendario, calendario de amor, un calendario, calendario de amor, juntos todo el año tú y yo.

Días de infortunios, de soledades, de sueños fallidos, de mirada empañada por el llanto apenas contenido, semanas de siete días iguales todos, con sábados y domingos borrados del calendario.

Canción: enero: rosca de reyes cortamos. Febrero: San Valentín celebramos. Marzo, primavera nos encontramos.

Pero no solamente su calendario es fantasmagórico, sino también el de millones de hombres y mujeres que forman el ejército del peladaje, la legión de los apenitas, en cierto modo masoquistas que intentan sanar sus heridas con canciones para desesperados: ¨borracho yo he nacido, borracho yo he crecido, y sé sinceramente que borracho he de morir¨.

Canción: abril, conejitos de pascua nos damos. Bien, va bien y va a estar mejor, siguiendo un calendario, un calendario de amor, todo el año, todo el año tú y yo.

Pero el calendario de la realidad de millones y millones, sólo presenta fechas de malabares con las carencias que aumentan de manera inversamente proporcional a la bonanza de sus gobernantes, ausencias de fechas para festejar y días y más días que son dramáticamente para olvidar.

Canción: mayo, a tu mamá un regalo llevo yo. Junio, ¡fiesta!, vamos a la graduación. Julio, que buena onda el verano llegó. Agosto, te llevaste el show.

Calendario proletario, acompañado por algo así como el aleteo de zopilotes y buitres de la política, en espera de que en una fecha no lejana el pueblo quede intelectualmente inerte para saciar su codicia con su triste existencia amaestrada.

Canción: septiembre, soy fuego pero no artificial. Octubre, Halloween, dos diablos en disfraz. Noviembre, como osos vamos a invernar.

Calendario saturado de sinsabores, de marchas forzadas sin querer volver la vista atrás, porque lo que va quedando en el pasado es como para no recordarlo jamás, vidas familiares solitarias carentes de solidaridad, porque nadie les ha enseñado que eso es lo que les ayudaría un poco a superar su situación desventajosa.

Canción: julio: que buena onda el verano llegó. Agosto, te llevaste el show. Diciembre, tu serás mi regalo de navidad.

Calendario de veranos que calcinan hasta la mínima ilusión e inviernos con un frío que cala hasta el alma, calendario que muestra que la vida proletaria se colapsa día tras día, página tras página.

Canción: bien, va bien, y va a estar mejor, siguiendo un calendario, un calendario de amor, todo el año, todo el año tú y yo.

Hasta el martes próximo estimado lector.

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