Por: Antonio León

El sábado pasado fue el cumpleaños del senador Félix Salgado Macedonio, “le festejaron” como yo nunca había visto por estas tierras del sur mexicano: desayuno en Iguala, comida en Chilpancingo y fiesta en Acapulco. En las tres ciudades los locales para el convivio estuvieron abarrotados, parecía que él era el gobernador o mínimo una estrella del espectáculo. Cantó acompañado de un conjunto en Chilpancingo y Acapulco, y a cada estrofa con voz aguardentosa que salía de su ronco pecho, aplaudían como si fuera el Bad Buny de Guerrero. Félix desde que terminó su gestión como presidente municipal de Acapulco, en donde por cierto dejó una deuda de más de 900 millones de pesos, se apartó de la política, y a partir del 2014, se dedicó a editar el periódico La Jornada Guerrero, haciendo convenios, ¿o negocios?, con políticos de cualquier filiación partidista, entre ellos el gobernador priísta Héctor Astudillo, con quien se dice tuvo pactos en lo oscurito, y así pasaba la vida el buen Salgado Macedonio, sin pena ni gloria, como un guerrerense cualquiera, venía a Iguala y no se le arremolinaba la gente como en la actualidad, por ese tiempo me encontré por casualidad con él en el zócalo de esta ciudad, nos saludamos porque lo conozco desde que tenía su periódico aquí, me pidió que lo acompañara al Monumento pues se le iba a ofrecer un homenaje luctuoso a su sobrino Justino Carbajal Salgado, quien había sido asesinado por estos rumbos, en ese evento había muy poca gente, no más de veinte personas, y no se arremolinaban alrededor de Félix como sucedió el sábado pasado, apenas unos tres periodistas se acercaron a entrevistarlo, y terminado el acto se alejó con dos o tres acompañantes sin que lo siguiera turba alguna tal como pasa por estos días. ¿Por qué actualmente tiene tantos fanáticos Félix?, me pregunté cuando vi las fotos y videos de esos tres convivios, llenos de gente devota de Salgado Macedonio, si en 1987 fue diputado federal, en 1994 senador, en el 2000 otra vez diputado federal, y a partir del 2018 senador por segunda vez, y en esos 16 años no ha hecho absolutamente nada importante ni por la población del municipio de Iguala, Chilpancingo o Acapulco, ni por el estado, mucho menos por el país, ¿o acaso se sabe de alguna gestoría del autonombrado “Toro sin cerca” para que se realizara al menos una obra de importancia en la entidad?, ¿o que haya propuesto alguna ley relevante que ofreciera mayor certeza jurídica al pueblo de Guerrero y de México en alguno de sus derechos constitucionales? Como legislador está reprobado, pues ha pasado por la Cámara de Diputados y senadores con más pena que gloria, destacándose sólo por sus ocurrencias cuando ha tomado la palabra en las tribunas legislativas o ha retado a golpes a sus iguales, o por sus escándalos en la vía pública y en su vida no tan privada. Y así andaba Félix allá por el 2017, sin siquiera la décima parte de la fama mediática que hoy tiene, hasta que lo lanzó al estrellato otra vez López Obrador al ordenar que se le diera por dedazo (disfrazado de encuesta) la candidatura para senador por MORENA. Todavía como actual senador no llamaba la atención de las masas de manera demencial como en estos días, pues por ese tiempo nos encontramos en el centro de Iguala y pude saludarlo sin que hubiera aglomeración alguna, apenas unas cuatro personas lo acompañaban, entre ellas el presidente municipal, y la gente que pasaba a un lado de él ni siquiera lo volteaba a ver. ¿A qué se deberá entonces esa repentina fama y devoción de una buena parte del pueblo guerrerense si no ha hecho absolutamente nada importante por la entidad? Posiblemente la causa sea que es el padre de la gobernadora del estado, que se aproximan elecciones el próximo 2024, que muchos anhelan estar en las candidaturas, aunque sea de regidor, o ya de perdida en alguna chambita en el ayuntamiento donde residan. Esto despierta mi interés de cómo estará el próximo festejo del cumpleaños del “Toro sin cerca”, pienso que será más delirante que el del sábado pasado. ¡Qué emoción!
Hasta el martes próximo estimado lector.

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