Por: Alejandro Gómez Sotelo


Taxco, Gro., Febrero 24.- En el marco de los 700 años de la fundación de la Ciudad de México (CDMX), la Compañía Nacional de Teatro Clásico del Siglo de Oro Fénix Novohispano, bajo la dirección de Juan Francisco Hernández Ramos, organizó una «Misa de Réquiem» en honor al dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, a quien consideraron un personaje que trascendió en la historia, la cultura y la literatura universal por su grandeza y astucia.


La celebración litúrgica, oficiada por el canónigo Rodrigo Benito Flores, se llevó a cabo el fin de semana en la Catedral Metropolitana de la capital del país. Durante la ceremonia se presentaron pasajes alarconianos a cargo de Lilliam Von Der Walde y Federico Campbell Peña, quienes abordaron la vida y obra del escritor taxqueño, educado en la CDMX. Además, se realizó la lectura dramatizada Mudarse por Mejorarse y se contó con la participación de la mezzosoprano Gerardina Martínez Félix, quien acompañó la misa.

Hernández Ramos explicó que la obra de Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza es reflejo del contexto de la Nueva España, territorio que abarcaba desde Santa Fe, Nuevo México, hasta Nicaragua, donde convergieron diversas culturas por primera vez en el siglo XVI. «En 1609, en la Catedral Metropolitana, el dramaturgo obtuvo su título de licenciado y abogado, aunque también cursó estudios en Salamanca», señaló.


Destacó que, en 1565, en Guerrero, llegó el primer Nao de China, lo que marcó el inicio de un intercambio no solo comercial, sino también cultural. Este entorno cosmopolita influyó en la formación del literato, cuya educación combinó influencias de Oriente y Occidente, dando lugar a la aparición de grandes genios como el propio Alarcón.


Subrayó la importancia de rescatar la memoria del escritor taxqueño como un ilustre hijo de su tierra, ya que su legado, su vida, su obra y su actitud perseverante deben servir de inspiración para que las nuevas generaciones revaloren su grandeza y audacia. A pesar del tiempo, sigue vigente y es admirado como un genio de la comedia, capaz de profundizar en el pensamiento y la naturaleza humana.


Recordó que el año pasado, en Madrid, España, se ofreció una «Misa de Réquiem» en honor al dramaturgo, en cumplimiento de su testamento, en el que dejó estipulado el pago de cinco mil misas por su alma y la de sus familiares. Bajo esa premisa, se busca cumplir su última voluntad en México, en la Catedral Metropolitana, máximo recinto de la historia religiosa, patrimonial y artística de la nación.
Hernández Ramos consideró que reconocer la vida y obra de Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza es un acontecimiento significativo, pues su legado forma parte de la historia, la cultura y la literatura universal, más allá de los cambios políticos y de gobernantes que han relegado su enseñanza.
El director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico del Siglo de Oro Fénix Novohispano reiteró su llamado a rescatar la memoria, vida y obra del dramaturgo, quien, a pesar de su origen en Taxco, recibió su educación en la capital del país y completó su formación académica en Europa.