Inclusión y equidad en educación

Por: Alejandra Salgado Romero

“Todos los niños/as y jóvenes del mundo, con sus fortalezas y debilidades individuales, con sus esperanzas y expectativas, tienen el derecho a la educación. No son los sistemas educativos los que tienen derecho a cierto tipo de niños/as. Es por ello que es el sistema educativo de un país el que debe ajustarse para satisfacer las necesidades de todos los niños/as y jóvenes.”

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)

El personal del sector educativo estamos retomando nuestras labores, después de haber disfrutado de algunos días de asueto en un espacio que se ha denominado receso escolar. Una de las primeras actividades, -junto con la limpieza y preparación de espacios físicos-, es la Fase Intensiva

del Consejo Técnico Escolar y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes: Plan y Programas de Estudio de la Educación Básica 2022, integrado por cinco sesiones de trabajo. Dentro de este espacio de capacitación y reflexión, dos conceptos toman protagonismo durante la primera sesión: inclusión y equidad, por lo que es importante analizar la aplicación de los mismos en el ámbito educativo.

Sin duda, cada ser humano tiene una manera particular de ser y pensar, es único, y uno de los grandes errores que se han cometido en las aulas es pretender enseñar sin considerar las particularidades de cada alumno/a. La inclusión educativa es todo lo opuesto a la uniformidad de la enseñanza, y desarrolla contenidos a partir de las igualdades y diferencias de las y los alumnos, de esa manera busca fomentar la buena convivencia dentro y fuera de las aulas, y en ello radica su importancia, pues se trata de una metodología que permite personalizar la enseñanza en el aula. La Inclusión Educativa, según especialistas, es un proceso orientado a garantizar el derecho a una educación de calidad y excelencia para todos los y las estudiantes en igualdad de condiciones, prestando especial atención a quienes están en situación de mayor exclusión o en riesgo de ser marginados/as (es decir, aplicando el principio de equidad).

En nuestro contexto, resulta imperativo generar escuelas inclusivas, que acojan a todos los y las estudiantes, sin ningún tipo de discriminación, y favorezcan su plena participación, desarrollo y aprendizaje, lo que representa una poderosa herramienta para mejorar la calidad de la educación y avanzar hacia sociedades más justas, equitativas y cohesionadas, pero también, constituye una de las principales obligaciones de todo Gobierno. Por ello, lograr la igualdad educativa y superar todo tipo de discriminación en educación está contemplado dentro de los Objetivos del Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, estableciendo además que las principales líneas de acción para avanzar hacia esta meta son: a) Fortalecer políticas y programas que promuevan la equidad, la inclusión y la capacidad de las escuelas para avanzar en una educación inclusiva; b) Fortalecer las competencias de diferentes actores en relación con la equidad, la inclusión y la atención a la diversidad; c) Fomentar el desarrollo de programas que contribuyan al acceso a las TICs de estudiantes en situación de mayor exclusión; y, d) Fomentar la creación de redes de escuelas para favorecer el intercambio e identificar y difundir buenas prácticas de inclusión.

En la realidad, existe una clara distancia entre el ideal que supone el concepto de proporcionar una educación inclusiva que llegue por igual a todas y todos, en contraste con la realidad de las diferentes circunstancias y entornos en los que las personas viven. Por ello, es importante hacer un diagnóstico de nuestro entorno en el ámbito educativo, y establecer objetivos para transitar hacia escenarios inclusivos. La inclusión en educación involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niños/as y jóvenes del rango de edad apropiado, con la convicción de que es responsabilidad del sistema regular, educar a todos los niños y niñas, garantizando igualdad de oportunidades para todos y todas. El objetivo, según especialistas, es velar por la garantía de cubrir todas las necesidades que requiera cada persona, en cualquier contexto pedagógico escolar y extraescolar en el que se encuentre el alumnado.

El inicio, definitivamente, será lograr comprender y hacer efectivo el que la educación es un derecho, no un privilegio. Luego, asumir que cada estudiante posee unas características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje distintos y deben ser los sistemas educativos los que estén diseñados para dar una respuesta eficaz a esta demanda. A partir de ello, debemos trabajar de forma comprometida y consciente, hasta lograr que las garantías que buscamos en la sociedad y en nuestras comunidades como ciudadanía, sean las mismas que se ofrezcan, de manera efectiva, en cada aula desde donde se forman cada individuo, cada generación.

La inclusión y equidad implican la personalización de la educación para atender las múltiples necesidades específicas de cada alumno/a, lo que demanda de acciones individuales, pero dentro de un entorno universal; es decir, integrar al alumnado a un entorno común, atendiendo sus particularidades. Para conseguir trabajar de forma efectiva a favor de la inclusión educativa, cada colectivo escolar debe ser capaz de reducir las discapacidades promovidas por las barreras humanas, físicas e institucionales, para garantizar el acceso y la participación de todas y todos en las aulas, lo que generará un entorno sano y empático, libre de violencia y que garantice el respeto a los derechos de cada niño, niña y/o joven, teniendo siempre claro que la inclusión y la equidad deben ser mucho más que un discurso o un ideal.

Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.

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