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Oslo, Noruega, La noche en Oslo se tiñó de historia. En un Ullevaal Stadion lleno hasta el último asiento, Noruega vivió una de las jornadas más emotivas de su futbol moderno al imponerse 4-1 ante Estonia y colocarse a las puertas de su primea Copa del Mundo en 28 años. El encuentro, correspondiente a las eliminatorias de la UEFA rumbo al Mundial 2026, no solo significó tres puntos: representó la resurrección de una generación que soñaba con volver a la máxima cita del futbol.
El duelo tenía, además, una implicación directa en el resto del Grupo I, donde Italia observaba con preocupación. Una victoria noruega obligaba a la Azzurra a ganar sus dos partidos restantes y a firmar una diferencia de goles casi imposible. Por eso, el ambiente en Oslo mezclaba ilusión con tensión, consciente de que una noche perfecta podía cambiar el destino del grupo y la historia de todo un país.
EL VENDAVAL NÓRDICO ARRASÓ EN SEIS MINUTOS
El primer tiempo fue un ejercicio de paciencia. Noruega dominó con claridad, pero la falta de definición y las atajadas del arquero Hein mantuvieron el empate sin goles. Todo cambió al inicio del complemento, cuando Alexander Sørloth abrió el marcador con un potente cabezazo al minuto 50. Tres minutos después repitió la fórmula y puso el 2-0, desatando el júbilo local.

El éxtasis llegó con el turno de Erling Haaland, que firmó un doblete en cuestión de minutos (56’ y 60’), transformando el 0-0 en un contundente 4-0 que encendió la fiesta en las gradas. Estonia descontó con Saarma al 65’, pero el daño ya estaba hecho. El conjunto noruego, liderado por la juventud de Antonio Nusa y la potencia de sus delanteros, controló el ritmo del cierre sin sobresaltos.
UNA HAZAÑA QUE REESCRIBE LA HISTORIA DE NORUEGA
Con el silbatazo final, la euforia se desbordó. Noruega no solo sumó tres puntos vitales, sino que prácticamente aseguró su regreso a la Copa del Mundo, algo que no lograba desde Francia 1998. El público celebró consciente de que el sueño está casi cumplido: una generación entera que creció sin ver a su selección en un Mundial estaba a punto de presenciarlo nuevamente.
La goleada ante Estonia no solo fue un resultado; fue una declaración de identidad. Noruega confirmó que su talento, encabezado por Haaland, Nusa y Ødegaard, está listo para competir entre los grandes. Y esta vez, después de casi tres décadas de espera, el mundo del futbol volverá a escuchar el himno noruego en una Copa del Mundo.
