El café es considerado la bebida más popular del mundo, y se estima que cada día se consume 3 millones de tazas. Pese a que diversas investigaciones han advertido sobre los efectos de su excesivo consumo, para muchos es imposible resistirte a esa dosis diaria de energía. 

Y es que, su consumo moderado brinda grandes ventajas. Gregg Fonawor, cardiólogo de la Universidad de California, en Los Ángeles, manifestó que esta bebida contiene una gran variedad de compuestos que tienen efectos antioxidantes y antiinflamatorios, que benefician nuestra salud. 

Sea por sus propiedades nutricionales o sabor, la popularidad del café en el mundo en innegable. Y es que a partir de este consumo, convertido para muchos en hábito, se ofrecen diferentes productos en el mercado para satisfacer las necesidades de los amantes de esta bebida. Hoy, es posible preparar los más variados tipos café en casa, sea algo más tradicional, sea algo más rápido, teniendo una cafetera de cápsulas,

Si bien es cierto, el café de consume a nivel mundial, en algunas zonas fue prohibido. En la cultura musulmán, esta bebida también tuvo gran connotación por su historia.

La información que tenemos sobre el café no es algo netamente actual. Se estima que por los años 1511 al 1532 en La meca y El Cairo los efectos del café fueron suficientes para su prohibición en el estado musulmán. Pero su popularidad fue tan grande entre la población que influyó en la cancelación del decreto. 

Además, en 1583, un médico alemán, Léonard Rauwolf, que acababa de llegar de un largo viaje, realizó una descripción llamativa luego de probar el café, lo que ocasión gran atención por los mercaderes y personas del lugar. “Una bebida tan negra como si fuera tinta y remedio contra todo tipo de males. Sus consumidores la toman por la mañana en una jarra de porcelana que pasa de mano en mano y de la que cada uno llena su propio vaso”. 

Por lo tanto, en el siglo XV, los musulmanes introdujeron el café por todo Persia, Egipto, África Septentrional y Turquía. Durante este tiempo la cultura musulmán tenía problemas con la prohibición de las bebidas alcohólicas, por los efectos que causaba. Entonces, un grupo de doctores y juristas examinaban las alteraciones que el café propiciaba al hombre, a fin de que se ajuste al Corán, ya que buscaban la no intoxicación. 

Aunque hubieron intentos para cancelar el consumo del café en la sociedad islámica, no se logró perpetuar debido a que, para 1630 en la ciudad de El Cairo ya existía una industria del café. La población ya contaba con más de un millar de cafeterías, lo que también desarrolló la era del nacimiento del espíritu crítico, favoreciendo los intercambios culturales entre los consumidores. 

La realidad mística del islam -mediante una de sus tariqas o hermandades- denominada sufismo, fue el responsable de que millones de personas empiecen el día con una taza de café. El sufismo es un conjunto de hábitos de tipo religioso que es caracterizado por hacer hincapié en ciertas ceremonias, con el objetivo de servir como orientación para aquellos individuos que buscan una conexión espiritual con Dios. 

Los sufíes acostumbraban disfrutar de tazas de café todos los días en sus rituales de reunión. Esto les permitió mantenerse despiertos durante las noches de devoción. En adelante, un grupo de estudiantes lo llevó hasta el Cairo, y esta tradición se extendió por todo el imperio. En el siglo XII alcanzó Turquía, pero en Europa no se empezó a servir sus semillas hasta el siglo XVI, cuando un mercader veneciano las llevó a Italia por primera vez. 

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