Servicios AINI
Ciudad de México, Octubre 15.- Las mujeres jóvenes enfrentan una doble barrera cuando se trata del diagnóstico oportuno de cáncer de mama: el sistema de salud y la falta de capacitación médica prolongan el tiempo entre la aparición de los primeros síntomas y la confirmación del diagnóstico
Las mujeres menores de 40 años tienen una media de 107 días desde que se detectan un síntoma hasta que son correctamente diagnosticadas, mientras que las mayores de 40 tardan 53 días, es decir, una mujer joven tarda el doble en llegar a un diagnóstico oportuno”, explicó Elisa Puente, directora de Fundación CIMA.
El cáncer de mama triple negativo, uno de los tipos más agresivos y de evolución más rápida, afecta principalmente a mujeres menores de 40 años. Este subtipo representa entre el 12% y 23% de los casos de cáncer de mama, y suele detectarse en etapas avanzadas.
Las mujeres jóvenes no creen que les pueda dar cáncer de mama. Piensan que es una enfermedad de sus tías o de sus mamás. Pero también les da a las chavas de 20 años, y aunque los casos menores de 20 sean raros, existen”, señaló.
La falta de autoexploración y de conocimiento del cuerpo agrava la situación.
Lo primero que necesitamos es que las mujeres jóvenes se observen y conozcan la estructura de sus senos, para que detecten de inmediato cualquier cambio”, recomendó la especialista.
Médicos que no sospechan cáncer en mujeres jóvenes
Una de las principales causas de este retraso, explicó la directora de CIMA, es que los médicos de primer contacto no consideran el cáncer como una posibilidad cuando la paciente es joven.
Si una mujer menor de 40 años llega con un enrojecimiento o una bolita, su médico general o ginecólogo comúnmente dice: ‘ve con la dermatóloga, ha de ser algo de la piel’. Descartan por completo que el síntoma pueda ser cáncer”, comentó.
Esa desconfianza médica genera una pérdida de tiempo valiosa, especialmente en tumores como el triple negativo, que pueden avanzar rápidamente y volverse metastásicos.
Se pierde muchísimo tiempo en averiguar otras causas o en dar tratamientos para el síntoma sin hacer estudios que descarten cáncer de mama”, advirtió.
Estudios mal interpretados y equipos deficientes
Incluso cuando las mujeres logran hacerse estudios, existen otros obstáculos. La falta de mantenimiento en equipos y la deficiente lectura de resultados también retrasan el diagnóstico.
Muchas veces los estudios no se hacen en lugares serios. Si el aparato no está calibrado o quien interpreta la imagen no está capacitado, puede no ver nada o no saber qué está viendo”, dijo Puente Reyes.
De esa forma, una mujer puede irse tranquila a su casa creyendo que “no tiene nada”, cuando en realidad el tumor sigue creciendo.
Ahí se va el tiempo, y cuando llega el diagnóstico, el cáncer ya está avanzado”, lamentó.
El miedo a saber y la cultura de no ir al médico
El miedo también juega un papel importante. De acuerdo con Fundación CIMA, una gran parte de las mujeres evita acudir al médico por temor a recibir un diagnóstico grave.
La mayor parte de las mujeres —y hombres— que tienen un síntoma que debería revisarse rápido, no quieren ir al doctor a saber qué tienen. Si vas sumando todos esos factores, hablamos de muchísimo tiempo perdido que pudo haberse aprovechado”, concluyó.
Urge capacitación y conciencia social
La vocera de Fundación CIMA insistió en la necesidad de capacitar al personal médico, mejorar el acceso a estudios diagnósticos de calidad y promover la autoexploración temprana desde edades jóvenes.
El cáncer de mama en jóvenes no es común, pero tampoco es tan raro como creemos. Y el triple negativo es particularmente agresivo. Si seguimos diagnosticando tarde, seguiremos perdiendo vidas que pudieron salvarse con tiempo”, señaló.
De acuerdo con la organización, los esfuerzos de detección deben incluir campañas dirigidas específicamente a mujeres jóvenes, además de la capacitación de médicos generales y ginecólogos para reconocer síntomas fuera del rango típico de edad.