México llega al Día internacional para la erradicación de la pobreza que se celebra este lunes con un gran rezago en esta materia y lo que es peor, convertido en una fábrica de pobres que amenaza con aumentar en los próximos años ese 40 % de la población que está en esas condiciones en la actualidad derivado de un escenario de inflación incontrolable y estancamiento económico en el país.

Los programas “sociales” de transferencias monetarias – la política pública más empleada para administrar la pobreza- no alcanzan a reducirla y actualmente excluyen al 66% de los hogares de menor ingreso.

La cobertura de las transferencias no llega a toda la población de bajos ingresos. De hecho, la cobertura de los hogares más pobres se redujo en 2020. Dos de cada tres hogares de menor ingreso no reciben transferencias monetarias de los programas gubernamentales. La mayor presencia de pobreza está en los estados del sureste del país: Chiapas (75%), Guerrero (66%), Puebla (62%) y Oaxaca (61%).

De acuerdo a un reporte especial elaborado por “Acción Ciudadana contra la Pobreza”, con motivo del Día Internacional para erradicación de la pobreza que se celebra este 17 de octubre, la población en pobreza en México se concentra en 100 municipios ubicados zonas urbanas donde viven 22.3 millones de personas en esa condición.

Los 10 municipios con mayor cantidad de personas en pobreza son: León (817 mil), Ecatepec (786 mil), Puebla (773 mil), Iztapalapa (681 mil), Neza (523 mil), Toluca (511 mil), Chimalhuacán (494 mil), Tijuana (453 mil), Acapulco (395 mil), Zapopan (388 mil). Cinco de esos 10 municipios se ubican en el Estado de México y la Ciudad de México.

La concentración de la pobreza en zonas metropolitanas es muy clara: En el oriente del Valle de México hay 25 municipios y alcaldías conurbadas, son el 1% de los municipios del país. En esos 25 municipios viven casi 12 millones de personas (11.9) y hay 5 millones 537 mil personas que viven en pobreza, es casi la mitad de su población (46.5%).

POBREZA ESTANCADA

El reporte establece que la pobreza conculca el ejercicio de otros derechos sociales básicos: la educación, la salud, la vivienda digna, la alimentación suficiente y nutritiva. En México—agrega– la pobreza está estancada; desde 2008 afecta al 44 por ciento de la población.

Además hay 20 millones de personas más viviendo en pobreza por ingresos, aunque el porcentaje esté estancado desde hace 30 años: 53 por ciento.

El estudio concluye que “hay pobreza en todo el país”. Los porcentajes más altos están en el Sur del país (60-70%), pero en el Norte aún con porcentajes menores, la cantidad de personas es muy alta.

La incidencia de la pobreza es más alta en zonas rurales (57%) y para la población indígena (73%), pero la mayor parte de personas en pobreza vive en zonas urbanas (70%).

La desigualdad que afecta a la población indígena es crónica. Casi tres de cada cuatro personas indígenas son pobres (73%). Son 8 millones 536 mil. Es cerca del doble de la incidencia de pobreza que la población no indígena.

PROGRAMAS SOCIALES EXCLUYENTES

El reporte establece que el ingreso por transferencias de programas gubernamentales que reciben miles de familias representa el 2.3% del ingreso total de esos hogares pero ni de lejos es la solución a la pobreza que viven millones de mexicanos.

“Es un grave error y una confusión pretender que los programas sociales sean la solución”, establece.

En México –agrega–no hay “programas sociales” que posibiliten que los hogares de menor ingreso tengan una transferencia suficiente para superar la línea de pobreza.

Por ejemplo, las becas “Benito Juárez” no tienen el monto suficiente para “sacar” de la pobreza a los hogares. Tampoco la “pensión para adultos mayores” que es la transferencia de mayor cobertura
de su población objetivo, tiene un monto suficiente para cubrir el costo de la canasta básica, que es
el umbral para superar la línea de pobreza.

Las becas evidentemente también resultan insuficientes para garantizar educación de calidad con equidad. La política de equidad no puede reducirse únicamente a transferencias monetarias
y además está el problema de la exclusión.

La cobertura de las transferencias no llega a toda la población de bajos ingresos. De hecho, la cobertura de los hogares más pobres se redujo en 2020. Dos de cada tres hogares de menor ingreso no reciben transferencias monetarias de los programas gubernamentales.

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