pOR: Álvaro Venegas Sánchez

Habrá que recordar, el pasado 3 de abril, ante el desorden económico mundial provocado por la política arancelaria de Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó 18 programas del Plan México con el fin de proteger y fortalecer el mercado interno, la seguridad energética y la autosuficiencia alimentaria, aumentando la producción de granos y leche. Acto seguido, en Michoacán, puso en marcha el programa Cosechando Soberanía por el cual el gobierno otorgará créditos a 300 mil pequeños y medianos productores de mil 184 municipios.


La meta al final del sexenio contempla apoyar a 750 mil productores y el crédito incluye un seguro agropecuario por riesgos climáticos y daños por plagas, entre otros, así como un precio mínimo garantizado. Igual habría que recordar que, de 2025 al 2030, proyecta aumentar la producción de maíz blanco de 21.3 millones de toneladas a 25 millones; frijol, de 730 mil toneladas a un millón 200 mil; arroz, de 221 mil 500 toneladas a 450 mil; leche, de 13 mil millones de litros a 15 mil millones de litros y leche Liconsa, de 687 millones de litros a mil 300 millones.
El apoyo para cultivar maíz blanco (grano ya protegido, no se siembra maíz transgénico) considera como estados prioritarios: Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Campeche, Tabasco, Yucatán y Morelos. Para cultivo del frijol: Zacatecas, Chihuahua, Durango, Chiapas, Puebla, Veracruz, San Luis Potosí, Nayarit y Guerrero.


Nada que objetar al respecto. El Plan, los programas específicos, las proyecciones, la gran voluntad de impulsarlos por el bien de México son excelentes. El problema son el conjunto de dificultades que imponen presas vacías por sequías ocurrentes y las políticas aplicadas durante mucho tiempo, en décadas. Éstas propiciaron abandono al campo y por tanto que la producción se redujera escasamente para autoconsumo de las familias; claro, ocurre, a veces no da ni para eso. La migración de los campesinos a las ciudades en busca de oportunidades y el cambio de uso de suelo tuvo consecuencias visibles: la conformación de cinturones de miseria y crecimiento inevitable de la mancha urbana.


Ojalá con los siguientes comentarios me explique mejor. 1) Llegué a vivir a esta ciudad en el año 1975. Aunque Iguala ha sido centro comercial, pasaba el Tren, en aquel tiempo tenía más aspecto rural. Por la salida a Taxco, después del llamado Puente colorado (metros adelante de lo que era la Prepa 10 de la UAG) casi no había viviendas. Al transitar por el Periférico, podían observarse extensos sembradíos. Hoy tapan las construcciones y si bien mantiene el nombre, Periférico, se ha convertido en avenida divisoria y acceso al centro de colonias asentadas en terrenos que antes eran cultivables. Este fenómeno ocurrió en la capital del estado y todas las ciudades.

2) En los años 80 y posiblemente hasta mediados de los 90, en las Escuelas Secundarias Técnicas merced al modelo educativo con que trabajaban, había producción: leche y sus derivados, miel, granjas, etc. Las escuelas de este sistema, presumían sus resultados generándose una especie de competencia entre ellas. Hoy, visite cualquiera, la que tenga más cerca, constatará cierto abandono. Para más, escuelas primarias de comunidades rurales, tenían terreno destinado a parcela escolar; los maestros las cultivaban con los padres de familia y si el producto se comerciaba era para apoyo de la institución.


Nota: Siendo director de la escuela primaria de Tuxpan, municipio de Iguala, en un año escolar la venta del producto de la parcela, sembrada de mango, sirvió para comprar modestos escritorios y mesas para los docentes en su respetivo salón de clases.


3) Las personas que se dedican a la agricultura en tiempos actuales son personas mayores, sobre todo las que cuentan con terreno de regadío y no dependen tanto del temporal de lluvias. Los jóvenes, la mayoría, prefieren realizarse buscando otras opciones.


Situaciones como estas y otras, nada fácil superarlas de inmediato. Incrementar la producción de frijol, arroz y maíz, es deseable y necesario. Empero ¿cómo lograr que las presas recuperen su capacidad, tierras disponibles, recursos técnicos y humanos para lograr los objetivos a corto plazo? Por supuesto, por ahora lo importante es que hay Plan y disposición presidencial para invertir recursos en pos de la seguridad alimentaria que necesitamos. Hay que sumar voluntades.

Iguala, Gro., 28 de abril del 2025

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