Por: Álvaro Venegas Sánchez

Los días 2, 3 y 4 de julio, vísperas y Día de la Independencia de Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum hizo preguntas contundentes al gobierno del país vecino. Todas derivadas de hechos y declaraciones provenientes del titular de la Casa Blanca y miembros de su gabinete con intención de avasallar al gobierno de México. Más claro, usan lenguaje directo y prepotente para intimidar y hacer que la presidenta obedezca designios externos. En franca y total falta de respeto a normas bilaterales establecidas y principios para mantener la buena vecindad.


Primero, ante la disminución en el decomiso de armas y municiones en la frontera México-Estados Unidos, exigió aplicación recíproca: “es de los dos lados, no puede ser sólo de uno”. Y reveló que en una llamada con su homólogo Donal Trump comentó a éste: “¿cómo puede explicar que un lanzagranadas que tiene un grupo de la delincuencia organizada pase de manera ilegal de su país al mío? ¿Dónde están las revisiones que deben hacer ustedes en la frontera?” Dado que el punto salió en el contexto del problema de los aranceles, aclaró “No creo que esto disminuya la entrada de armas, pero decirlo en las mañaneras ayuda mucho”


Luego, antes de que Trump disfrutara la aprobación de su “grande y hermosa” ley de presupuesto aumentando el gasto militar en 170 mil millones de dólares para incrementar las deportaciones, reforzar la seguridad fronteriza y recorte al gasto social, con la cual culminó la ceremonia por el Día de la Independencia de Estados Unidos, Claudia Sheinbaum criticó que se contradigan y pacten con narcoterroristas.
En la Conferencia del Pueblo formuló tres preguntas que los asistentes obviamente respondieron. 1. ¿Cómo nombró el gobierno de Estados Unidos a las organizaciones de la delincuencia organizada en México? _ Terroristas.
Continuó. 2. ¿Qué ha dicho Estados Unidos en relación con organizaciones terroristas? Que no negocia con terroristas, fue la respuesta. 3. ¿Y qué está haciendo? _Negociando con terroristas.


Así, de forma sencilla y clara, ilustró la hipocresía respecto al trato y acuerdo con Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán, quien aceptó declararse culpable de los cargos que le imputan para obtener una sentencia moderada. Planteó: “Por tratarse de un caso de extradición, por lo menos deberían tener coordinación con la Fiscalía General de la república, pues durante la detención (de Ovidio) realizada por el gobierno de México fallecieron soldados mexicanos”


En otro momento de la mañanera del 4 de julio, la mandataria aludió también la hipocresía de aquí, la criolla; de la que brillan personajes de la oposición política y mediática. Al referirse a los que impugnaron la elección del Poder Judicial porque no tendrán ya privilegios y claro, no les gustan los jueces que quedaron porque no habría relaciones de contubernio como antes; el “hazme el favor”, “ahí te encargo, “ayúdame”; “sienten nostalgia trasnochada”. Pero, deslizó, el presidente del PRI sigue reuniéndose con Norma Piña, presidenta de la SCJN.


Las bases de la 4T las dejó Andrés Manuel López Obrador. Construir el segundo piso del proyecto parecía simplemente continuar el proyecto. Vemos hoy que no es así. La pandemia inesperada del Covid-19 fue para AMLO lo que hoy son para Claudia Sheinbaum las políticas y actitudes de Trump. Salió adelante informando y manteniendo cercanía con el pueblo y Sheinbaum sigue su ejemplo.


En la lucha que libra contra la hipocresía de los detractores de todo lo que hace y dice, que se regocijan de las dificultades que le imponen desde exterior, los partidarios de que continúe la transformación no deben regatear apoyo a la presidenta, por el bien de México.


Iguala, Gro., julio 7 del 2025

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