Por: Álvaro Venegas Sánchez

Pareciera que el presidente hizo muy bien al ponerla en Atención Ciudadana y súper mal designarla secretaria de Educación Pública. Denostación y descalificación contra ella, inconsciente o interesadamente, por supuesto igual apuntan a la facultad presidencial. Propios y extraños, incluso mencionan otras mujeres con mejor perfil académico y carrera política, y consideran prevaleció el criterio político y de lealtad. Aceptando tengan razón sólo queda entender que, siendo el último tercio del sexenio, López Obrador prefirió no andar experimentando ni probando. Tuvo, tiene que echar mano de sus leales.

En las primeras reacciones se ubicó el dirigente de la sección 9 (democrática) es decir de la CNTE. Declaró: Leticia Ramírez Amaya dejó de estar frente a grupo desde 1992 y por tanto desconoce los cambios educativos ocurridos de entonces a la fecha. Y proliferaron en ese tenor los comentarios. Los expertos, cuya opinión influía en materia educativa, molestos ahora porque no encuentran eco en este gobierno, tuvieron buen motivo para volcarse desacreditando trayectoria y capacidad de la nueva titular de la SEP. Hasta del ostracismo se escucharon voces procurando reivindicar programas educativos y cuestionando que, en aras de la política, “se haya entregado la SEP a la CNTE”. Es una exageración, pero el nombramiento provocó ese tipo de expresiones.

Al inicio de los años 90, efectivamente la maestra Leticia formó parte del comité ejecutivo de la Sección 9 del SNTE como conquista del movimiento magisterial democrático. ¿Y qué tiene de malo que los trabajadores luchen por democratizar la organización gremial a la que pertenecen y en un momento dado la representen? Los disidentes históricamente siempre han sido mal vistos. En el caso de la lucha sindical magisterial porque cuestionan, exigen transparencia y respeto a los estatutos que norman la organización. Da la casualidad que, muchas veces, más que de la autoridad educativa, acoso y represión provienen de dirigentes que, una vez dentro de la estructura de representantes, no quieren salirse y hacen hasta lo que debieran para impedir haya renovación de cuadros.

Por otra parte, ¿por qué menospreciar a una maestra egresada de la Escuela Nacional de Maestros? Veamos los antecedentes. Más allá de la grandeza de personajes que pasaron por la SEP como José Vasconcelos, Torres Bodet, si gustan hasta González Avelar ¿qué eran Reyes Tamez, Josefina Vázquez Mota, Aurelio Nuño? En cambio, no fueron objeto de campaña negativa. ¿Por qué? ¿Porque no venían de escuelas públicas y la educación, con ellos, quedaba en buenas manos?

La tarea de Leticia Ramírez está prevista. Recibe como le entregan sin responsabilidad de lo que no hicieron los anteriores. Por demás, el propio presidente ha dicho que ya le falta poco para terminar. Por tanto, la nueva secretaria en el lapso de tiempo que le queda, lo que debe hacer es compenetrarse pronto de la infinidad de asuntos. Nada fácil. Maestros en servicio que algo saben de estos retos, entienden que sólo para dirigir una escuela de cualquier sector o nivel educativo, es necesario cierto tiempo para lograr imprimir al proceso educativo la dinámica deseable. Para ello, gran disposición, ánimo de diálogo, tolerancia, conciliación para armonizar con los trabajadores de la educación y padres de familia, son factores más que indispensables.

La nueva escuela mexicana y La escuela es nuestra, es de esperar aterricen en el Nuevo Plan de Estudios y los nuevos libros de texto. Sin embargo, de estos últimos, precisamente en esta semana que está iniciando, el magisterio de educación básica reanuda para recibir información al respecto y qué escuelas podrían considerarse para pilotear el nuevo Modelo. Esto significa que, novedades propiamente no habrá por ahora. Los docentes laborarán en este ciclo 2022-2023, apegándose en lo general a los programas y textos que han utilizado. El posible legado educativo de este sexenio, se conocería hasta el año escolar 2023- 2024.

En esta lógica y considerando los antecedentes mencionados, la preocupación de expertos por la educación resulta falsa; a la vez pretexto para desahogarse contra AMLO. Criterio de interés político y lealtad han determinado siempre nombramientos o cambio de funcionarios inferiores al presidente de la República. Lo digo consciente de que, algunos de mis amigos de Morena, los pone de mal humor escuchar: “no hay cambio, es lo mismo”. Me sorprendió, igual que a muchos, la incorporación al gabinete de Esteban Moctezuma, luego que lo sacaran y pusieran a la maestra Delfina Gómez nada más para esperar el tiempo electoral en el estado de México. Ni modo. Como maestro y ciudadano tengo esa percepción.

Iguala, Gro., agosto 22 del 2022.

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