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Estados Unidos. El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, justificó este lunes en Naciones Unidas la invasión de Ucrania y cargó con dureza contra los países occidentales, a los que acusó de dinamitar el orden internacional para evitar perder su dominio.
Lavrov viajó a Nueva York para presidir una reunión especial del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada por su país aprovechando su presidencia de turno de este órgano y centrada en la defensa del multilateralismo.
Tanto el tema de la cita como los mensajes del ministro ruso fueron tachados de «cínicos» e «hipócritas» por Europa y Estados Unidos, que subrayaron que Moscú busca hacer creer al mundo que se preocupa por las normas internacionales pero al mismo tiempo está invadiendo ilegalmente a un vecino.
MOMENTO MÁS PELIGROSO DESDE LA GUERRA FRÍA
El jefe de la diplomacia rusa dedicó la práctica totalidad de su discurso a denunciar lo que Moscú ve como intentos de Occidente por controlar el mundo y frenar el «establecimiento de nuevos centros de desarrollo independientes».
La consecuencia, aseguró, es que el mundo ha llegado «a un umbral peligroso, quizás incluso más peligroso que durante la Guerra Fría”.
«Nadie dio permiso a la minoría occidental para hablar en nombre de toda la humanidad», insistió Lavrov, que acusó a Estados Unidos y sus aliados de destruir la arquitectura internacional creada tras la Segunda Guerra Mundial para tratar de sustituirla por un «orden basado en reglas» que «nadie ha visto» y que no se han negociado.
Así, entre muchas otras cosas, denunció las intervenciones militares en Irak, Libia y la antigua Yugoslavia; las sanciones occidentales contra su país y otros Estados o la supuesta manipulación de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Además, acusó a EU de buscar hoy la «destrucción de la globalización» que promovió durante muchos años y de entrometerse al mismo tiempo en procesos políticos en Latinoamérica, Asia y otras regiones.
Sobre Ucrania, Lavrov apuntó a la expansión de la OTAN, al cambio de Gobierno en Kiev en 2014, al «régimen nazi» instalado en el poder y a la «guerra lanzada en el este» del país como algunos de los factores que explican la situación actual.
Según dijo, todo es parte de un plan de Estados Unidos para usar su influencia con las autoridades ucranianas para tratar de «debilitar a la Federación Rusa» y «eliminar competidores».