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Estados Unidos. Paloma, una joven brasileña de 19 años, lamentó las dificultades para acceder a los productos menstruales.
«Una de las cosas más duras de la menstruación, y aquí no hablo sólo por mí, sino en su conjunto, es el tema del acceso, debería haber más toallas sanitarias en lugares públicos”, dijo.
En América Latina persisten tabúes en torno a la menstruación..
Sólo nueve de 31 países de la región consideran como productos de primera necesidad los de higiene menstrual, con lo que reportan un menor IVA, señala el estudio Impuestos Sexistas en América Latina, de la Fundación Friedrich Ebert.
La pobreza del periodo describe la lucha que enfrentan mujeres y niñas de bajos ingresos al intentar adquirir productos.
El término también se refiere al aumento de la vulnerabilidad económica que enfrentan mujeres y niñas debido a la carga financiera planteada por los suministros para la menstruación.
Estos incluyen no sólo toallas sanitarias y tampones, sino también gastos relacionados, como analgésicos y ropa interior, según lo define el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Chile tasó estos productos con 19% de IVA, mientras que Uruguay lo fijó en 22%, los más altos de la región, recopiló la organización Plan Internacional.
En ocasiones, persiste la idea de que la menstruación es una limitante, las niñas y jóvenes son excluidas de actividades cotidianas, o bien, faltan a la escuela.