Por: Jaime Irra Carceda

Si occidente no hace algo pronto, en el próximo invierno en Ucrania, podrían morir miles, miles, miles de hombre, mujeres, jóvenes, niños y ancianos en ese país.

El dictador ruso, Putin, ha iniciado la destrucción de las fuentes de energía eléctrica en aquel territorio, lo que significa que en el invierno los ucranianos no contarán con calefacción, vivirán en la penumbra, carecerán de alimentos, medicinas y sus vidas penderán de un hilo.

Este viernes 4 de noviembre diversas fuentes de información, entre ellas la cadena norteamericana CNN, dio cuenta de que al menos 4 millones y medio de ucranianos se han quedado sin energía eléctrica debido a los ataques, a los bombardeos putinescos sobre plantas que generaban electricidad.

Hoy en día muchos ya han muerto en Ucrania.

El periódico español, El Mundo, informó hace unos días:

Las fuerzas de Putin han atacado las instalaciones de energía con el lanzamiento de «más de 50 misiles», provocando apagones y cortando el suministro de agua en algunas partes del país.

Y agregó:

“Se han producido varias explosiones en Kiev, Jarkov, Zaporiyia y Cherkasy. Los terroristas rusos han lanzado nuevos ataques masivos contra el sistema energético de Ucrania», ha afirmado el jefe de la oficina de la Presidencia ucraniana, Kyrilo Tymoshenko, en su cuenta de Telegram”.

La tirada de Putin es obligar al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, a rendir sus armas en el ya próximo invierno, bajo la enorme presión que significa la posibilidad de que sus conciudadanos mueran de hambre, de frío, por enfermedades o por los ataques del ejército ruso, entre otras causas.

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