José Eduardo Cruz Carbajal

“Solo existe un antídoto al sufrimiento, al dolor y a la enfermedad: el amor”
Marian Rojas Estapé


Iguala, Guerrero, Mayo 4.- El nacimiento de un niño prematuro: Una experiencia que rompe el plan original de los padres, es decir, que la mamá dé a luz, esperar las horas necesarias para la recuperación, y poder emprender el regreso a casa. Un parto o cesárea que ocurren prematuramente, muchas veces suceden de manera anunciada, otras, no. Definitivamente un suceso que cambia por completo el mapa de la ruta a seguir. Los padres se enfrentan a la incertidumbre de cómo se verá afectada la salud del bebé después del parto, las oportunidades de tener a sus pequeños en brazos son cortas, ya que generalmente, los pequeños son puestos en incubadoras para la supervisión de su salud. Muchas veces, papá, continua en su empleo para así poder tener los medios para proveer los medicamentos necesarios para la atención de su bebé, mamá se queda en el hospital a tiempo completo, pero aislada de su hijo, cuidándole de lejos con su mirada y sus oraciones.

Los días en el hospital son una montaña rusa de emociones, ya que la salud del pequeño puede cambiar en cualquier momento, por la mañana está estable, por la tarde ya perdió peso, al anochecer sufre una crisis, al día siguiente el peso perdido ha sido ganado nuevamente. Tener un hijo prematuro: un suceso dado, más no pedido, una experiencia que deja claro que las cosas nos pasan a todos: a los previsores, a los que no son tan cuidadosos, a los disciplinados, y a los desorganizados, a quienes aparentemente vivieron el embarazo sin complicaciones, y por supuesto, a quienes tuvieron un embarazo complicado desde el inicio del mismo. Un parto prematuro: una experiencia que deja claro que la vida no solo tiene días de felicidad y de tristeza, también días complejos.

Un bebé prematuro es una historia, una historia de noches sin dormir, días sin comer, estudios acá, estudios allá, diversas opiniones de acuerdo a cada médico que valora al recién nacido, no me queda claro cómo lo hacen, pero, estos pequeñitos se aferran a la vida, luchan por ella, en esta historia no hay culpas, no hay descuidos, solo hay un reto que asumir y una fe que ejercitar, hay muchas preguntas, sí, pero pocas respuestas. A veces, el milagro de la vida triunfa ante un mal pronóstico, en otras, la muerte termina con la vida de los pequeños, poniendo fin a una ilusión, al fruto del amor de una pareja. Un hijo prematuro: un ser que te enseña que el amor y tus otros recursos personales te dan las agallas necearías para encarar la adversidad y salir airoso de ella.

Referencias:
Rojas, M. (2018). Cómo hacer que te pasen cosas buenas. México: Planeta

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