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Teherán, Irán. El Estado Islámico (EI) se atribuyó la autoría del doble atentado terrorista que mató a 84 personas —según un ajuste a la baja— en una ceremonia en Kerman en honor al comandante Qasem Soleimani, en Irán, por lo que aumentan los llamados del régimen y víctimas a vengar esa atrocidad.
La organización se jactó, según un comunicado difundido en Telegram, que dos combatientes perpetraron las explosiones en el Jardín de los Mártires, versión que contradice al Gobierno de Ebrahim Raisi, que inicialmente descartó un acto suicida.
Enemigos sunitas también conocidos como ISIS o Daesh recalcaron que los ataques no fueron a control remoto sino que sus aliados Omar al Mouhid y Saifala al Mujahid “hicieron detonar sus cinturones explosivos” entre la multitud, cerca de la tumba de Soleimani, líder de la Fuerza Quds que encabezó la lucha contra los califatos en la región, acto que corroboró la agencia IRNA al detallar que en la escena se halló el cuerpo desmembrado de uno de los perpetradores.
Tras ese golpe, por el que contabilizan 284 heridos, el EI convocó en una grabación a seguidores y aliados a matar judíos y cristianos en el mundo, “donde quieran”, al apuntar a civiles y objetivos en Estados Unidos y Europa, lo que pone en alerta a esas regiones y a templos religiosos ante posibles atentados.
En tanto, Irán reforzó la seguridad en la zona ante el temor de una nueva agresión contra la población que reconoce el legado de Qassem Soleimani, eliminado por fuerzas estadounidenses en un aeropuerto de Bagdad en 2020.
Las agencias iraníes Tasnim e IRNA revelaron que se prohibieron nuevas peregrinaciones, para evitar concentraciones masivas, así como estacionar vehículos en la carretera a Kernan, esto mientras en la zona agentes recuperan pistas para rastrear a todos los involucrados en la doble explosión que dejó casi un centenar de “mártires”.
En tanto, medios locales mostraron nuevas escenas de lo ocurrido y se observa a víctimas sosteniéndose entre sí para huir del caos ante una estela de humo, decenas de heridos tendidos en el suelo mientras testigos intentan detener hemorragias y paramédicos que confirmaron la muerte de decenas, al verificar que ya no tenían signos vitales.
El régimen insistió en su llamado a castigar a los culpables que en su “desesperación” e “ira” atacaron a quienes recuerdan al líder iraní justo en su cuarto aniversario luctuoso.