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Edimburgo, Escocia. Los británicos iniciaron el lunes su largo último adiós a Isabel II, con una capilla ardiente en Edimburgo por la que desfilarán miles de personas, antes de que sea llevada a Londres para cinco días de homenajes y sus posteriores exequias.


Cuatro miembros de la Compañía Real de Arqueros, guardaespaldas de los monarcas en Escocia, guardaban las cuatro esquinas del féretro, que permanecerá expuesto durante 24 horas en la catedral Saint Giles de la capital escocesa.


Las primeras personas comenzaron a desfilar frente a él, algunos con lágrimas en los ojos.
El ataúd permanecía cerrado, privando de ver el rostro de la monarca, que falleció el jueves a los 96 años en su residencia escocesa de Balmoral.


«Estoy aquí desde las diez y media de la mañana», contó Lorraine Logan, una jubilada escocesa de 60, que presenció la breve procesión con los restos de Isabel II hasta la catedral.


Mañana por la tarde será llevado a Londres en un avión militar hasta la base de la Real Fuerza Aérea (RAF) de Northolt, en el que también viajarán la Princesa Ana y su esposo, Tim Laurenceser.


Una vez en Londres, los restos mortales de la reina serán llevados el miércoles en procesión del Palacio de Buckingham al de Westminster, donde los británicos podrán rendirle sus respetos hasta el día del funeral de Estado, programado para el próximo lunes.


El funeral tendrá lugar en la Abadía de Westminster y esa misma tarde, el féretro será llevado a la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, donde la soberana será sepultada.

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