Vicky Barrios
Iguala, Gro., Los incendios registrados han impactado significativamente el ecosistema de la selva baja del municipio, afectando la flora y fauna del lugar. Es especialmente preocupante el daño a las especies en peligro de extinción que habitan en los cerros entre Platanillo y El Naranjo, ya que no existe un programa para apoyar su reproducción, informó Fernando Flores Rodríguez, especialista en fauna y flora silvestre.
En esta zona habitan pequeños mamíferos, aves y reptiles que, debido a su condición, suelen aparecer calcinados tras los incendios. Entre ellos se encuentran iguanas negras, lagartijas, ranas, conejos, liebres y coaties, mejor conocidos como tejones. Además, en esta época del año es temporada de reproducción del venado cola blanca, una especie en peligro de extinción.
Los incendios suelen iniciarse en las faldas de los cerros y en las orillas de las carreteras, donde hay suficiente combustible para propagarlos, como pasto seco y desechos. Anteriormente, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMAREN) realizaba quemas controladas para «limpiar» estas áreas, pero en la actualidad ni esta dependencia ni los municipios llevan a cabo estas acciones preventivas.
«Quiero mencionar», explicó el investigador, «que en Guerrero existe un grupo especializado en el control de incendios forestales, cuyos integrantes han participado en siniestros en Canadá y Estados Unidos. Ellos podrían capacitar a brigadistas ejidales y comunales, como antes lo hacía la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR)».
Es urgente tomar medidas de prevención contra el fuego en esta temporada de estiaje. Se pueden implementar maniobras para eliminar los combustibles, como la hojarasca seca que los árboles desprenden en esta época y el pasto seco. Sin una limpieza adecuada, estos materiales se acumulan en grandes cantidades, aumentando el riesgo de incendios.
Para que se produzca un incendio forestal, deben coincidir tres factores: las condiciones climatológicas, la presencia de oxígeno y la existencia de un combustible, como hojarasca, pasto seco y desechos. En la mayoría de los casos, estos incendios son provocados o se salen de control, lo que, sumado a los factores mencionados, facilita su propagación en diversas direcciones.
Flores Rodríguez señaló que en este momento no es viable plantar árboles y arbustos. La prioridad inmediata es determinar con exactitud cuántas hectáreas fueron afectadas, realizar un estudio para evaluar el impacto y planificar la recuperación del suelo. También es importante esperar a que la temporada de lluvias ayude a arrastrar los minerales y restos del incendio. Además, se deben establecer guardarrayas para evitar nuevos incendios.
Cuando se realice la reforestación —lo cual debe considerarse al menos un año después—, es fundamental utilizar plantas y árboles nativos o endémicos de al menos dos años de vida, ya que los ejemplares más pequeños tienen pocas probabilidades de sobrevivir. Asimismo, es necesario incluir plantas menores, ya que estas ayudan a fijar el suelo y a reducir la erosión.
Finalmente, el especialista en fauna y flora silvestre destacó que es imposible reintegrar la fauna en la zona, ya que en el municipio no existen criaderos, y en la región Norte solo hay unas pocas Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre. Actualmente, solo se cuenta con criaderos de iguanas negras, algunas aves y tejones, los cuales no serían suficientes para restaurar la población afectada.
Como alternativa, propuso la creación de refugios con bebederos de agua y fuentes de alimentación para atraer a las especies que no fueron afectadas por el fuego. Esto podría facilitar su anidación en la zona. Sin embargo, la mayoría de estas especies son nómadas, por lo que, una vez que la flora se recupere y pueda ofrecer refugio y alimento, es probable que algunas regresen de manera natural.