Por: Álvaro Venegas Sánchez

Con “fuerza y corazón por México” y a nombre de millones de mexicanos, Xóchitl Gálvez celebró el 5 de febrero, Día de la Constitución, pidiendo al selecto público que la recibió en Washington: “No dejen a la democracia mexicana fuera de la agenda bilateral”. Once palabras fueron la esencia de su perorata. Previamente expuso que la continuidad de Morena en el poder es garantía de que ningún problema bilateral encontrará solución de largo plazo y por supuesto señaló que el gobierno de AMLO no tiene voluntad de colaborar ni es un aliado de Estados Unidos.

Ansiosa de agradar y quedar bien con la audiencia calificó de ofensivo que el ejército ruso, en septiembre del 2023, en plena invasión a Ucrania, haya sido invitado a desfilar en la ciudad de México para conmemorar el día de la Independencia. Asimismo, consideró humillante que, en la misma fecha, pero de 2021, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fungiera de orador principal. Sabiendo de las disputas y diferencias a nivel global, habría calculado el alcance de su intriga advirtiendo: coquetear con Rusia y China, “amenaza la construcción de nuevas alianzas”.

Hasta aquí las ideas que vendió fueron: 1) No es conveniente que Morena continúen en el poder; 2) de triunfar la coalición PRI, PAN, PRD, ella sí colaboraría; 3) sería una aliada firme de Estados Unidos, no de Rusia y China; 4) tampoco sería aliada de Cuba. Sin embargo, estos compromisos que está dispuesta a cumplir de llegar a la presidencia de México, dependen del planteamiento duro que formuló con claridad: no dejen fuera de la agenda la democracia mexicana. Al día siguiente de su gira, reverente pidió a Luis Almagro, secretario general de la OEA, instrumento de Estados Unidos, que observe antes, durante y después la elección presidencial de México; porque según ella, “está a punto de ocurrir una elección de estado”.

Es preocupante e indigna que la candidata Gálvez, en aras de asegurarse el triunfo, acuda primero a pedir apoyo exterior antes que a los mexicanos. Sobre todo, implore injerencia al intervencionista; a Estados Unidos, país capaz de invadir por intereses oligárquicos a otras naciones, así estén lejos de sus fronteras para someterlas a su dependencia, sin necesidad de invitación. ¿Será que Xóchitl no conoce la historia? o de plano ¿tan mal está que cree expresar el sentir del pueblo de México?

La democracia mexicana actual, sin duda es diferente y mejor que antes. Claro, la oposición no está gusto; al contrario. No descansa en señalar de dictador a López obrador. Un dictador seguramente muy raro. Porque por definición, dictador en una nación es aquella persona que concentra todos los poderes, es amo absoluto; impone lo que quiere, abusa, reprime, trata con dureza a los ciudadanos. ¿Acaso AMLO controla al Poder Legislativo, al Judicial y los medios de comunicación para que hablen bien de su gobierno? ¿los gobernadores lo obedecen? ¿cuántos empresarios tiene en la cárcel por no pagar impuestos millonarios?

¿Es dictador quien invierte cientos de miles de millones de pesos en programas sociales, trata mejorar el sistema de salud, aumenta el salario mínimo, diariamente informa a su pueblo y recorre el país en giras para supervisar obras de infraestructura sin disponer de un aparato de seguridad personal? ¿es dictador AMLO porque los que lo intrigan, calumnian e insultan hasta con disparates, quisieran ser tratados con atención y diminutivos de cariño, pero él simplemente los ignora?

No confundirse, Xóchitl Gálvez fue a implorar ayuda para que vuelva la democracia simulada; la que funcionó de maravilla para las élites durante la época que el Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, calificó de “dictadura perfecta”. Aquella en que supuestamente había equilibrio social gracias a tres poderes distintos, pero que, en la vida real, dependían, estaban acotados por un presidencialismo verdadero. Obviamente, a los que se beneficiaron y acostumbraron a la dictadura perfecta, los aterra que la 4T avance y se consolide en la próxima elección. Disminuir su presencia en el Legislativo y sobre todo en el Poder judicial en el cual están atrincherados, sería el acabose para ellos, no así para México ni para la mayoría de los mexicanos.

Iguala, Gro., febrero 12 del 2024.

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