Por: Álvaro Venegas Sánchez

Durante años en las concentraciones pequeñas y multitudinarias, infinidad de personas con orgullo, sentido de pertenencia y lealtad con la lucha del Movimiento de Regeneración Nacional y el líder, han coreado incansablemente: “Es un honor estar con Obrador”. Sin embargo, a escasos días de que AMLO culmine histórico sexenio, sus hijos han dirigido una carta abierta a la opinión pública para desmentir acusaciones de mala fe hechas contra de ellos. El mensaje que dan parece la otra cara de la moneda; de desdicha o, al menos, contrasta con el grito que resume el sentimiento popular hacia el presidente de la República.
Mencionan versiones mediáticas con aseveraciones calumniosas basadas en supuestos dichos de terceros, espionaje, conjeturas e información sesgada con el deliberado propósito de dañar su honorabilidad e imagen pública. El acoso y la difamación sufrida por su padre durante toda su trayectoria política, señalan, “se extendió a nosotros, haciendo que desde niños nuestra vida tuviera dificultades que otras personas no suelen padecer”. Es comprensible. Nadie sabe de otro que haya llegado a la presidencia de México habiendo sido antes disidente político y luchador social. Por tanto, vilipendiado. Menos que tuvieran estudiando a sus hijos en escuelas públicas de colonias de la periferia. No. Los vástagos, acudían a colegios particulares y gozaban de trato especial.
Bajo ese tenor pueden ubicarse Peña Nieto (de quien más que del hijo se habló de la pareja que tuvo durante el sexenio) Felipe Calderón, Fox (cuyos hijastros, los hijos de Martita, a pesar de todo no fueron tema de escándalo para los que ahora son oposición) Ernesto Zedillo, Carlos Salinas, Miguel de la Madrid, José López Portillo, etc. ¿Y el hijo de Xóchitl Gálvez? Lo que de él se vio y supo, no fue gracias “a los periodistas profesionales”; para algunos de estos el negocio es calumniar.
Gonzalo Alfonso y Andrés Manuel López Beltrán, en la misiva desmenuzan seis señalamientos en su contra formulados por la asociación Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), el portal Latinus, el rotativo estadounidense The New York Times y el diario mexicano El Universal. Son señalamientos, afirman, para llamar la atención y “fueron retomados por sectores, personajes de la oposición política y por medios de comunicación adversos al presidente y al gobierno de la cuarta transformación de dudosa respetabilidad y probados vínculos con la corrupción política”.
Entre las versiones que refutan y aseguran que carecen de fundamento está el pretendido tráfico de influencias y presuntos hechos de corrupción en un contrato para la construcción del malecón de Villahermosa; supuesta gestión de convenios a favor de la empresa Romedic con PEMEX, el extinto Insabi y los gobiernos de Tabasco y Quintana Roo; insinuación de haberse involucrado en la compraventa de un terreno ubicado en la refinería Dos Bocas y en una red de corrupción en torno a concesiones mineras en Oaxaca para la explotación de balasto destinado a la construcción de las vías del Tren Maya y del Tren Interoceánico. En todos los casos, afirman, originalmente las versiones corrieron por cuenta de MCCI y Latinus.
En el mismo orden manifiestan consternación ante la cobarde e irresponsable calumnia del The New York Times por mencionarlos en una nota en la que se afirma que “investigadores” estadounidenses no identificados “consiguieron información de una tercera fuente que sugería que los cárteles del narcotráfico tenían videos de los hijos del presidente de México recibiendo lo que se describió como dinero del narco, según consta en los documentos”. Por supuesto, consideran mucha cobardía que un medio de información no le importe la honorabilidad ni la seguridad de las personas al publicar artículos o notas sin pruebas, relacionándolas con el narcotráfico y la delincuencia organizada.
Los hijos del AMLO sostienen: “ninguno de los reportajes mencionados ni ningún otro presenta una cuenta bancaria, un depósito, un video o cualquier otra prueba fehaciente que realmente nos coloque en alguno de los delitos que pretenden imputarnos”. Y finalizan el escrito que queda a consideración de quienes lo lean con lo siguiente: “EL ÁRBOL DE LA MENTIRA ES UN ÁRBOL SIN RAÍZ, QUE CON EL VIENTO MÁS LIGERO CAE, Y EL ÁRBOL DE LA VERDAD RESISTE, MANTENIÉNDOSE DE PIE Y PERDURANDO POR SIEMPRE”.
Los infames son cínicos; creen que todos los demás son iguales a ellos. De ahí que, aunque el silencio no siempre significa aceptar, fue mejor que los hermanos López Beltrán hablaran.
Iguala, Gro., julio 29 de agosto del 2024.

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