Por: Servicios AINI

Para conformar su meticulosa red de tráfico internacional de fentanilo, los hijos de Joaquín Guzmán Loera buscaron socios e intermediarios en distintas partes del mundo.

Las más de cien mil muertes por sobredosis que Estados Unidos registró en años recientes llevaron a sus autoridades a considerar el fentanilo como uno de sus principales enemigos a combatir.

Ya sea en pastillas o en polvo, el opioide sintético forma parte de una reconfiguración del mercado internacional de las drogas, donde las de origen vegetal -como la marihuana o la goma de opio- comenzaron a ser desplazadas por las sintéticas.

Con un costo de producción menor y efectos más potentes, organizaciones delictivas que durante años se han dedicado al tráfico de estupefacientes no tardaron en ver una oportunidad de negocio, la cual al ejecutarse ha dejado un sinfín de consecuencias adversas para el país de las barras y las estrellas.

Dichos precedentes resultaron suficientes para que autoridades estadunidenses se dieran a la labor de rastrear el origen de la droga encargada de desatar una crisis de salud pública, pesquisas que los llevaron hasta un viejo pero persistente problema: los cárteles mexicanos.

De acuerdo con el Departamento de Justicia, organizaciones transnacionales que operan en México -como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)- han sido las encargadas de contrabandear el opioide sintético a Estados Unidos, situación que motivó múltiples acusaciones federales.

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