Por: Leoncio Castrejón Salgado
El pasado 3 de junio se cumplió su centenario luctuoso de Franz Kafka (1883-1924).
Franz Kafka nació el 3 de julio de 1883, en el seno de una familia de comerciantes judíos, su formación tuvo lugar en un ambiente cultural alemán. Fue el mayor de seis hermanos, aunque los otros dos varones murieron de niños, suceso que le causo muchas culpas, de acuerdo con sus comentarios a lo largo de sus obras.
Franz Kafka dominaba las lenguas checa y alemana. Estudio derecho en la Universidad de Praga, por imposición de su padre, quien era de carácter irascible y autoritario.
De joven tuvo expectativas artísticas, como pintura, y su gran pasión, la escritura. Fue hasta 1912 que Kafka toma conciencia de su vocación por las letras, desarrollando su primera novela corta titulada “Descripción de una lucha”, relato de la vida de un joven apocado, asustadizo, inseguro y desarraigado, que vive en permanente conflicto consigo mismo y con todo lo que lo rodea; la lucha a la que se refiere en su obra corta, es personal y parece ser la sensación de un escritor primerizo, en ese mundo caótico al que se enfrenta.
Un año después, publicó su primer libro “Meditaciones”, en este reúne pequeños fragmentos de su diario en prosa, en el que manifiesta su inquietud espiritual. Hay que decir que, como escritor Franz Kafka, no fue muy célebre en vida, ya que sus siguientes obras eran reconocidas apenas, entre su círculo de amigos y admiradores.
En el lapso del estallido de la Primera Guerra Mundial 1914-1918, para Kafka fue una etapa prolífica en la que escribió novelas como: “El Proceso” (1913); “La Condena” (1913); “La Metamorfosis” (1915): “El Chofer”, la cual incorporaría más tarde a “El Fogonero”: “La Colonia penitenciaria” (1919), y “Un médico rural” (1919), integrada por 14 cuentos fantásticos. Sus textos fueron publicados de forma modesta en su natal Praga.
En lo sentimental, Franz Kafka se enamora a sus 29 años, conoció a la escritora Felice Bauver, de quien se dice, fue el amor de su vida. Prueba de ello son las más de 500 misivas y tarjetas postales que se enviaron entre 1912 y 1917. Las misivas se dieron a conocer a través de la Editorial Nórdica con el título “Cartas a Felice” (1967). El amor que se tuvieron los llevó a comprometerse en matrimonio, sin embargo, el compromiso se disolvió al diagnosticarle tuberculosis a Kafka.
A lo largo de sus textos, Kafka revela las heridas abiertas que tenía con su padre, Hermann Kafka, pues siempre lo humilló y despreció, ya que lo consideraba un soñador y perdedor, pues distaba mucho del esquema de éxito que tenía. A través de la ficción, el autor reflejaba sus experiencias personales e íntimas, transformaba su realidad cotidiana en sueños y pesadillas, en las que se asomaban sus inseguridades y miedos.
En noviembre de 1919 redactó “Carta al padre”, donde cuenta su sentimiento de debilidad ante la autoridad suprema paterna, calificada de inalcanzable, impenetrable, imprevisible e implacable. Al agravar su enfermedad, se jubiló y mudó a una casa de campo, donde escribió “El Castillo” (1922). Un año más tarde, conoció a su pareja, Dora Diamant, quien lo acompañó hasta su muerte. Franz Kafka, murió el 3 de junio de 1924 en el Sanatorio de Wiener Wuald, cerca de Viena, a causa de una crisis de tuberculosis.
Decíamos al principio, de su afición por el dibujo. Hace tres años (2021), los admiradores de Franz Kafka prácticamente se arrebataron el libro en español que publicó Galaxia Guternberg con todos los dibujos del autor checo. Descubrieron la faceta que había permanecido un tanto oculta por su peso literario. La crítica lo describió como realista, fantástico, grotesco e inquietante.
El periodista y escritor Max Brod (1884-1968), gran amigo de Kafka fue quien conservó y recopiló no solo los manuscritos literarios, sino también los dibujos desde el momento mismo en que nacieron. En 2019, la Biblioteca Nacional de Israel dio a conocer ese material; fue entonces cuando por fin un tribunal resolvió la disputa judicial de más de una década sobre la propiedad del acervo.
Sin embargo, hay que recordar que antes de morir, Franz Kafka había pedido a su amigo que destruyera todo, escritos y cartas. En el caso de los dibujos de Kafka, la crítica ha considerado que los realizaba con un manifiesto y serio interés por el arte. A Kafka sus dibujos le parecían poco dignos para ser conservados.
Se ha dicho que Franz Kafka tuvo el gusto por lo artístico por su madre Julie Löwy, quien tuvo una educación refinada y se desenvolvió en un ámbito de profesores universitarios, bohemios y artistas del que abrevó su hijo, quien descubrió su talento para el dibujo en su primer año de universidad de Praga, donde estudiaba para ser abogado por orden de su padre.
Sin embargo, como un acto de rebeldía y para no dedicarse por entero al estudio de las leyes, se inscribió en cursos de arte, arquitectura y filosofía. Y vaya que, para sorpresa suya, descubrió que tenía un talento nada despreciable para el dibujo, y llenó los márgenes de sus cuadernos y libros jurídicos con sus trazos.
Por lo anterior, la interrogante viene de inmediato: ¿Por qué Kafka abandonó el dibujo en favor de la literatura?, es una de las preguntas que de manera constante y recurrente se hacen los estudiosos de su obre. Posiblemente la respuesta se encuentre en algo que le comentó a su amigo Gustav Janouch, citado en el libro “Conversaciones con Kafka” (Derek Verschoile Limited, 1953): “Me gustaría mucho poder dibujar. De hecho, siempre lo intento. Sin embargo, nada resulta de ello. Mis dibujos son una escritura pictórica puramente personal, cuyo significado ni yo puedo descubrir pasado un tiempo”
¡¡ Mientras tanto… que tenga usted, un excelente fin de semana!!